El gobierno de Australia anunció este jueves la compra de misiles de largo alcance por un valor de 680 millones de dólares para potenciar su Defensa.
El gasto incluye misiles que pueden ser lanzados desde barcos de guerra y misiles ubicados en terreno, como el Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad (HIMARS) producido por Estados Unidos y que Ucrania usa contra las tropas rusas que invadieron su país.
Los HIMARS, que incluye lanzaderas y entrenamiento, serán entregados entre 2026-2027; mientras que los misiles navales, fabricados por la compañía noruega Kongsberg, serán suministrados en 2024.
“En el entorno estratégico actual, es importante que la Fuerza de Defensa de Australia esté equipada con capacidades militares específicas de alto nivel (...) HIMARS darán a nuestra Defensa la capacidad de disuadir conflictos y proteger nuestros intereses”, señala un comunicado del ministro de Defensa, Richard Marles.
Por su parte, el ministro de Industria, Pat Conroy, señaló que “el gobierno continúa brindando a las Fuerzas de Defensa de Australia la capacidad que necesita para el siglo XXI. El nivel de tecnología involucrado en estas adquisiciones lleva a nuestras fuerzas a la vanguardia del equipamiento militar moderno”.
Australia, que en los últimos años se ha unido a varios pactos de Defensa multilaterales, ha incrementado su gasto militar para mantener una estrategia más proactiva, y generalmente apunta a China como un actor que desestabiliza con su creciente influencia las regiones del Sudeste Asiático y el Pacífico.
El pasado mes de diciembre, Estados Unidos acordó con Australia intensificar su presencia militar en el país oceánico para contrarrestar la creciente influencia de China en el Indopacífico, algo que preocupa al gobierno de Joe Biden.
“Hemos acordado aumentar las rotaciones de nuestras fuerzas aéreas, terrestres y marítimas en Australia”, afirmó el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, en una rueda de prensa en Washington con autoridades australianas.
El jefe del Pentágono consideró que la mayor “presencia” de Estados Unidos en la región “será de ayuda”, y aseguró que ambos Gobiernos darán detalles al respecto más adelante.
Por otro lado, Austin negó que en la reunión abordaran la posible venta a Australia de aeronaves B-21. Esos bombarderos estadounidenses de largo alcance, los más sofisticados hasta la fecha, son capaces de lanzar armas termonucleares.
El representante estadounidense sí precisó que ofreció su apoyo para que Camberra adquiera submarinos de propulsión nuclear “cuanto antes”.
“Necesitamos desarrollar en Australia la capacidad para construir submarinos de propulsión nuclear y necesitamos hacerlo lo más rápido posible”, coincidió en la rueda de prensa el viceprimer ministro de Australia y titular de Defensa, Richard Marles.
El político explicó que ambos Gobiernos se comprometieron además a “eliminar barreras” para poder armonizar la industria militar de los dos países.
“Nos encontramos en un punto en el que necesitamos construir la mayor cooperación posible”, reivindicó Marles.
La relación con el sureste asiático y el Pacífico es una prioridad de la política exterior de la Administración de Biden para contrarrestar la creciente influencia de China, país que Washington considera como su mayor amenaza.
(Con información de EFE)
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