El Reino Unido está rompiendo un triste récord de huelgas y movilizaciones como no se recuerda. El espectro de una crisis general, cuando el país vive amenazado por la inflación y la recesión, pesa sobre la espalda del Primer Ministro, Rishi Sunak, quien debe no sólo salvar su gobierno sino la suerte del futuro del Partido Conservador.
Carteros, empleados ferroviarios, personal sanitario, seguridad fronteriza, mix de frustraciones y reclamos que conviven con una suba de precios de dos dígitos, que en la práctica que está bloqueando la vida pública británica. Al menos, desde 1990, los ingleses no habían salido en millares a exigir mejoras frente a la pérdida del poder adquisitivo. Pero, todos los británicos además reclaman cuando es evidente el deterioro en la calidad de vida, servicios públicos esenciales en crisis: salud, seguridad y educación.
Rishi Sunak, de 42 años, un indo-británico que llega con los mejores estudios, despliega un prestigioso currículum en finanzas. Casado con la hija de un millonario indio, debió revelar un camino que le permita llegar a las urnas conservando el inquilinato de Downing Street pero mantener vigente la suerte electoral de los “tories”.
Hay unanimidad entre los analistas que las próximas elecciones generales serán en mayo 2024, aunque el gabinete del actual Jefe de Gobierno tiene mandato de convocarlas a finales de ese año. Es decir, Sunak tiene 18 meses para revertir una derrota electoral luego de cuatro triunfos consecutivos de los conservadores. Por ahora, los sondeos adelantan que la caída es inexorable frente al Partido Laborista.
El descalabro de la confianza en su partido, fundamentalmente después de los fallidos de Boris Johnson y Liz Truss, aceleró al menos cinco promesas de Sunak, medidas con las que espera ser juzgado con mayor bondad por parte de los votantes británicos. En su primer discurso de intensidad, tras convertirse en Primer Ministro, se comprometió a rebajar la deuda y la inflación en medio de un fuerte malestar social.
Los últimos anuncios llegan cuando el año nuevo no ofrece tregua a la lista de desafíos. El movimiento en el transporte, que comenzó en julio, entró en una nueva fase esta semana, con cuatro días consecutivos de paros anunciados en las 14 empresas ferroviarias y en el operador de la red, Network Rail.
La colosal tarea deberá ser encarada con sobriedad. Un premier rico que debe alejarse de las extravagancias de Johnson y la torpeza política de Truss. En esa línea, su caudal de confianza estará medido por el cumplimiento de dos metas principales que se ha fijado: por un lado llevar la inflación del 10% actual al 5% para mejorar el poder de compra, por el otro garantizar que la economía británica crecerá y evitará la recesión.
Con un “jueves negro”, debido al regreso de la huelga ferroviaria, la amenaza de un “invierno con ira social” hizo que esta hoja de ruta presentada haya insinuado que el gobierno podría legislar para regular las medidas de fuerza, en especial las que afectan los servicios esenciales.
“El derecho de huelga debe equilibrarse con el derecho de la población a no ser molestada. Restauraremos este equilibrio”, dijo Sunak.
Para limitar el efecto de las huelgas, el Ejecutivo podría establecer que determinados sectores garanticen un servicio mínimo. Según adelantó el diario británico The Times, una nueva normativa establecería un piso para los paros en los sectores esenciales, salud y transporte. No obstante, la grieta dentro del partido conservador, más la posición de poder de los laboristas en el Parlamento, podrían hacer complejo el tratamiento legislativo.
El reloj corre y las exigencias son múltiples. Los pacientes de los hospitales públicos (NHS), están durmiendo en sus autos fuera de los establecimientos sanitarios, ya que el caos que envuelve al servicio de salud durará hasta Semana Santa, refleja The Telegraph.
Las enfermeras, que se estuvieron en huelga por primera vez en 100 años en diciembre junto con los paramédicos, anunciaron otros dos días más de paro a mediados de enero. El reclamo provocó la convocatoria a personal de fuerzas de seguridad para que manejen ambulancias. A todo esto, los médicos internos podrían sumarse al movimiento, en una votación que se realizará el 9 de enero, mientras los cuerpos de bomberos están en proceso de decidir algo similar.
“Parece probable que los próximos tres meses se definan por la necesidad de declarar más incidentes críticos y por comprometer la calidad de la atención”, dijo Matthew Taylor, director ejecutivo de la Confederación del NHS, que representa a los administradores de servicios de salud, a The Guardian.
Debido a las demoras, la cuarta promesa, es reducir las listas de espera en la sanidad pública británica muy golpeada por la crisis económica y los desajustes que le produjo la pandemia del coronavirus. Por último, se comprometió a cumplir el plan del gobierno para detener la inmigración ilegal. Sunak adelantó una nueva legislación para detener las embarcaciones pequeñas que cruzan el Canal de la Mancha. Los que lleguen sin papeles serán expulsados de inmediato, fue otra de las metas del Primer Ministro.
«Sin trucos, sin ambigüedades, estamos entregando las promesas electorales”, dijo. “Reconstruiremos la confianza en la política a través de la acción, o no lo haremos en absoluto. Entonces, les pido que nos juzguen por el esfuerzo que ponemos y los resultados que logramos”.
El destino de Sunak estará ligado a que haya resultados. Su reputación como líder esta en juego y la del Partido Conservador para conducir el pais. Los sondeos marcan 20 puntos de ventaja a los laboristas.
Cuando todo esto ocurre, Keir Starmer, líder de la oposición, pidió que las elecciones generales se aceleren. Se debe convocar una elección general “inmediatamente” para permitir que el público exprese su opinión sobre los 13 años de “fracaso” de los conservadores.
Con respecto a las promesas de Sunak agregó que sonaban como si hubiera “llegado repentinamente de la luna”. El líder laborista dijo: “El primer ministro ayer, fue casi como si hubiera llegado de repente de la luna y estuviera mirando a su alrededor diciendo “todo está roto, nada funciona’”.
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