A partir del domingo pasado, Elly Schlein tendrá que gestionar la difícil resistencia interna que se oponía a su liderazgo, pero también al señalamiento de ser la antítesis de Giorgia Meloni capaz de desterrar a la ultraderecha italiana.
Diputada de 37 años, es la primera mujer en dirigir el partido de oposición más grande del país, el socialdemócrata Partido Democrático (PD). Tras el triunfo, con más del 53% de los votos Schlein, una mujer italo-americana nacida en Suiza hace 37 años, feminista, laica y homosexual, promete volver más variada a la política italiana.
La llegada de la joven de izquierda se provoca luego de que Enrico Letta intentara sin éxito resucitar a los socialdemócratas después de la amarga cita electoral que diera como ganadora a Meloni. Un golpe que no puedo superar y lo llevó a convocar unas primarias el domingo pasado que, contra todo pronóstico, dieron el triunfo a Schlein.
Para todos, la nuevo líder de izquierda es la “némesis” de la Presidente del Consejo de Ministros, Giorgia Meloni. La líder de los Fratelli d’Italia (Hermanos de Italia) representa al neopos fascismo, un origen que ha logrado matizar con una socialización de las políticas más cuestionadas de la extrema derecha. En la otra vereda, Schlein arriba desde una una familia intelectual, cosmopolita y tradicionalmente de izquierda.
Pero además, llega con la pesada tarea de ser la secretaria de un partido cuyos miembros querían a Stefano Bonaccini y no a ella, incluidos los líderes de grupo de la Cámara, el Senado y el Parlamento Europeo. Nadia apostaba por ella, incluso los diarios italianos, como La Stampa, resumen: “La mujer correcta en el lugar equivocado”.
La carrera de Schlein incluye haber estado en los equipos de campaña de Barack Obama. Nacida en 1985 de una pareja de profesores ítalo-estadounidenses en Lugano, Suiza, la joven tiene un claro rasgo multicultural, más allá de sus tres nacionalidades. Llegó a Italia cuando tenía 19 años, tiempos de los que cursó estudios de derecho en la Universidad de Bolonia.
Su perfil es señalado como “atípico”. Desde participar como voluntaria en los grupos de campaña demócratas en Estados Unidos, hasta ser descripta por el diario El Corriere della Sera como una auténtica “intelectual” que también ocupa el tiempo libre a jugar al videojuego Monkey Island.
Culta, cinéfila y melómana, la nueva figura italiana ha reconocido sentirse a gusto en el movimiento de derechos civiles y de protesta, de orientación socioecológica y progresista, que ya le ha valido el mote de “la anti-Meloni”.
Sus primeras palabras, al menos para aquellos que votaron por ella, destacan su “responsabilidad por no traicionar la confianza del pueblo democrático”.
Le siguieron de inmediato los objetivos políticos, direccionados a aclarar las ansias internas o los desafíos externos: “Seremos un problema para el gobierno de Meloni, estaremos aquí con un programa cuyas consignas son salario mínimo, medio ambiente, trabajo. Construyendo “oposiciones en defensa de los pobres, de las escuelas públicas” y “barricadas contra cualquier recorte a la sanidad”.
La sorpresa ha movido la agenda política italiana. El escenario socialista contaba con el triunfo de Bonaccini, un típico candidato del partido que representaría las posiciones clásicas del movimiento obrero. Incluso alguien que podría estrechar acuerdos con la centro-derecha del país. Al contrario, Schlein se ha desmarcado de estas posibles alianzas. De hecho su historia política demuestra que se ha alejado de muchos acuerdos políticos.
Entre las muchas preguntas que se hace la política italiana, tras su triunfo, esta la inquietud de “¿cómo ganó Elly Schlein?”. Los editorialistas romanos aluden más a las imágenes que a las palabras. Algunos adelantan un reto imaginario televisado entre la Jefa de Gobierno y la nueva líder de la oposición. “¿Quién sería más efectivo contra Giorgia Meloni? ¿Un gobernador de largo plazo, un hombre de mediana edad o un parlamentario emergente, una mujer joven, con un chiste listo?”, se pregunta El Corriere.
Aunque son conjeturas algunas suenan convincentes. Incluso, que los partidarios demócratas hayan querido salir de las premisas tradicionales para buscar una rival en el cargo de su secretaría con un peso distinto. Tan inesperado, pero que tenga una valor tan determinante como Meloni para la derecha. Tan distintas, pero tan parecidas a la vez.
Un grita extremista en la alocada política italiana. Un panorama tan disímil, donde por un lado, Meloni multiplica los comentarios inquietantes sobre los derechos de las mujeres y las personas LGBT y, desde el otro, Schlein cuestiona a los ultraconservadores. “Soy una mujer. Amo a otra mujer y no soy madre, pero sigo siendo mujer. No somos úteros vivos, sino personas con derechos “, dijo la joven política unos días atrás.
Por el momento, todo es en las formalidades correcto. Meloni envió sus “felicitaciones” a Elly Schlein. “Espero que la elección de una joven al frente del PD pueda ayudar a la izquierda a mirar hacia adelante y no hacia atrás “, agregó. Sin embargo, todos esperan los dardos punzantes de sus socios: Silvio Berlusconi y Matteo Salvini.
Seguir leyendo: