Italia vive por estos días una tormenta política que se desató luego de que se conociera, este miércoles, información confidencial relativa al líder anarquista encarcelado Alfredo Cospito. El reo fue condenado con los parámetros del 41 bis, el severo régimen de aislamiento penitenciario existente en el país desde los años ochenta -en un contexto de cruel y sangriento accionar de la mafia- y que al día de hoy divide a los italianos y genera gran controversia.
Los más sanguinarios capos mafiosos han sido sometidos a esta cárcel “dura”, entre ellos, el recientemente detenido jefe de Cosa Nostra, Matteo Messina Denaro. Éste régimen impone condiciones sumamente estrictas que han levantado controversia entre quienes aprueban “aislar” a estos sujetos y quienes, por el contrario, lo consideran una violación de los derechos humanos.
Si bien el 41 bis fue creado para casos relacionados con la mafia, Cospito fue castigado con esta pena en mayo por un atentado de “carácter terrorista” en Turín en 2016 por el que, si bien no se registraron heridos o muertos, cumple una condena de 20 años de prisión.
El reo, sin embargo, comenzó una huelga de hambre hace más de 100 días en señal de protesta y para reclamar que ésto sea modificado. Su petición fue apoyada por sus seguidores, quienes protestaron en las calles del país y en el exterior, como en España.
Por su parte, el Gobierno italiano ha rechazado tajantemente su accionar.“No nos rendimos ante intimidaciones y amenazas”, comentó este martes la primera ministra ultraderechista, Giorgia Meloni quien, por el contrario, expresó su solidaridad con un periodista de la televisión pública RAI que fue agredido ante la cárcel a la que fue trasladado Cospito tras un deterioro en su estado de salud este lunes.
A esto se sumó el célebre escritor antimafia Roberto Saviano, quien se refirió a la polémica y habló de las revelaciones de Giovanni Donzelli -diputado del partido de Meloni- quien aseguró a la Cámara de Diputados que Cospito había mantenido conversaciones con un jefe mafioso a quien “utilizaba” para que el Estado “cediese en el 41 bis”.
“Las revelaciones del diputado Giovanni Donzelli, de ser ciertas, demuestran que las organizaciones criminales intentan aprovecharse y explotar una elección errónea de las instituciones, a saber, el 41 bis concedido a Alfredo Cóspito”, dijo Saviano y agregó que “más allá de que no debería haberlo dicho fue útil porque confirma que el crimen organizado intenta manipular una elección equivocada en su propio beneficio”.
El 41 bis comenzó a aplicarse en Italia en 1992 luego de una ola de atentados mortales contra los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino en Sicilia. Por la gravedad de los crímenes, este régimen dispone fuertes restricciones por lo que el reo es alojado en una celda individual en la que no tiene contacto con el resto de los presos ni tiene acceso a zonas comunes. Sólo en algunos casos le son concedidas un par de horas al aire libre, siempre manteniendo el aislamiento completo y sometidos a vigilancia continuada por agentes que, a su vez, no puede mantener contacto con otros funcionarios.
Sólo en algunos casos, una vez al mes, el preso está habilitado a recibir una visita de sus familiares. La misma se lleva a cabo con una mampara blindada de por medio que elimina cualquier posibilidad de contacto físico. También se controla toda la correspondencia que recibe mientras cumple su pena en el penal y no tiene permitido el acceso a libros o revistas.
Por su dureza, el 41 bis ha sido blanco de múltiples críticas, entre ellas del Convenio Europeo para la Prevención de la Tortura, que lo considera “inhumano”. A su vez, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha levantado su voz y lo ha cuestionado y, en 2007, Estados Unidos negó la extradición a Italia del mafioso Rosario Gambino alegando que el sistema “equivale a la tortura”.
En la actualidad son 728 los condenados a esta pena, entre ellos 12 mujeres. Si bien la mayoría de ellos son mafiosos hay 4 casos de terroristas -entre ellos Cóspito-.
Ante la denuncia de Cospito de que ésto constituye “una violación de los derechos humanos”, catedráticos, filósofos, antiguos magistrados y artistas han solicitado a las autoridades que reconsideren la sentencia y “salven la vida” del líder anarquista. La junta de penalistas italianos también se ha pronunciado y calificó el régimen carcelario como una “página indigna de nuestra vida civil”.
Abogados como Giosué Bruno Naso, defensor de varios de los condenados con el 41 bis, ha explicado que ésto “ya no tiene razón de ser” porque “el terrorismo de las Brigadas Rojas y la mafia de las matanzas” ya no existen.
Sin embargo, el ministro de Justicia Carlo Nordio ha asegurado durante una sesión de urgencia en el Parlamento que es “impensable” que se “cambien las condiciones de detención” dado que “si lo hacemos, mañana podremos encontrarnos con cientos de mafiosos actuando de la misma manera”.
Más allá de las recientes polémicas, el 41 bis ha sido, a su vez, uno de los escasos puntos en los que han estado de acuerdo durante muchos años todos los partidos italianos del arco político, de la derecha a la izquierda.
“Soy de los que piensa que el 41 bis no debe modificarse en absoluto. Lo único es -precisamente porque estamos en un país civilizado y democrático- no dejar morir a nadie en la cárcel”, comentó este miércoles Stefano Bonaccini, principal candidato a dirigir el Partido Demócrata, principal opositor tras las próximas primarias.
(Con información de EFE)
Seguir leyendo: