El informe anual de Human Rights Watch describe cómo creció la opresión a las mujeres en Afganistán

La organización denunció que tras la llegada de los talibanes al poder se han impuesto reglas y políticas que les niegan sus derechos básicos, como el acceso a la educación y al mercado laboral

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Mujeres caminan por una calle de Kabul, Afganistán, 9 de noviembre de 2022. REUTERS/Ali Khara/Archivo
Mujeres caminan por una calle de Kabul, Afganistán, 9 de noviembre de 2022. REUTERS/Ali Khara/Archivo

La situación de las mujeres de Afganistán se deterioró drásticamente en 2022 tras la llegada de los talibanes al poder, con prohibiciones que impiden la educación de las niñas, el acceso a las universidad, el trabajo y duras reglas de libertad social, denunció este jueves Human Rights Watch (HRW).

Desde que asumieron el poder en agosto de 2021, los talibanes “han impuesto reglas y políticas que niegan a las mujeres y a las niñas sus derechos básicos y aplastan la disidencia pacífica”, señaló la organización en su Informe Mundial 2023.

El deterioro de derechos fundamentales y libertades, que afecta principalmente a las mujeres y a la libertad de expresión, aumenta mientras el país afronta una grave crisis humanitaria.

“Los talibanes han estado más interesados en perseguir a las mujeres y encarcelar a los periodistas que en abordar la crisis económica y humanitaria de Afganistán”, apuntó la investigadora de HRW para Afganistán, Fereshta Abbasi.

La organización por los derechos humanos repasó las medidas tomadas por los fundamentalistas a lo largo de 2022, que acabaron con muchos de los logros alcanzados en las últimas dos décadas.

Estudiantes afganas caminan cerca de la Universidad de Kabul en Kabul, Afganistán, 21 de diciembre de 2022. REUTERS/Ali Khara/Archivo
Estudiantes afganas caminan cerca de la Universidad de Kabul en Kabul, Afganistán, 21 de diciembre de 2022. REUTERS/Ali Khara/Archivo

El pasado marzo, “los talibanes dieron marcha atrás en su compromiso de reabrir las escuelas secundarias para niñas”, cerradas, inicialmente de manera temporal, tras su llegada al poder.

El pasado diciembre prohibieron también su ingreso en las universidades.

Los islamistas ejercieron asimismo una dura represión contra las manifestaciones por sus derechos, reprimiendo violentamente las protestas y con arrestos en la mayoría de ellas, que acabaron convertidas en un movimiento clandestino.

“Las autoridades talibanes deben cumplir con sus obligaciones legales internacionales y permitir que las mujeres y las niñas aprendan, trabajen y se muevan libremente”, reclamó Abbasi.

“Las autoridades también anunciaron normas que exigen que las mujeres, incluidas las presentadoras de noticias de televisión, se cubran el rostro en público y estipulan que los miembros masculinos de la familia serán castigados si las mujeres violan las normas sobre sus movimientos y vestimenta”, recordó.

Una mujer afgana y una niña caminan por una calle de Kabul, Afganistán, 9 de noviembre de 2022. REUTERS/Ali Khara/Archivo
Una mujer afgana y una niña caminan por una calle de Kabul, Afganistán, 9 de noviembre de 2022. REUTERS/Ali Khara/Archivo

El informe anual, que analiza las prácticas de derechos humanos en cerca de 100 países, se refirió también a la imposición de normas sobre la prensa independiente que en cuestión de meses silenció a buena parte de los medios y periodistas del país.

Las fuerzas de seguridad talibanes “detuvieron a periodistas y personas que publicaron críticas a los talibanes en las redes sociales”, desaparecieron por la fuerza ex miembros de las fuerzas de seguridad y otras personas por ser presuntos simpatizantes de grupo yihadista Estado Islámico (EI), denunció.

Hasta abril pasado, “los residentes de la provincia de Nangahar continuaron encontrando cadáveres, que se creía que eran detenidos del EI que los talibanes habían ejecutado en secreto”, recordó HRW, que el año pasado dirigió una investigación sobre decenas de cuerpos encontrados en fosas y canales.

Arefeh, una mujer afgana de 40 años, sale de una escuela clandestina en Kabul, Afganistán, el sábado 30 de julio de 2022. AP/Ebrahim Noroozi/Archivo
Arefeh, una mujer afgana de 40 años, sale de una escuela clandestina en Kabul, Afganistán, el sábado 30 de julio de 2022. AP/Ebrahim Noroozi/Archivo

En la provincia afgana de Kandahar, “el descubrimiento de al menos dos fosas comunes, que se cree datan de antes de la toma del poder de los talibanes, llevó a los defensores de los derechos humanos a pedir investigaciones forenses sobre abusos pasados, aunque al finalizar el año no se había llevado a cabo ninguna”, indicó.

La crisis económica continuó agravándose en 2022 producto de los recortes de los donantes y las sanciones internacionales sobre el Gobierno de los talibanes, generando graves problemas de liquidez y una inflación exorbitante.

“Más del 90 por ciento de la población afgana padeció inseguridad alimentaria durante todo el año”, lo que afectó especialmente a las mujeres y niñas a las que se les impuso restricciones para trabajar.

(Con información de EFE)

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