El sector ferroviario británico reanuda este viernes una huelga de 48 horas en demanda de mejoras salariales, mientras que los responsables de tomar los exámenes de conducir también van al paro en algunas zonas del Reino Unido.
Los miembros del sindicato de ferrocarriles, marítimo y transportes (RMT, por sus siglas en inglés), el más importante del sector ferroviario, se han adherido a esta medida de fuerza, que ha provocado trastornos a miles de personas que utilizan este medio de transporte.
El sector ferroviario ya había ido al paro esta semana. La empresa de trenes Network Rail estima que solo el 20% de los servicios de trenes estarán operativos este viernes, por lo que la recomendación de las autoridades es no viajar a menos que sea “absolutamente necesario”.
El sector ferroviario reclama un incremento salarial del 7%, pero la empresa Network Rail solo ha ofrecido un 5%, por debajo del índice de inflación, que supera el 10%.
Algunos encargados de tomar los test de conducir en Londres, sureste y suroeste de Inglaterra y en Gales también van al paro este viernes en reclamo de mejoras salariales.
Estos paros, a los que se han unido otros sectores en las últimas semanas, han provocado una crisis en el Reino Unido, sin que por el momento haya perspectivas de solución.
Esta oleada de huelgas podría prolongarse hasta en el año, sin que ninguna de las partes esté dispuesta a dar marcha atrás, afirmó el jueves un líder sindical, lo que destacaba la magnitud del reto al que se enfrenta el primer ministro, Rishi Sunak.
Un día después de que Sunak se comprometiera a abordar los problemas del país, los ferroviarios volvieron a los piquetes en una huelga de una semana que ha paralizado la red, mientras que reportes diarios documentan la creciente presión en los hospitales, donde los pacientes esperan habitualmente durante horas y las ambulancias hacen cola en los aparcamientos.
Se trata del peor episodio de agitación laboral desde que Margaret Thatcher estuviera en el poder en la década de 1980, combinado con el retorno de una inflación de dos dígitos, ha producido una sensación de malestar en Gran Bretaña, donde el nivel de vida está cayendo a su ritmo más pronunciado desde que se empezaron a registrar datos en la década de 1950.
(Con información de EFE y Reuters)
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