Doce horas de formación por día, seis días por semana: los soldados ucranianos que aprenden a manejar tanques en Alemania no tienen “tiempo que perder” para volver lo antes posible al combate.
“Nuestros camaradas nos esperan”, expresa uno de ellos, Vitali, de gafas rojas y rostro oculto por un pañuelo para mantener su anonimato.
Es parte de los cientos de militares ucranianos reunidos en Munster, un pequeño poblado del norte de Alemania, a unos 2.000 km de los combates alrededor de Bakhmut, donde las tropas rusas concentran sus ataques.
La violencia de la guerra parece lejana en esta base militar donde los tanques Leopard 2 duermen en hangares tras grandes puertas blancas. Algunos son lavados con mangueras por soldados en uniforme.
Pero Ucrania está en la mente de todos y estos soldados están “muy motivados”, asegura uno de los entrenadores alemanes, el teniente coronel Markus D, a periodistas que acompañan al ministro de Defensa, Boris Pistorius, en la base.
En este centro de formación del ejército alemán, comandantes, futuros conductores y artilleros aprenden lo básico del manejo de los tanques pesados de combate Leopard 2 A6, de los cuales Alemania entregará 14 a Ucrania a finales de marzo, junto a 40 vehículos blindados de transporte de personal.
”Sin opción”
Los militares ucranianos presentes en Munster tienen poca experiencia en el pilotaje y manejo de carros blindados. “Yo diría que solo 20% de ellos tienen lo que uno podría llamar bagaje”, explicó uno de los entrenadores, el teniente alemán Peter.
Los más experimentados condujeron tanques soviéticos, muy diferentes de los Leopard, de tecnología avanzada.
“Estamos acostumbrados a los viejos tanques soviéticos. Estos son modernos y nuevos”, dice Anatoli, un soldado ucraniano que habla bajo la condición de anonimato.
“Un combate con un Leopard es totalmente diferente”, agrega Peter.
El programa dura cinco semanas, la mitad que en tiempo normal.
El ritmo es intenso: seis días de siete, jornadas de 12 horas y una concentración constante porque hay que traducir la lección.
El entrenamiento combina prácticas con simuladores y en los aparatos disponibles en la base.
“Es duro, pero no tenemos opción”, expresa Anatoli, de unos 50 años.
¿Bastarán esas cinco semanas para que los soldados ucranianos se defiendan, cuando muchos expertos temen una próxima ofensiva rusa”.
“Ya lo veremos”, afirma Peter.
Mejor que un Jiguli
La llegada de tanques occidentales sobre el frente tendrá “ciertamente un muy buen efecto”, quiere creer Anatoli.
Dice estar convencido de la superioridad del Leopard 2, un aparato reconocido del cual varios países entregaron unidades a Ucrania.
“Es como la diferencia entre un Mercedes y un Jiguli”, bromea en referencia a las versiones soviéticas de los Lada.
Para los soldados alemanes, entrenar a los ucranianos, obligados a hacer la guerra en el corazón de Europa, no es banal.
La historia de la base militar de Munster se remonta al siglo XIX y a la era prusiana.
Ciudad de guarnición hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas de ocupación británicas instalaron allí un campo de prisioneros alemanes tras la derrota de los nazis.
Finalmente, fue allí donde en la década de 1950 la Bundeswehr abrió su escuela para tropas de tanques.
“Mentiría si dijera que no estamos emocionados. Un soldado sin emoción no es soldado”, explica el teniente Peter.
Pero el orgullo domina.
“Sabemos que lo que enseñamos a nuestros compañeros ucranianos se pondrá en práctica en el frente”, cuenta otro entrenador. “Y podremos decir que participamos”, agrega.
(Con información de AFP)
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