Al menos cinco personas murieron el miércoles y varias resultaron heridas en un atentado suicida a la entrada de la cancillería afgana en Kabul, en momentos en que debía llegar una delegación china.
Los talibanes afirman que han mejorado la seguridad desde su retorno al poder en agosto de 2021. Pero estos últimos meses se han registrado varios ataques, gran parte de ellos reivindicados por la base local del grupo yihadista Estado Islámico.
Un equipo de AFP estaba realizando una entrevista dentro del ministerio de Información en las cercanías y el chófer que estaba esperando vio a un hombre armado y con una mochila que pasó por su lado antes de hacerse explotar.
“Vi entre 20 y 25 víctimas. No sé cuántas de ellas estaban muertas o heridas. Estaba esperando en el coche, cuando vi un hombre con una kaláshnikov en el hombro y llevando una bolsa. Pasó cerca de mi auto y, unos segundos después, hubo una fuerte detonación. Vi a este hombre hacerse estallar”, dijo el conductor Jamshed Karimi.
El portavoz de la policía de Kabul, Khalid Zadran, dijo que cinco civiles murieron y que varios fueron heridos por la explosión.
Tras la detonación había varias personas que yacían en la calle fuera del recinto de seguridad donde está el ministerio, según un video verificado por AFP.
Algunas personas sollozaban en el suelo, pidiendo ayuda y algunos viandantes intentaban asistirlos.
“Un kamikaze intentó penetrar en el ministerio, pero no logró su objetivo y fue descubierto por las fuerzas de seguridad y se hizo explotar”, dijo el subdirector general de Relaciones Públicas y Estratégicas, Ahmadulá Mutaqi.
El edificio que alberga el ministerio de Relaciones Exteriores parecía no haber sufrido daños.
“Hoy una delegación de China debía visitar el ministerio de Relaciones Exteriores, pero no sabemos si estaban presentes en el momento de la explosión”, dijo el viceministro de Información y de Cultura, Muhajer Farahi.
Mutaqi informó que en el momento de la explosión no había extranjeros en el lugar.
El grupo yihadista EI ha llevado a cabo varios ataques que tuvieron como blanco a los extranjeros en los últimos meses, en un momento en que los talibanes intentan atraer a inversores de los países vecinos.
El 12 de diciembre, un atentado reivindicado por EI atacó un hotel de la capital afgana donde había alojados hombres de negocio chinos.
Cinco ciudadanos chinos fueron heridos en este ataque, en el que algunos clientes del hotel saltaron por la ventana del establecimiento para huir del incendio que se produjo.
El grupo EI también reivindicó un ataque contra la embajada de Pakistán en Kabul en diciembre, que el país denunció como un “intento de asesinato” contra su embajador.
China, no ha reconocido oficialmente el gobierno talibán, pero tiene una frontera común y es uno de los pocos países que mantiene una presencia diplomática.
Las autoridades chinas temen desde hace tiempo que Afganistán pueda convertirse en lugar de paso para los activistas de la minoría musulmana uigur de la provincia fronteriza china de Xinjiang.
Los talibanes prometieron a Afganistán que su territorio no va a ser utilizado como base por activistas uigures y a cambio Beijing otorga un apoyo económico e inversiones para la reconstrucción del país.
Los talibanes también dependen de China para transformar un gran yacimiento de cobre que hay en el país, cuya explotación es fundamental para país que necesita urgentemente ingresos por el peso de las sanciones internacionales.
Los expertos consideran que los yihadistas del EI, un grupo sunita igual que los talibanes, pero con quien mantienen una profunda inquina, además de divergencias ideológicas, son la principal amenaza para el régimen de Kabul.
Con información de AFP
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