Mientras el virus COVID-19 arrasa China, otros países y la Organización Mundial de la Salud (OMS) piden a su gobierno que facilite datos más completos sobre el brote. Algunos incluso afirman que muchas de las cifras que comunica carecen de sentido.
Sin datos básicos como el número de muertes, infecciones y casos graves, los gobiernos de otros países han establecido pruebas PCR para los viajeros procedentes de China. Beijing ha dicho que las medidas no tienen base científica y ha amenazado con tomar contramedidas.
Lo que más preocupa es si de la infección masiva que se está produciendo en China surgirán nuevas variantes que se propaguen a otros países. Las variantes Delta y Ómicron se desarrollaron en lugares que también tuvieron grandes brotes, lo que puede ser un caldo de cultivo para nuevas variantes.
He aquí un vistazo a lo que ocurre con los datos COVID-19 de China:
¿Qué comparte y qué no comparte China?
Las autoridades sanitarias chinas publican un recuento diario de nuevos casos, casos graves y muertes, pero esas cifras sólo incluyen los casos confirmados oficialmente y utilizan una definición muy limitada de las muertes relacionadas con COVID.
Lo más seguro es que China esté realizando sus propios estudios de muestreo, pero no los comparta, afirma Ray Yip, fundador de la oficina de los Centros de Control de Enfermedades de EE.UU. en China.
El recuento nacional del jueves fue de 9.548 nuevos casos y cinco muertes, pero algunos gobiernos locales están publicando estimaciones mucho más altas sólo para sus jurisdicciones. Zhejiang, una provincia de la costa oriental, declaró el martes que estaba registrando alrededor de un millón de nuevos casos al día.
Si surge una variante en un brote, se descubre mediante la secuenciación genética del virus.
Desde que comenzó la pandemia, China ha compartido 4.144 secuencias con GISAID, una plataforma mundial de datos sobre coronavirus. Esto supone sólo el 0,04% del número de casos notificados, una tasa más de 100 veces inferior a la de Estados Unidos y casi cuatro veces inferior a la de la vecina Mongolia.
¿Qué se sabe y qué se puede averiguar?
Hasta ahora, no han aparecido nuevas variantes en las secuencias compartidas por China. Las versiones que alimentan las infecciones en China “se parecen mucho” a las que se han observado en otras partes del mundo desde julio, según el GISAID. El Dr. Gagandeep Kang, que estudia los virus en el Christian Medical College de Vellore (India), se mostró de acuerdo y afirmó que, por el momento, no había nada especialmente preocupante en los datos.
Ello no ha impedido que al menos 10 países -entre ellos EE.UU., Canadá, Japón, Corea del Sur, India, Australia, Reino Unido, Francia, España e Italia- hayan anunciado pruebas PCR para los pasajeros procedentes de China. La Unión Europea animó encarecidamente a todos sus Estados miembros a hacerlo esta semana.
Las autoridades sanitarias han defendido las pruebas como una medida de vigilancia que ayuda a colmar una laguna de información procedente de China. Esto significa que los países pueden obtener información sobre cualquier cambio en el virus a través de las pruebas, incluso si no tienen datos completos de China.
“No necesitamos que China lo estudie, todo lo que tenemos que hacer es analizar a toda la gente que sale de China”, dijo Yip, ex funcionario de salud pública.
Canadá y Bélgica dijeron que buscarán partículas víricas en las aguas residuales de los aviones procedentes de China.
“Es como un sistema de alerta precoz para que las autoridades puedan anticipar si hay un aumento de infecciones”, afirmó el Dr. Khoo Yoong Khean, científico del Centro Duke-NUS para la Preparación ante Brotes Epidémicos de Singapur.
¿Comparte China suficiente información?
Los funcionarios chinos han afirmado repetidamente que comparten información, señalando las secuencias facilitadas al GISAID y las reuniones con la OMS.
Pero los funcionarios de la OMS han pedido repetidamente más información, no sólo sobre secuenciación genética, sino también sobre hospitalizaciones, ingresos en UCI y muertes. El Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, expresó esta semana su preocupación por el riesgo para la vida en China.
“Los datos siguen siendo esenciales para que la OMS lleve a cabo evaluaciones de riesgo periódicas, rápidas y sólidas de la situación mundial”, declaró el responsable de la agencia sanitaria de la ONU.
El régimen chino suele ocultar información a su propio público, en particular cualquier cosa que refleje negativamente al Partido Comunista en el poder. Los medios de comunicación estatales han eludido las nefastas noticias sobre el aumento de las incineraciones y de la gente que corre de hospital en hospital para tratar de recibir tratamiento, ya que el sistema sanitario está al límite de su capacidad. Los funcionarios del régimen han acusado a los medios de comunicación extranjeros de exagerar la situación.
Khoo, señalando que la alerta temprana de Sudáfrica sobre Ómicron provocó la prohibición de viajar desde el país, dijo que es necesario fomentar un entorno en el que los países puedan compartir datos sin temor a repercusiones.
(Con información de AP)
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