El régimen talibán en Afganistán avanzó este sábado con las medidas represivas sobre las mujeres y publicó un decreto en el que establece que las organizaciones no gubernamentales (ONG) no podrán contar más con empleadas femeninas.
La orden fue emitida por el ministro de Economía, Qari Din Mohammad Hanif, y solicita a todas las oenegés -tanto nacionales como internacionales- que despidan a todas sus empleadas.
“Con el fin de cumplir con su responsabilidad de implementar las normas y reglamentos del Emirato Islámico de Afganistán (como se autodenominan los talibanes), se instruyó a todas las ONG a suspender todos los trabajos de sus trabajadoras mujeres hasta nuevo aviso”, indica el documento.
Según se explayó el Ministro, la decisión se basa en que las mujeres no respetaban el debido código de vestimenta. “Ha habido graves quejas sobre el incumplimiento del uso del hiyab islámico y otras normas y reglamentos relacionados con el trabajo de las mujeres en organizaciones nacionales e internacionales”, comentó.
A su vez, se le informó a estas organizaciones en la notificación enviada que “en caso de incumplimiento de la directiva, se cancelará la licencia de la organización que fue expedida por este ministerio”.
La Unión Europea condenó esta medida y mencionó estar evaluando el impacto que esto tendrá en su ayuda sobre el país. “La Unión Europea condena firmemente la reciente decisión de los talibanes de prohibir a las mujeres trabajar en ONG nacionales e internacionales”, declaró a la agencia AFP una portavoz del responsable de la política exterior de la UE, Josep Borrell. “Estamos evaluando la situación y el impacto que tendrá en nuestra ayuda sobre el terreno”, agregó.
Por su parte, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, manifestó su rechazo en un mensaje en Twitter en el que advirtió que “esta decisión podría ser devastadora para el pueblo afgano” y remarcó que las mujeres son “fundamentales para las operaciones humanitarias en todo el mundo”.
Ante esta nueva disposición, dos ONG internacionales mencionaron la preocupación surgida en el sector, que dispuso el cese momentáneo de sus actividades hasta poder acordar en conjunto cómo avanzar.
En diálogo con la AFP un alto funcionario de una de estas entidades mencionó que “a partir del domingo suspendemos todas nuestras actividades y pronto tendremos una reunión de las directivas de todas las ONG para decidir cómo manejar este tema”.
En Afganistán funcionan decenas de oenegés que trabajan en múltiples sectores en áreas remotas de todo el país y donde gran parte de su personal está conformado por mujeres.
La decisión de este sábado se suma a la medida dispuesta esta semana de prohibir indefinidamente el ingreso de las mujeres a las universidades -públicas y privadas-, también bajo el argumento de que incumplían los códigos de vestimenta.
El ministro de Educación Superior, Neda Mohammad Nadeem, brindó una entrevista en la que explicó que “el hiyab es obligatorio en el islmám” e insistió en que las mujeres afganas no cumplían con la norma de cubrirse la cara y todo el cuerpo con él. Asimismo, denunció que las niñas que estudiaban en una provincia lejana a su domicilio “no viajaban tampoco con un ‘mahram’, un acompañante masaculino adulto”.
Esta prohibición no solo provocó una ola de críticas de toda la comunidad internacional sino que, también, consiguió el apoyo del sector masculino de la sociedad.
En ese sentido, este sábado tuvo lugar una sorpresiva manifestación en Kandahar -cuna del movimiento islamista- donde cerca de 400 estudiantes hombres boicotearon un examen en solidaridad con las alumnas y, luego, portestaron en las calles de la ciudad.
El hecho fue violentamente reprimido por las fuerzas de seguridad, según consta en los videos difundidos en las redes sociales y confirmado por un profesor de la universidad Mirwais Neeka.
Según muestran las imágenes, la policía disparó al aire y persiguió a los estudiantes en pos de conseguir dispersar las concentraciones y restaurar el orden.
Los derechos de las mujeres afganas se ven cada vez más vulnerados, sobre todo desde el regreso de los talibanes al poder, en el 2021. Desde entonces, han estado imponiendo su rigurosa interpretación del islam -que marcó su primera etapa en el poder, entre 1996 y 2001-, lo que llevó a que, por ejemplo, las mujeres queden excluidas de las escuelas secundarias, no puedan realizar trabajos gubernamenmtales ni puedan viajar sin compañía de un pariente varón. También se les prohbió el ingreso en parques, jardines, gimnasios y baños públicos, así como salir sin cubrirse con el hiyab, entre otros.
(Con información de AFP, EFE y Europa Press)
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