El líder supremo norcoreano, Kim Jong-un, visitó un cuartel militar con su hija con motivo del 75 aniversario de la Fundación del Ejército Popular de Corea (KPA), informaron hoy medios estatales.
Kim acudió el martes a las instalaciones, cuya localización exacta no se precisó, junto a su hija, cuyo nombre se cree que es Kim Ju-ae, y pronunció un breve discurso en un banquete celebrado con motivo de la visita, explicó la agencia de noticias KCNA.
La visita se produjo en medio de indicios de que Corea del Norte se prepara para organizar un gran desfile militar en la capital, Pyongyang, en el que podría mostrar los últimos equipos de un creciente programa de armas nucleares que aviva la preocupación de sus vecinos y de Estados Unidos.
El líder norcoreano calificó a las tropas norcoreanas como “las más poderosas del mundo” durante un breve discurso pronunciado en el banquete, aunque no realizó mención alguna a Corea del Sur o EEUU en un momento de creciente tensión en la península.
Tanto él como su hija lucieron traje negro durante el acto.
En su cuarta aparición pública conocida, la hija de Kim, Kim Ju-ae, de unos 9 o 10 años de edad, permaneció junto a su padre mientras éste estrechaba la mano de altos funcionarios y se sentaba a su lado en una mesa.
Los analistas afirman que la decisión de Kim de llevar a su hija a actos públicos relacionados con su ejército es para recordar al mundo que no tiene intención de renunciar voluntariamente a sus armas nucleares, que aparentemente considera la mayor garantía de su supervivencia y de la prolongación del dominio dinástico de su familia.
La elevada descripción que los medios de comunicación estatales hacen de Kim Ju-ae, a quien han calificado de “respetada” y “querida”, también ha inspirado el debate sobre si se la están preparando como sucesora de su padre. Asistió en noviembre a una prueba de vuelo de un misil balístico intercontinental y lo ha acompañado a una reunión con científicos militares y a una inspección de misiles balísticos.
La visita se produjo un día después de que Kim presidiera una reunión con sus altos mandos militares y pidiera una ampliación de los ejercicios de combate destinados a agudizar la preparación bélica, mientras busca intensificar una ya provocativa carrera de demostraciones de armamento ante el agravamiento de las tensiones con sus vecinos y Washington.
Las fotos de los medios estatales mostraron a oficiales militares aplaudiendo en el banquete, que al parecer se celebró en el hotel Yanggakdo de Pyongyang. Kim y su hija vestían por igual con trajes negros y camisas de vestir blancas y se tomaban de la mano mientras caminaban por una alfombra roja junto a la esposa de Kim, Ri Sol Ju.
Durante su discurso, Kim dijo que era su “mayor honor” y placer ser el comandante supremo de un ejército que está “cumpliendo (la) llamada de los tiempos y la historia como el ejército más fuerte del mundo”.
Los informes de los medios de comunicación estatales sobre la visita de Kim a las tropas no mencionaron ningún comentario hacia Washington o Seúl. Pero el periódico oficial de Pyongyang, Rodong Sinmun, afirmó en un editorial el miércoles que el ejército del Norte está preparado para desencadenar un “ataque superfuerte de poder inimaginable para borrar los orígenes de las provocaciones sin dejar rastro” cuando se enfrente a amenazas enemigas.
El régimen norcoreano conmemora cada 8 de febrero el establecimiento oficial del KPA en 1948, aunque también celebra cada 25 de abril la formación, en 1932, de la guerrilla liderada por Kim Il-sung, abuelo del actual líder y fundador del país, para combatir a las fuerzas japonesas, que colonizaron la península coreana entre 1910 y 1945.
Los residentes de Pyongyang celebraron el aniversario visitando la colina Mansu de la ciudad para depositar flores y presentar sus respetos a las estatuas de sus difuntos líderes, Kim Il Sung y Kim Jong Il, abuelo y padre respectivamente de su gobernante, mientras los soldados hacían cola para saludar.
Se espera que el régimen celebre hoy en Pyonyang un gran desfile para conmemorar la efeméride.
Tras una ausencia de unos 40 días, Kim Jong-un apareció en público el lunes para presidir una importante reunión de la Comisión Militar Central (CMC) en la que abogó por “expandir e intensificar” operaciones y ejercicios bélicos.
En 2022 Pionyang realizó en torno a medio centenar de lanzamientos de misiles, una cifra récord, en muchos casos en respuesta a los ensayos militares acometidos por Seúl y Washington, lo que ha deparado una nueva espiral de tensión en la península.
La intensificación de la actividad de pruebas se vio salpicada por encendidas declaraciones en las que amenazaba con ataques nucleares preventivos contra sus vecinos y Estados Unidos en una amplia gama de escenarios en los que pudiera percibir su liderazgo como amenazado.
La animosidad podría aumentar en los próximos meses si Kim redobla su apuesta nuclear de cara a 2023.
Durante una importante conferencia política celebrada en diciembre, Kim pidió un “aumento exponencial” de las cabezas nucleares del país, la producción masiva de armas nucleares tácticas para el campo de batalla dirigidas contra la “enemiga” Corea del Sur y el desarrollo de misiles balísticos intercontinentales más potentes que puedan alcanzar el territorio continental de Estados Unidos.
Aparte de las pruebas de desarrollo, Corea del Norte también podría intensificar sus demostraciones militares en respuesta a la ampliación de las maniobras militares combinadas de Estados Unidos y Corea del Sur, que, según los aliados, pretenden contrarrestar la amenaza creciente del Norte.
La semana pasada, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Norte advirtió de que el país está preparado para contrarrestar los movimientos militares estadounidenses con la “fuerza nuclear más abrumadora”, al tiempo que condenaba los planes de Estados Unidos de ampliar sus maniobras conjuntas con Corea del Sur y desplegar en la región medios militares más avanzados, como bombarderos y portaaviones.
(Con información de EFE y AP)
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