La Guardia Revolucionaria de Irán advirtió el sábado a la Unión Europea que no cometa el “error” de clasificar a la organización como un grupo “terrorista”, después de que el Europarlamento pidiera incluirlos en la lista.
El Parlamento Europeo votó el miércoles a favor de incluir a la Guardia Revolucionaria en la lista de organizaciones “terroristas” del bloque por su papel en la represión de las protestas en Irán y la entrega de drones a Rusia.
Este voto no es vinculante, pero antecede una reunión de ministros de Relaciones Exteriores del bloque para discutir un endurecimiento de las sanciones contra Irán la próxima semana.
“Si los europeos cometen un error, va a haber consecuencias”, dijo el jefe de la organización, Hosein Salami, según Sepah News, la página web de este cuerpo.
La Unión Europea “piensa que con una declaración de este tipo puede sacudir a un enorme ejército”, señaló Salami.
“Nosotros nunca nos preocupamos por este tipo de amenazas ni actuamos en relación a ellas, porque cuando nuestros enemigos nos dan la oportunidad de actuar, lo hacemos con más fuerza”, agregó.
Los Guardianes de la Revolución, o Guardia Revolucionaria, supervisan a la fuerza paramilitar de voluntarios Basij que ha sido desplegada contra las protestas que sacuden el país desde la muerte en septiembre de Mahsa Amini, una kurda iraní de 22 años que murió en detención tras ser arrestada por haber violado supuestamente el estricto código de vestimenta para las mujeres.
El Parlamento Europeo pidió el jueves a la Unión Europea (UE) la incorporación de la Guardia Revolucionaria de Irán entre las “organizaciones terroristas”, a pesar de las advertencias de Teherán.
El texto adoptado el jueves, aprobado a mano alzada, destaca específicamente que las fuerzas Al Quds y la milicia paramilitar Basij, que están afiliadas a la Guardia Revolucionaria, también deben ser incluidas en la lista.
Como la Guardia Revolucionaria está presente en la economía iraní a través de numerosas empresas que controla directa o indirectamente, el texto también pide la prohibición de “cualquier actividad económica o financiera” con esas firmas.
La moción sobre este pedido había sido anunciada el miércoles en la plenaria del Parlamento Europeo en Estrasburgo, Francia, y motivó una reacción inmediata de parte del régimen iraní.
El ministro iraní de Relaciones Exteriores, Hossein Amir Abdollahian, mantuvo un contacto telefónico con el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, a quien advirtió sobre “consecuencias negativas” de tal decisión.
“Hemos afirmado en numerosas ocasiones que la Guardia Revolucionaria es una institución oficial y soberana que juega un importante y vital papel en la seguridad nacional de Irán y la región”, dijo Amir Abdolahian.
En un comunicado, la cancillería iraní apuntó que en su conversación con Borrell Abdollahian “criticó firmemente la posición emocional del Parlamento Europeo y calificó la decisión de inapropiada e incorrecta”.
Las relaciones entre Irán y a UE se han tensado desde el comienzo de las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini.
Las protestas están protagonizadas sobre todo por jóvenes y mujeres al grito de “mujer, vida, libertad”, en las que lanzan consignas contra el régimen y queman velos, uno de los símbolos de la República Islámica y algo impensable no hace mucho.
Las autoridades iraníes han respondido con una fuerte represión policial que ha causado casi 500 muertos y cerca de 20.000 detenidos, según ONGs con sede fuera de Irán.
A ello se suma la ejecución de cuatro manifestantes, una de ellas pública, y sentencias a la horca de al menos 17 personas.
Sangriento brazo armado del régimen
La fuerza del régimen de Irán nació en 1979 tras la Revolución Islámica que depuso al Sha de Persia e instauró el actual régimen teocrático dirigido por los ayatolás.
También conocida como pasdaran (“guardianes” en farsi), esta fuerza paramilitar fue pensada como una rama de las Fuerzas Armadas de Irán encargada de proteger precisamente el régimen teocrático y la república islámica, a diferencia del rol más tradicional de protección de fronteras del ejército, la marina y la fuerza aérea.
Su existencia está amparada en el artículo 150 de la Constitución de Irán, y se trata de una de las formaciones más poderosas del estado persa y una de sus más políticamente motivadas.
Se cree que actualmente cuenta con más 120.000 miembros destinados a unidades terrestres, navales y aéreas, y la Fuerza Quds, que es su división de operaciones en el extranjero. Además, controla a las milicias Basij, que suman otros 90.000 miembros.
Sus efectivos combatieron como unidades paramilitares en la guerra entre Irán e Irak entre 1980 y 1988; en la guerra civil en el Líbano entre 1975 y 1990 y durante la invasión israelí de 2006; y más recientemente en las guerras civiles en Siria y en Irak. Específicamente en el conflicto sirio iniciado en 2011, se han convertido en uno de los principales aliados del régimen del dictador sirio Bashar al Assad y una de las razones por las que éste no ha caído.
Su vinculación como patrocinador del terrorismo y su rol desestabilizador acusado por Estados Unidos, que en 2019 la designó como organización terrorista, están relacionados a las acciones de la Fuerza Quds, que dirige precisamente las operaciones iraníes en Siria, Irak, Afganistán y el Líbano, entre otros países. En este rol, la Fuerza Quds apoya y entrena a los grupos terroristas Hezbollah en el Líbano, y Hamas y Yihad Islámica en la Franja de Gaza, además de las milicias hutíes en Yemen y a distintos grupos chiitas en Siria y Afganistán.
El grupo también está vinculado al desarrollo del programa atómico iraní y su costado militar.
(Con información de AFP y EFE)
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