La propaganda con la que Moscú alimenta a la prensa en materia de información sobre el escenario militar ucraniano viene basándose en un enfoque referido a su nueva contraofensiva a través de operaciones de profundidad militar utilizando tecnología y sistemas de armas superiores a los empleados durante el año 2022. Sin embargo, la respuesta operativa de Ucrania contra las tropas rusas se está enfocando en tácticas militares antiguas pero efectivas.
Las fuerzas del presidente Zelensky se inclinaron por la clásica guerra de guerrillas y han logrado rechazar a los rusos sobre el terreno. No obstante, el Kremlin no ha hecho mención a los contraataques de la resistencia ni a las pérdidas que le ha ocasionado. Los ucranianos están operando por las últimas dos semanas usando viejas tácticas del Ejército Rojo cuando los alemanes invadieron la ex-Unión Soviética en 1941; esto ha hecho que las tropas de Putin deban replegarse nuevamente a territorio ruso; pero igual que las fuerzas soviéticas en su contraofensiva, los ucranianos continúan hostigando la avanzada militar rusa. En respuesta, Moscú bombardea indiscriminadamente distintas ciudades ucranianas. Aún así, Rusia no ha podido sostener la avanzada de sus hombres, los que no tuvieron otra opción que replegarse en un nuevo y desprolijo retiro poco ceñido a estrategias militares organizadas dejando sobre el terreno sólo a los combatientes del Grupo Wagner.
Los rusos sufren hoy daños similares a los que ocasionaron entre 1941 y 1943 a los invasores nazis. A pesar del tiempo transcurrido y el avance tecnológico militar, la táctica operacional de grupos organizados en guerra de guerrillas -conjuntamente con fuerzas militares regulares- resulta altamente efectiva para que los ucranianos estén repeliendo a los ocupantes en últimas dos semanas en que les infligieron grandes daños y un número de bajas importante que impactó fuertemente la moral de las tropas de Moscu, las que se han visto afectadas, según indican informes emergentes del teatro operacional dados a conocer por la OTAN. Ello se puede apreciar en el número de soldados prisioneros y las bajas de los batallones de avanzada rusos a lo que debe sumarse el desorden de la retirada a la que Putin y sus generales prefieren llamar repliegue.
El efecto de la táctica operacional guerrillera ucraniana está siendo objeto de discusión y replanteo en la estrategia militar en los altos mandos rusos. Allí deben entenderse los rabiosos bombardeos sobre blancos civiles, infraestructura eléctrica y distribución de agua para la población en Kiev y varias ciudades ucranianas. Aunque es cierto que las acciones de la guerrilla no neutralizaron las principales operaciones rusas, sí han forzado a las tropas de Putin a desplazar de urgencia recursos que estaban fuera de la planificacion militar actual para reforzar y proteger sus líneas de logística y suministros.
En otras palabras, las operaciones de la guerrilla ucraniana configuran una amenaza creciente y lo suficientemente grave como para que los rusos estén pensando en una gran operación militar en su contra, para ello desplazó a la avanzada al Grupo Wagner con experiencia de combate en guerra de guerrillas adquirida en sus operaciones en la guerra civil siria.
Ante el aumento de las pérdidas -contabilizando hombres y equipo- los rusos también han tenido que desviar tropas para asegurar las zonas de su retaguardia donde antes habían capturado amplio territorio ucraniano. El accionar de los focos de resistencia ucraniana lanzados en una contraofensiva amplia contra los ocupantes ha causado daños en las tropas rusas que meses atrás configuraban la avanzada de la invasión lanzada en febrero pasado, y aunque de momento no ha sido determinante en el resultado de la guerra actual, sí ha sido coadyuvante a que probablemente apuren su final allanando lo que puede resultar en las primeras aproximaciones al diálogo entre las partes.
La solidez de Putin en sus acciones y planes continúa firme pero también crecen las críticas de la ciudadanía rusa y de cuadros políticos de la Duma rusa. En consecuencia, de continuar las acciones militares ucranianas de guerra de guerrillas y si los rusos no neutralizan dicha táctica operacional, los problemas de suministro para las fuerzas de Moscú pueden profundizarse y ello no habrá de configurar un escenario positivo para Putin.
La experiencia indica que los ejércitos más poderosos -incluido el estadounidense- no han tenido suficiente éxito contra la táctica de guerra de guerrillas. Estados Unidos perdió una guerra híbrida en Vietnam y aunque no fue vencido militarmente por la guerrilla del Vietcong, debió retirarse en 1973, luego de llegar allí con sus fuerzas doce años antes.
Casi treinta años después de Vietnam, las fuerzas estadounidenses volvieron a combatir contra insurgencias bien organizadas en Irak y Afganistán y la situación dio lugar a nuevos retiros de esos países a pesar de ciertos éxitos militares. Rusia cuenta con un historial similar; en la era de la ex-Unión Soviética debió retirarse humillada de Afganistán después de ocupar ese país y no poder doblegar a la insurgencia local.
En el ambiente actual de la guerra de Ucrania, las áreas de Operaciones Especiales de distintas agencias de inteligencia occidentales disponen de informes indicativos de que Ucrania presenta -al igual que Afganistán- un escenario ideal para la guerra de guerrillas, esa opción operacional se fortalece frente a la invasión rusa cuya brutalidad unió a los ciudadanos ucranianos para combatir junto a sus fuerzas armadas en el objetivo de resistir y desalojar a la ocupación hasta la victoria final de su país .
A poco más de un mes de cumplirse el primer año de la agresión de Moscú, se cuentan por centenares las acciones ejecutadas contra la invasión por grupos espontáneos de resistencia fuera de las fuerzas armadas ucranianas. Por ejemplo, los habitantes rurales de Ucrania cavaron trincheras, bloquearon caminos y confiscaron vehículos blindados abandonados por los rusos que son utilizados por los resistentes. También varios grupos de civiles construyeron barricadas con vehículos militares puestos fuera de combate por las tropas de su país. Ello muestra la fortaleza de una resistencia civil espontánea apoyada y coordinada por el ejército ucraniano que ocasionó graves daños a las fuerzas rusas.
A priori, considerando la diferencia de poder, tamaño y recursos entre la Federación Rusa y Ucrania, varios expertos y analistas militares sostuvieron que Putin ocuparía el país sin dificultades en pocas semanas de combates. Sin embargo, eso no ocurrió, con ayuda occidental Kiev ha resistido y no evalúa ninguna opción que no sea la de continuar la lucha contra el invasor. Así, ante la sorpresa de muchos, los ucranianos frenaron a las tropas rusas en su territorio e hicieron que vuelvan sobre sus pasos propinándoles dolorosas derrotas mientras se retiraban para reagruparse. En consecuencia, la guerra de resistencia militar y ciudadana amplió las operaciones de la guerra clásica para las fuerzas armadas de Ucrania.
Las tropas de Moscú están sintiendo el rigor de la táctica guerrillera del mismo modo que ellos lo hicieron con los nazis entre 1941 y 1943. Para los ucranianos, el objetivo supremo es mostrarles a los invasores que no tomaran fácilmente su tierra. “Los rusos seguirán siendo acosados y golpeados con armas aportadas por Occidente, sus soldados ya han entendido que no podrán dormir ni caminar tranquilos en ningún metro de tierra ucraniana”, dijo a la prensa estadounidense vía Telegram ésta semana un mando medio de una sección de la resistencia que pidió anonimato. El oficial ucraniano dijo estar a cargo de un grupo entrenado -de los varios que operan actualmente- y muy bien preparado de un centenar de hombres, todos con una vida civil antes de la guerra, pero que se organizaron para atacar y sabotear a las fuerzas rusas que son vulnerables a los golpes de la guerra de guerrillas.
La misma fuente señaló que: Las tropas rusas movilizadas en diciembre pasado no están bien entrenadas y fueron equipadas de forma deficiente; esto facilita a los grupos civiles de voluntarios de guerra de guerrillas en el campo de batalla. Según datos ofrecidos por el Ministerio de Guerra ucraniano, el éxito de esos grupos se observa en la baja moral de los reclutas rusos y los 3500 hombres que se han rendido y son prisioneros sin haber combatido durante la primera semana de enero.
El golpe mas rutilante de los grupos tácticos de las guerrillas fué ejecutado por un grupo de avanzada en agosto pasado cuando una de sus unidades voló un importante depósito de municiones en Crimea -detrás de las líneas rusas-. Ese mismo mes se produjo otro ataque exitoso contra una base aérea rusa también en Crimea y fueron colocadas cientos de bombas “caza-bobos” junto a otros ataques con explosivos que cortaron las vías ferroviarias por las que las tropas recibían aprovisionamiento. La inteligencia occidental sostiene que ese último golpe ha sido determinante para quebrar la moral de la infantería rusa dentro de Ucrania.
Si bien el ejército ruso tiene una conocida reputación de brutalidad y Putin aplastó la insurgencia chechena utilizando fuerza extrema, incluyendo la tortura y el asesinato de civiles, hoy la guerra de Ucrania ha puesto a los rusos frente a sus propias miserias. Un informe de las Naciones Unidas dictaminó que los rusos bombardearon población civil durante la guerra civil siria por lo que hay investigaciones abiertas en materia de crimenes de guerra. Rusia adoptó la misma táctica en Ucrania y con sus líneas del frente estancadas bombardea con violencia desmedida la infraestructura civil, en especial las redes de servicios a la población. Al negarles calefacción, electricidad y agua, Putin espera quebrar la voluntad del pueblo ucraniano y obligarlo a capitular. Sin embargo, la estrategia del presidente ruso pareciera no estar funcionando, la moral de Ucrania sigue alta y en la medida que occidente continúe suministrándole armas todo indica que la resistencia militar y civil a la ocupación se profundizará.
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