Joe Biden y Vladimir Putin se preparan para un duelo retórico este martes a 1.200 kilómetros de distancia

Este martes, el Presidente de Estados Unidos hablará ante el parlamento polaco mientras el ruso lo hará ante la Duma en Moscú. Expectativas por señales sobre el futuro de la guerra

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Joe Biden y Vlaidmir Putin
Joe Biden y Vlaidmir Putin en su último encuentro en Ginebra, Suiza, en junio de 2021 (REUTERS/Kevin Lamarque)

A horas del 24 de febrero, la fecha en que se cumple un año del conmienzo de la invasión rusa a Ucrania, se suceden los gestos simbólicos que intentan ratificar posiciones y dar señales de hacia dónde va esta guerra que ya ha dejado miles de muertos y cuyo final no se avizora cercano.

Joe Biden dio el primer paso con una sorpresiva escala en Kiev para dar un nuevo respaldo a Volodimir Zelensky y llevarle promesas de más armamento esta vez en su propia casa, un viaje que por cuestiones de seguridad se había pospuesto al comienzo de la guerra pero que en este momento cumplió como una doble señal: primero, recordó que, a pesar de sus intentos, Rusia no pudo tomar la capital ucraniana que hoy ha recuperado mucho de la nomalidad de su vida cotidiana al punto que el presidente de Estados Unidos se pudo permitir una visita. Biden recordó cuando habló telefónicamente con su par ucraniano apenas comenzaron a caer las bombas rusas sobre su país: “Esa oscura noche hace un año, el mundo se preparaba literalmente para la caída de Kiev. Quizá incluso para el final de Ucrania” pero subrayó que “la guerra de conquista de Putin está fracasando”.

Segundo, el presidente estadounidense se comprometió a una partida adicional de 500 millones de dólares en ayuda militar, que incluiría proyectiles para lanzadores de obuses, misiles antitanque y radares de vigilancia aérea, además de los tanques Abrams que están el camino. Claro que Zelensky pidió cazas y otro armamento sofisticado porque si bien la ayuda internacional sirvió para frenar el avance ruso y obligarlo al repliegue, todavía parece necesario un golpe mayor para doblegar definitivamente a Putin y forzalo a la retirada total con la que sueñan los ucranianos.

Este martes se podrucirá un combate dialéctico a corta distancia, pues Biden hablará ente el parlamento polaco en Varsovia mientras Putin hará lo mismo ante la Duma en Moscú.

Hay expectativa sobre qué terminos utilizarán para referirse a la actual coyuntura y el futuro cercano.

Un año atrás, también en Polonia, el presidente estadounidense reclamó un cambio a fondo en Moscú que comience con la salida de Putin. “Por el amor de Dios, este hombre no puede permanecer en el poder”, dijo entonces, unos dichos que los voceros de la Casa Blanca tuvieron que salir a matizar después para evitar una escalada aun mayor de un conflicto que ya helaba la sangre del mundo.

¿Volverá Biden a expresarse en términos semejantes un año después? ¿O buscará abrir alguna puerta para una retirada negociada de Moscú?

A unos 1.200 kilómetos de allí, Putin dará su primer discurso ante el Parlamento desde abril del año pasado. Una presentación prevista para fin de 2022 fue cancelada con la excusa de “problemas de agenda”, según la versión oficial, cuando desde el frente de batalla sólo llegaban malas noticias para el jerarca ruso.

Los voceros del Kremlin anticiparon que el presidente hablará sobre diversos asuntos de la coyuntura nacional, pero sin dudas la guerra será un tema central. De hecho, habrá entre los invitados especiales a la Duma una importante cantidad de militares en la platea.

La expectativa, en su caso, se centra en si volverá a usar la palabra “guerra” que pareció escapársele al pasar a fin del año pasado o seguirá con la mascarada de la “Operación Militar Especial” con la que la bautizó en un primer momento la avanzada rusa sobre Ucrania. En terminos legales, el uso del término “guerra” activaria una movilización masiva y otras consecuencias sobre la vida cotidiana más allá de la movilización parcial que llevó a cabo hasta ahora y que sumó en total unos 500 mil efectivos, entre una primera tanda de 350 mil y una segunda de 150 mil. Parte sustancial de ellos ya están en zonas de combate y reemplazando tropas que llevan meses combatiendo. A ellos se suman unos 30 mil efectivos del grupo de mercenarios Wagner.

¿Pero estará el jerarco ruso en condiciones de exigir una mayor movilización cuando en los últimos meses sólo ha acumulado disgustos y retrocesos militares y el descontesto es mayúsculo entre los soldados y los familiares de los caídos? La última convocatoria de reservista provocó una estampida de hombre que huyeron de Rusia con tal de evitar poner su cuerpo en el aventura bélica del Presidente.

Otro punto en el que estarán atentos los oidos de los analistas es si Putin da alguna señal sobre cuál podría ser el final de esta aventura. ¿Planteará, por ejemplo, que si termina de conquistar la zona del Donbas, donde hoy se concentran los combates más cruentos, abriría luego alguna negociación de paz?

Las agencias de inteligencia occidentales especulan que Putin podría anunciar este año que las tierras ucranianas que tomó pasan a ser parte de la Federacion rusa y decida entonces desplegar armas nucleares de corto y mediano alcance en las mismas.

A nivel militar operacional, existe un debate dentro de la OTAN sobre hasta que punto Rusia podrá realizar una masiva y eficiente ofensiva de primavera, saliendo de la zona de confort en que ha estado en los últimos meses con guerra de trincheras y de desgaste. La superioridad rusa en cantidad de hombres y piezas de artillería, le brinda ventaja sobre Ucrania. Pero también es verdad, que Moscu quiere avanzar antes que llegue una masa crítica importante de tanques, aviones y misiles con alcances de más de 150 kilómetros a los arsenales ucranianos.

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