El gobierno de Australia acusó este martes a Irán de espiar a activistas y disidentes contrarios al régimen de Teherán que habitan en el país oceánico.
La ministra australiana de Interior, Clare O’Neil, dijo que la agencia de inteligencia desbarató a finales del año pasado “las actividades de unos individuos que habían llevado a cabo la vigilancia del domicilio (en Australia) de un iraní-australiano” en el contexto de las protestas contra Teherán.
“En Australia es perfectamente legal criticar un régimen extranjero, como lo han hecho decenas de miles de personas en todo país en respuesta a los hechos en Irán”, declaró la ministra desde la facultad de seguridad de la Universidad Nacional Australiana.
Estas manifestaciones, que estallaron en Irán a raíz de la muerte el 16 de septiembre de Mahsa Amini tras ser detenida por la Policía de la moral por llevar mal puesto el velo islámico, se replicaron en muchos países, incluido Australia.
O’Neil reafirmó, durante su discurso, que las autoridades australianas serán “implacables” contra todo acto de interferencia extranjera que trate de actuar en su territorio, que, según la ministra, no se limitan solo a Irán.
“No vamos a dar un paso atrás y tener australianos o incluso visitantes en nuestro país, vigilados y rastreados por gobiernos extranjeros en nuestro suelo”, subrayó la ministra.
“A los Estados que operan en la sombra, tengo un mensaje sencillo: los estamos vigilando. Cuando sus operaciones sean de interés nacional, las descubriremos”, advirtió o’Neil, al prometer que su gobierno actuará con transparencia y revelará los países y actos de injerencia cometidos en Australia por otros países.
En los últimos años, las autoridades australianas han visto con preocupación cómo países como China, Irán, Ruanda y Camboya intimidan y vigilan a sus opositores políticos en el país oceánico, señaló hoy la cadena pública ABC.
Ante este escenario, Australia ha aprobado en los últimos años una batería de leyes para bloquear la injerencia extranjera en la política y economía del país, especialmente la procedente de Beijing a quien se acusa de estar detrás de ataques informáticos contra universidades y entes gubernamentales y se sospecha que financió a algunos políticos y periodistas.
Teherán,a través de su Guardia Revolucionaria, reprimió severamente las protestas por la muerte de Mahsa Amini en las que, desde su inicio, se han registrado más de 500 muertos y decenas de detenidos, lo que generó manifestaciones de solidaridad en todo el mundo, incluyendo Australia.
(Con información de EFE y AFP)
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