La prohibición de importar petróleo ruso a través de oleoductos, principalmente del de Druzhba, entró en vigor este domingo en Alemania después de que la Unión Europea restringió en octubre el recurso transportado por mar y decidiese no limitar el transporte de crudo por oleoductos.
La UE decidió en octubre bloquear el transporte marítimo relacionado con el envío de crudo a terceros países desde el mes de diciembre. Dicha medida también afectara a productos derivados del petróleo a partir de febrero de 2023.
Sin embargo, el club europeo determinó que las restricciones no afectarían al crudo que llega a través de oleoducto, algo que países como Hungría y otros socios europeos sin salida al mar demandaban debido a su gran dependencia del petróleo ruso.
Tanto Alemania como Polonia se comprometieron a no hacer uso de estas excepciones y a dejar de utilizar el petróleo procedente del oleoducto de Druzhba a partir del 1 de enero. Ahora, con la entrada en vigor de esta medida, el Gobierno alemán ha asegurado que el suministro está asegurado tras los temores de que esto pueda provocar un déficit energético.
La medida alemana, que llega con el inicio de 2023, afecta a las grandes refinerías situadas en Schwedt, en el estado de Brandeburgo, y Leuna, en el estado de Sajonia-Anhalt, que abastecen de combustible al este del país europeo.
Según la refinería PCK de Schwedt, en el estado de Brandeburgo, más de mil millones de toneladas de crudo llegaban a Alemania desde Rusia a través del oleoducto, que data de principios de los años sesenta.
Los suministros sustitutos entrarán ahora en parte por el puerto de Rostock y también por el puerto polaco de Gdansk, así como desde Kazajistán. Durante esta transición, las dos refinerías afectadas esperan una tasa de utilización inferior.
El Ministerio de Energía de Rusia es quien tiene la última palabra sobre el tránsito del petróleo kazajo, que alcanzaría las 300.000 toneladas en el primer trimestre.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, firmó la semana pasada un decreto en el que prohíbe a partir del 1 de febrero de 2023 exportar petróleo a aquellos países que apliquen un tope a los precios del crudo ruso.
La medida, que responde al tope de 60 dólares por barril impuesto al crudo ruso por la Unión Europea, el G7 y Australia, se aplicará hasta el 1 de julio.
Alexander Novak, vice primer ministro de Rusia adelantó que se podría reducir su extracción de petróleo entre un 5% y un 6% a comienzos del 2023. “Estamos dispuestos a reducir parcialmente las extracciones. A principios del próximo año, nuestra reducción puede ser de entre 500.000 y 700.000 barriles diarios”, dijo.
Putin calificó el tope de los precios como “un atavismo colonial”, aunque negó que Rusia vaya a perder dinero por ello.
“Están acostumbrados a robar. Pero el mundo ha cambiado y difícilmente lo lograrán hacer hoy en día”, comentó.
(Con información de EP y EFE)
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