El papa Francisco se despidió hoy de la República Democrática del Congo (RDC) con un encuentro con los obispos, a quienes invitó a ser testigos de la reconciliación en un país que vive “en medio de la violencia desencadenada por la explotación de los recursos y por los conflictos étnicos”.
Francisco se trasladará hoy a Sudán del Sur, en una visita en la que estará acompañado por el líder de los anglicanos, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el moderador de la Asamblea General de la Iglesia Presbiteriana de Escocia, Iain Greenshields, para reforzar el acuerdo de paz implementado en el país en 2018.
“No tengan miedo de ser testigos de misericordia y reconciliación en medio de la violencia desencadenada no sólo por la de los recursos y por los conflictos étnicos y tribales, sino también y sobre todo, por la fuerza oscura del maligno, enemigo de Dios y del hombre”, dijo el papa en la sede de la Conferencia Episcopal de la RDC, adonde llegó el pasado martes.
En el encuentro con Francisco estaban los 65 obispos de la RDC que representan las 47 diócesis de un país con una población de unos 95 millones de personas, de las cuales la mitad son católicos.
“Con ustedes, hermanos, veo a Jesús que sufre en la historia de este pueblo crucificado y oprimido, devastado por una violencia que no perdona, marcado por el dolor inocente, obligado a convivir con las aguas turbias de la corrupción y la injusticia que contaminan la sociedad y que sufre la pobreza en tantos de sus hijos”, dijo.
“Pero veo al mismo tiempo a un pueblo que no ha perdido la esperanza, que abraza con entusiasmo la fe y mira a sus Pastores”, añadió.
También les indicó la necesidad de “arrancar las plantas venenosas del odio y el egoísmo, del rencor y la violencia; derribar los altares consagrados al dinero y a la corrupción; edificar una convivencia fundada en la justicia, la verdad y la paz”.
Pero les advirtió de que su misión no debe ser política, sino la “del anuncio de la Palabra para despertar las conciencias, para denunciar el mal, para alentar a los que están abatidos y sin esperanza”.
“Seamos pastores y servidores del pueblo, no hombres de negocios”, aseveró.
Francisco ha realizado, en este viaje, numerosos llamamientos para que se abandonen las armas en la parte este del país, donde había previsto ir, pero debido al estallido de los combates tuvo que anular la etapa en Goma.
Según un informe de Save The Children publicado durante esta visita, más de 122.000 personas, incluidos de 65.000 niños, huyeron de sus hogares entre el 24 y 25 de enero pasados por los combates entre el rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) y el Ejército congoleño en los alrededores de Kitshanga, a unos 60 kilómetros al oeste de Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte.
Desde la reanudación de los combates con el M23 el pasado marzo después de años de calma, los insurgentes han ocupado áreas y localidades estratégicas en la RDC y el temor a la violencia ha obligado a más de medio millón de personas a abandonar sus casas, según la ONU.
Unos 5,5 millones de personas se encuentran desplazadas en la República Democrática del Congo, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), en un país con una población de 95 millones.
(Con información de EFE)
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