En el frente en Ucrania, un soldado tenía problemas para disparar su obús de 155 mm, por lo que pidió ayuda a un equipo de estadounidenses que estaba al otro lado de la línea telefónica. “¿Qué hago?”, preguntó a uno de los miembros del equipo del ejército de Estados Unidos, que estaba a kilómetros (millas) de distancia en una base en el sureste de Polonia. “¿Cuáles son mis opciones?”.
Utilizando teléfonos y tablets para comunicarse en salas de chat cifradas, un grupo cada vez más grande de tropas y contratistas estadounidenses proporcionan consejos de mantenimiento en tiempo real — normalmente a través de intérpretes — a los ucranianos en el campo de batalla.
En una rápida respuesta, el estadounidenses le dijo que retirase la culata del cañón, en la parte trasera del obús, y activara el percutor de forma manual para que el arma pudiese disparar. Lo hizo y funcionó.
Este intercambio forma parte de una línea de ayuda militar estadounidense en expansión que busca ofrecer asesoramiento sobre reparaciones a las fuerzas ucranianas en el fragor de la batalla. A medida que Washington y otros aliados envían armamento de alta tecnología cada vez más complejo a Ucrania, las preguntas van en aumento. Y como ni Estados Unidos ni los países de la OTAN enviarán tropas a suelo ucraniano para prestar la ayuda en directo — por la preocupación de verse arrastrados a un conflicto directo con Rusia — han recurrido a los chats virtuales.
El soldado estadounidense, otros miembros de su equipo y responsables destacados en una base en Polonia hablaron la semana pasada con dos reporteros que acompañaban al general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, durante su visita a las instalaciones. Debido a lo delicado del operativo, las tropas hablaron bajo condición de anonimato en cumplimiento con las normas del ejército. Los reporteros accedieron a no revelar el nombre ni la ubicación de la base, y a no tomar fotografías.
Arreglar un obús es, según el equipo de reparación, una petición frecuente de los ucranianos en el frente. La necesidad de recibir ayuda con las armas se ha incrementado. Hace apenas unos meses, el llamado equipo de mantenimiento remoto tenía apenas 50 efectivos. En las próximas semanas, llegará a los 150, y el número de conversaciones encriptadas se ha más que triplicado, de 11 el pasado otoño a 38 ahora.
En la actualidad, el equipo cuenta con alrededor de 20 soldados, además de civiles y contratistas, pero la cifra de militares podría reducirse un poco a medida que se incorporen más civiles. Y esperan seguir evolucionando coincidiendo con la entrega de nuevas armas sofisticadas a las tropas de Kiev, lo que supondrá la creación de nuevos chats para manejarlas.
“Muchas veces recibimos llamadas desde la misma línea de fuego, así que hay disparos yendo y viniendo mientras tratas de ayudar a los encargados de mantenimiento a que solucionen los problemas lo mejor que puedan”, afirmó un soldado estadounidense que forma parte del equipo. A veces, agregó, hay que esperar hasta que las tropas puedan llegar a un lugar más seguro.
Uno de los principales problemas, de acuerdo con un oficial, es que las tropas de Kiev están llevando las armas al limite, disparándolas un número de veces sin precedentes y empleándolas por mucho más tiempo del habitual en su departamento.
Con su tablet en la mano, el soldado estadounidense mostró fotos del cañón de un obús, con las marcas interiores casi borradas.
“Están utilizando estas armas de formas que no habíamos anticipado necesariamente”, agregó, señalando a la pantalla. “En realidad, estamos aprendiendo de ellos al comprobar cuánto abuso pueden soportar estas armas y donde está el límite”.
Pero las tropas ucranianas suelen ser reacias a enviar el armamento fuera del país para su reparación. Prefieren hacerlo ellos mismos y en la inmensa mayoría de los casos — en el 99% de acuerdo con las estimaciones de funcionarios estadounidenses — lo hacen y siguen usándolas.
Muchos de los chats se reúnen de forma regular con trabajadores en los arsenales ucranianos. Otras veces son con soldados en el campo de batalla por armas que acaban de romperse o autos que se paran.
En ocasiones, las conversaciones por video no son posibles.
“Muchas veces, cuando están en el frente, no pueden hacer un video porque a veces (la cobertura móvil) es un poco irregular”, contó un miembro del personal de mantenimiento estadounidense. “Toman fotos y nos las envían a través de los chats, y nosotros lo diagnosticamos”.
Hay ocasiones en las que reciben una foto de un obús roto y el ucraniano dice: “Este Triple 7 acaba de explotar, ¿qué hacemos?”, añadió
Y, en lo que según dijo era una nueva habilidad destacable, los ucranianos pueden volver a montar ahora un arma partida. “Antes no podían hacer una soldadura de titanio, pero ahora sí”, apuntó el estadounidense, agregando que “algo que hace dos días había volado por los aires ahora vuelve a funcionar”.
(con información de AP)
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