El presidente de China, Xi Jinping, expresó anoche su preocupación por los habitantes de las zonas rurales, donde la infraestructura sanitaria es “relativamente más débil”, en un momento en el que el país se prepara para celebrar las fiestas del Año Nuevo Lunar.
Los trabajos de prevención contra la pandemia en dichas áreas “tienen un alto grado de dificultad”, señaló Xi en un discurso publicado por los medios oficiales, en el que además pidió a las autoridades locales “fortalecer los servicios antiepidémicos” ante el “regreso de trabajadores migrantes y estudiantes” a sus hogares.
Los chinos acostumbran a volver a sus lugares de origen en las fiestas del Año Nuevo Lunar, que este año comenzarán el 20 de enero y se prolongarán hasta el 28, si bien la temporada alta de desplazamientos ya comenzó oficialmente el pasado 7 de enero.
El mandatario chino demandó protección para los “enfermos, ancianos, niños y las mujeres embarazadas” de las zonas alejadas de los núcleos urbanos y señaló la necesidad de “proteger en la mayor medida la salud de los campesinos” para que pasen unas fiestas “seguras”.
En un discurso de felicitación del próximo año del conejo, Xi se refirió a una “nueva etapa” en la prevención de la pandemia de COVID en la que el virus ha visto “descender su patogenicidad”, aunque advirtió de que “continúa habiendo mutaciones”.
Asimismo, el presidente chino requirió que las residencias de ancianos “garanticen el tratamiento oportuno de los enfermos graves” y “promuevan la vacunación”, tras una semanas en las que se han registrado escenas de gran presión hospitalaria en las urbes del país asiático.
Al contrario que en los últimos años, Xi no ha realizado una visita en persona a áreas rurales para felicitar el Año Nuevo Lunar, sino que se ha limitado a conectar por videoconferencia con empleados sanitarios de un hospital, pacientes de una residencia de ancianos, agricultores, residentes rurales y trabajadores de una empresa de energía y de la red ferroviaria, seleccionados de diferentes puntos del país.
Desde hace semanas, las autoridades chinas han pedido a las localidades que se preparen para la propagación del COVID durante las fechas festivas: el Ejecutivo pidió en diciembre que se diese prioridad a los servicios de salud en las zonas rurales “para proteger a la población”, señalando “su relativa escasez de recursos de atención médica”.
Según un reciente estudio de la Universidad de Beijing, alrededor de 900 millones de personas se han contagiado ya por el COVID en China después de que el país desmantelara la política de ‘COVID cero’ y apostara por un control más laxo de la pandemia después de que se produjesen protestas.
Unas 60.000 personas fallecieron por la enfermedad entre el pasado 8 de diciembre, cuando se empezaron a relajar las restricciones, y el 12 de enero de este año, según las cifras oficiales.
La cifra de muertes por COVID en China durante las vacaciones por el Año Nuevo Lunar podría alcanzar las 36.000 diarias, según un estudio de la compañía británica de análisis del sector sanitario Airfinity.
(Con información de EFE)
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