La llegada del fin de año trajo consigo a un Putin desesperado. Un Putin que tras más de 300 días de guerra sobre Ucrania necesita terminar el año con alguna victoria. Pero el caso de la ciudad ucraniana de Bakhmut no parece serlo.
Durante el mes de diciembre, Rusia ha lanzado un asalto total sobre el territorio, que le permitiría romper las rutas de suministro de Ucrania y abriría una vía para que sus fuerzas presionaran Kramatorsk y Sloviansk, bastiones ucranianos cruciales. Sin embargo, incluso con el apoyo del mercenario Grupo Wagner, la inteligencia británica aseguró que la operación resultó en un fracaso total.
La ofensiva del Kremlin sobre Bakhmut, que data desde mayo, se transformó en una de las guerras de desgaste más sangrientas desde el inicio del conflicto, con costosas tácticas al estilo de la Primera Guerra Mundial.
Según los oficiales británicos, Rusia lanzó “frecuentes ataques a pequeña escala” que sólo significaron que “territorios no muy grandes cambiaran de manos”.
Las tropas rusas reivindicaron la captura de pueblos y zonas en la cercanía de la ciudad mientras que el municipio y parte de sus alrededores continúan bajo control ucraniano.
Es por ello que, cualquier ganancia de Moscú en este territorio significó un costo muy alto de mano de obra de las tropas mal entrenadas y el armamento, que parece insuficiente y ha llevado a Putin a -inclusive- pedir a Irán el envío de drones kamikazes.
Pero estos fracasos, que se extienden, a su vez, por todo el país, han derivado en tensiones al interior de las fuerzas rusas -especialmente, con el Grupo Wagner, que parece no reportar los progresos esperados-.
Zelensky, por su parte, se mostró fuerte y visitó la última semana Bakhmut, el punto más caliente del frente y el viaje más arriesgado de todos los que ha hecho hasta el momento. Durante la travesía “del presidente más valiente de la nación más valiente” en la que se reunió con oficiales y condecoró a los soldados, Zelensky aseguró que “los ocupantes han estado tratando de romper nuestro Bakhmut, pero el tiempo pasa y Bakhmut está rompiendo no sólo al ejército ruso sino también a los mercenarios rusos que vinieron a reemplazar al ejército desperdiciado de los ocupantes”.
Rusia, sin embargo, continúa con su deseo de hacerse del territorio por lo que el ministro de Relaciones Exteriores minimizó estos reveses en el campo de batalla y advirtió a Ucrania que debe desmilitarizarse o, de lo contrario, “el ejército ruso resolverá el problema”.
En una aparente respuesta, Mykhailo Podolyak, asesor presidencial ucraniano, tuiteó que “Rusia necesita enfrentar la realidad” que lo llevó a perder a pesar de haber destinado “su mayor concentración de fuerza” en estos intentos de asaltos.
“Ni la movilización total, ni la búsqueda de municiones en pánico, ni los contratos secretos con Irán, ni las amenazas de Lavrov ayudarán”, mencionó y, en cambio, dijo que “Ucrania desmilitarizará la Federación Rusa hasta el final, expulsará a los invasores de todos los territorios ocupados. Esperará el final en silencio”.
En una nueva posible ofensiva terrestre hacia Kiev desde la frontera norte, Putin envió tropas a Bielorrusia -tierra de su aliado, Lukashenko- junto a elementos del primer Ejército de Tanques de la Guardia de Rusia, según agregó la inteligencia británica aunque, el Institute of the Study of War -con sede en Washington- no considera que se trate de un ataque inminente y con capacidad cuestionable.
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