La Organización de Naciones Unidas y la Unión Europea (UE) condenaron este sábado la decisión del régimen talibán de prohibir a las mujeres en Afganistán trabajar en ONG, alertaron sobre las consecuencias de esta medida en la sociedad.
“Cualquier orden de este tipo violaría los derechos más fundamentales de las mujeres, además de constituir una clara violación de los principios humanitarios”, advirtió la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en un comunicado.
Asimismo, adelantó que la ONU tratará de reunirse con los dirigentes talibanes para obtener aclaraciones sobre la mencionada orden que, alertó, “perjudicará aún más a los más vulnerables, especialmente a las mujeres y las niñas”.
“Privar a las mujeres del libre albedrío para elegir su propio destino, desempoderarlas y excluirlas sistemáticamente de todos los aspectos de la vida pública y política supone un retroceso para el país”, señaló.
Por su parte, la Unión Europea manifestó su firme condena a la reciente decisión de los talibanes a través de un mensaje a la prensa, difundido por Nabila Massrali, portavoz del alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell.
Massrali afirmó que la decisión de los talibanes es “otra dura restricción a la capacidad de las mujeres afganas para ejercer sus derechos humanos y libertades fundamentales, y de una clara violación de los principios humanitarios”.
“Estamos evaluando la situación y el impacto que tendrá en nuestra ayuda sobre el terreno”, puntualizó, y agregó que “nuestra principal preocupación seguirá siendo el bienestar, los derechos y las libertades del pueblo de Afganistán.”
El régimen de los talibanes emitió este sábado una orden para prohibir a las mujeres trabajar en cualquier organización no gubernamental (ONG), que se suma al veto a la educación universitaria femenina dictaminado hace menos de una semana.
La orden, emitida por el Ministro de Economía de los talibanes, Qari Din Mohammad Hanif, solicita a todas las organizaciones no gubernamentales de carácter nacional e internacional que despidan a sus empleadas por considerar que no están cumpliendo con las leyes islámicas al no usar velo.
Desde la llegada al poder de los fundamentalistas hace un año y medio, las mujeres han experimentado cómo sus derechos se reducían en Afganistán con restricciones como la segregación por sexos en lugares públicos, la imposición del velo o la obligación de ir acompañadas por un familiar masculino en trayectos largos.
La realidad que viven las afganas a día de hoy se asemeja cada vez más a la época del primer régimen de entre 1996 y 2001, cuando en base a una rígida interpretación del islam y su estricto código social conocido como pastunwali prohibieron la asistencia femenina a las escuelas y recluyeron a las mujeres en el hogar.
(Con información de Europa Press y EFE)
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