Pasaron reyes y comenzaron las liquidaciones. Millones de personas retoman sus actividades después del parate de las celebraciones navideñas. Incluso, podría decirse que el fin de las fiestas y la llegada de las rebajas son señales que indican que la cuesta arriba del año ha comenzado en España. Y este no será un año “normal”. El vértigo, al menos político, ha empezado a tope por la campaña electoral que dominará el 2023 por completo, con autonómicas, municipales en mayo y generales, presumiblemente en diciembre.
El Gobierno del socialista, Pedro Sánchez Castejón, estaría pensando en mostrar gestión, quizás con anuncios económicos este inicio de semana, concentrado únicamente en el cambio en la Legislatura. Esta agenda, netamente electoral, podría dejar atrás meses de tensión en el Congreso, cuando el Ejecutivo impuso una agenda de reformas y enfrentamientos, un frenesí político que ahora hará un viraje hacia los beneficios de los logros obtenidos.
Sin embargo, el debate agitará la grieta. Cuál debe ser el “modelo” para España, cómo ajustar la autonomía del Poder Judicial o el real estado de la salud de la economía ibérica, será la trilogía de un año super electoral.
Sánchez ya lo avisó: 2023 sería un año “políticamente intenso”, condicionado por el calendario electoral. Desde la vereda contraria, tras las palabras del presidente de Gobierno, en las que rechazaba por completo un referéndum de independencia en Cataluña, Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular (PP) ha cargado contra el Gobierno y ha asegurado que “debemos estar preparados para esa eventualidad”.
Feijoo, quien en las encuestas aventaja al presidente y candidato del Partido Socialista Español, ha sido categórico al sostener que si este 2023 no se celebra un referéndum es porque “perjudica” a los socialistas (PSOE) en las encuestas para atraer votantes. Es por ello por lo que ha advertido a los españoles que, en caso de que Sánchez repita en La Moncloa, no se debe descartar su celebración.
Sánchez, por su parte, quiere dejar atrás la agenda de temas “complejos”. Todos recuerdan un mes de diciembre, con reformas perturbadoras, votaciones escandalosas o la dura revuelta con el Congreso por el amparo para detener los cambios en el Poder Judicial. Desde este lunes, la Moncloa quiere mostrar lo realizado, lo valioso de los cambios introducidos y su solvencia para una futura renovación.
Los socialistas deben traducir en beneficios esas 192 reformas, mientras la población mira como se ha erosionado su poder de compra, además cuando la economia fue un lugar donde los votantes históricamente vieron con mayores argumentos a los Populares. El machete que intenta explicar el Gobierno es que la suba inflacionaria, la tasa de interés en alza o la contracción laboral son menores a las consecuencias esperadas tras la salida de la crisis sanitaria por la pandemia del Covid-19 y las derivaciones de la invasión rusa a Ucrania.
Para el borrador de Feijóo el terreno de discusión es otro. Adelanta a los españoles que le den su apoyo para llegar a La Moncloa que recuperará el delito de sedición y malversación modificado hace unas semanas por la mayoría del Congreso, una medida que alcanzó el oficialismo con los partidos independentistas, pacto de Sánchez para contar con apoyo en la Legislatura.
“Lógicamente, que cuando uno atente contra la integridad de su país, como ocurre en Alemania, ocurre en Francia, en Italia o en cualquier nación occidental, eso esté tipificado como un acto ilegal”, sostuvo Feijóo.
Pero más allá de algún otro anuncio económico que podría hacerse esta semana, el Gobierno como toda la izquierda española están atentos a una posible reunificación de este sector político. El futuro lanzamiento de la vicepresidenta Yolanda Díaz podría contradecir los pasos de Pedro Sánchez.
Díaz reunirá este jueves, 12 de enero, a los grupos de trabajo sectoriales de “Sumar” para poner en común los ejes e ideas reclutadas durante el proceso de escucha y presentar las conclusiones en un documento sobre un “proyecto de país”. La vicepresidenta asi podría recomponer en sus filas el quiebre que ha habido en la izquierda, unificar este espacio y lanzar su propia candidatura.
Cuando todo esto pasa, Pablo Iglesias, el gran referente de Unidas Podemos, los socios con más idas y vueltas de Pedro Sánchez, ha apuntado que podría haber un adelanto de las generales a abril, como en 2019, aunque por ahora nadie las toma como posibles.
Mientras todo esto suceda, se escuchará esgrimir que está en juego del “futuro de la democracia”. Se agita la idea entre una “España plurinacional”, alejada del centralismo madrileño, y otra fundada en un “Nacionalismo español” que repudia a los independentistas, separatistas, e incluso filoetarras. Para algunos, una España que se fisura con Sánchez y otra que se cierra con Feijóo. No obstante, todos saben que la economía será finalmente quien equilibre esta dispuesta, al menos discursiva, de estos dos “modelos” para España.
Sin duda, todo señala que habrá meses tensos por delante.
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