El presidente de Rusia, Vladimir Putin, asistió solo el viernes a medianoche a una misa religiosa en una iglesia del Kremlin para celebrar la Navidad ortodoxa, marcada por la ofensiva de Moscú en Ucrania.
El mandatario ruso siguió la celebración en la catedral de la Anunciación, originalmente concebida como una iglesia para los zares, oficiada por sacerdotes, algunos de los cuales sostenían candelabros, según las imágenes difundidas por el Kremlin. La Iglesia ortodoxa rusa celebra la Navidad el 7 de enero.
En años anteriores, Putin solía acudir a la ceremonia religiosa con motivo de la Navidad ortodoxa en las provincias rusas o en la periferia de Moscú. Sin enbargo, esta vez, decidió hacerlo en completa soledad dentro de los muros de la fortaleza del Kremlin, acorralado por las críticas y con temor a exponerse a confrontaciones públicas.
Nacionalistas y algunos legisladores rusos que han exigido el castigo de mandos militares a los que acusan de ignorar los peligros, mientras crece la indignación por la muerte de al menos decenas de soldados rusos en uno de los ataques más mortíferos de la guerra en Ucrania.
En una rara revelación, el Ministerio de Defensa de Rusia dijo que 63 soldados murieron en la víspera de Año Nuevo, en una explosión que destruyó un cuartel temporal en una escuela de formación en Makiivka, ciudad gemela de la capital regional de Donetsk ocupada por Rusia en el este de Ucrania. A su vez, Kiev afirmó que el número de muertos rusos en Makiivka se contaba por centenares, aunque las autoridades regionales prorrusas lo calificaron de exageración.
Los críticos rusos dijeron que los soldados estaban alojados junto a un depósito de municiones, que según el Ministerio de Defensa ruso fue alcanzado por cuatro cohetes disparados desde sistemas HIMARS estadounidenses. Blogueros militares rusos dijeron que la magnitud de la destrucción se debió al almacenamiento de municiones en el mismo edificio que el cuartel, a pesar de que los mandos militares sabían que estaba al alcance de los cohetes ucranianos
“Lo ocurrido en Makiivka es horrible”, escribió Arcángel Spetznaz Z, un bloguero militar ruso con más de 700.000 seguidores en la aplicación de mensajería Telegram.
“¿A quién se le ocurrió la idea de colocar personal en gran número en un edificio donde hasta un tonto entiende que, incluso si impactan con artillería, habrá muchos heridos o muertos?”, escribió. A los comandantes “les importa un bledo”, afirmó.
La furia en Rusia se extendió a sus legisladores.
Grigory Karasin, miembro del Senado ruso y ex viceministro de Asuntos Exteriores, no sólo exigió venganza contra Ucrania y sus partidarios de la OTAN, sino también “un análisis interno riguroso”.
Serguéi Mironov, legislador y expresidente del Senado, la cámara alta rusa, exigió responsabilidades penales para los dirigentes que “permitieron la concentración de personal militar en un edificio desprotegido” y para “todas las autoridades superiores que no proporcionaron el nivel de seguridad adecuado”.
Imágenes no verificadas publicadas en internet de las secuelas de la explosión en el cuartel ruso de Makiivka mostraban un enorme edificio reducido a escombros humeantes.
Andrey Medvedev, vicepresidente de la Duma de Moscú y periodista pro-Kremlin, declaró que las autoridades, ya sean civiles o militares, deben valorar las vidas de los rusos. “O una persona tiene el máximo valor -y entonces se ha de castigar por pérdidas estúpidas de personal, como por traición a la patria- o el país está acabado”, escribió Medvédev en la aplicación de mensajería Telegram.
Apoyo de la Iglesia ortodoxa
En un mensaje divulgado este sábado por el Kremlin, Putin felicitó a los cristianos ortodoxos e indicó que este día inspira “buenas acciones y aspiraciones”.
También señaló que rezó por la Iglesia ortodoxa, cuyo líder espiritual, el patriarca Kirill, ha apoyado de pleno la ofensiva de las fuerzas armadas rusas en Ucrania, decidida por Putin.
Las organizaciones eclesiásticas “sostienen a nuestros soldados que participan en una operación militar especial”, declaró el presidente ruso, utilizando el término oficial del Kremlin para designar la ofensiva en Ucrania.
“Un trabajo tan formidable, multifacético y verdaderamente ascético merece el más sincero respeto”, añadió.
El patriarca Kirill pidió a los creyentes que respaldaran a los “hermanos” prorrusos durante la ofensiva en el este de Ucrania.
Desde el inicio de la ofensiva en Ucrania, el 24 de febrero, el patriarca ha pronunciado sermones en los que daba su bendición a los militares rusos, al mismo tiempo que critica a las autoridades ucranianas.
En un discurso del pasado año, declaró que morir en Ucrania “lava todos los pecados”.
El patriarca Kirill apeló el jueves pasado a Moscú y Kiev a que instauraran un cese el fuego en Ucrania con motivo de la Navidad ortodoxa. Al poco tiempo, Putin anunció una tregua unilateral de 36 horas.
Pero, los combates de artillería continuaron el viernes en Bajmut, el punto caliente del frente en el este de Ucrania, así como los bombardeos en otras regiones, pese a la orden del cese del fuego unilateral.
Periodistas de la AFP escucharon disparos tanto del lado ucraniano como ruso tras el comienzo del alto el fuego en esta ciudad, aunque su intensidad fue menor en comparación con los días previos.
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