Los servicios de inteligencia en el mundo han tenido momentos muy importantes a lo largo de la historia reciente, tal es el caso de la invasión rusa en Ucrania. Un ejemplo de ello fue cuando, antes de que comenzaran los bombardeos de las tropas de Vladimir Putin en Kiev, Washington publicó los detalles de los movimientos de fuerzas rusas hasta los ataques que el Kremlin planeaba usar para justificar su agresión en territorio ucraniano.
Esta revelación por parte de una potencia mundial como Estados Unidos, marcó un precedente en la forma de actuar de los servicios de inteligencia, debido a que las agencias de espionaje suelen ser acusadas de ocultar información, no por publicarla.
De acuerdo con Amy Zegart, de la revista estadounidense Foreign Affairs, “al sacar a la luz la verdad antes de que se consolidaran las mentiras rusas, Estados Unidos pudo reunir aliados y coordinar rápidamente sanciones contundentes. Las revelaciones de inteligencia hicieron retroceder al presidente ruso, quien se preguntó cómo sus funcionarios fueron alcanzados por las agencias estadounidenses”.
Luego de esta divulgación comenzó el intercambio de inteligencia.
Ucrania, Estados Unidos y otros de sus aliados iniciaron un proceso de comunicación para contrarrestar la desinformación rusa, defenderse de los ataques cibernéticos y ayudar a las fuerzas ucranianas a atacar objetivos rusos.
Ahora, la inteligencia aplica para todos, no sólo para las agencias de espionaje de los gobiernos. Ciudadanos y grupos privados estuvieron rastreando el año pasado lo que planeaba Rusia: algunos periodistas informaron acerca del campo de batalla utilizando imágenes satelitales; antiguos funcionarios y militares monitorearon los eventos diarios sobre el terreno y otros ofrecían análisis invaluables en la red social Twitter.
Otro ejemplo incluye al de un equipo de estudiantes voluntarios de la Universidad de Stanford, dirigido por una ex analista de imágenes del Ejército de los EEUU, Allison Puccioni, que ha estado proporcionando informes a Naciones Unidas sobre los crímenes de guerra perpetrados por órdenes de Putin en Ucrania.
El eje central de esta guerra entre Rusia y Ucrania ha sido la tecnología utilizada: Internet, las redes sociales, los satélites, el análisis automatizado y otras herramientas han permitido a los civiles recopilar, analizar y difundir información confidencial.
Pero la tecnología es un arma de doble filo. “Para las 18 agencias que componen la comunidad de inteligencia de EEUU, las nuevas tecnologías están creando más amenazas a un ritmo mucho más rápido”, dice Zegart en su artículo. “Están aumentando drásticamente la cantidad de datos que los analistas deben procesar. Están dando a las empresas y a los ciudadanos individuales una nueva necesidad de inteligencia, para que estas entidades privadas puedan ayudar a salvaguardar los intereses del país. Y están brindando nuevas capacidades de inteligencia a organizaciones e individuos fuera del gobierno de los EEUU”.
No son cambios que se han dado de un día para el otro; hace tiempo que se gestan y los líderes en Inteligencia aún los están asimilando. Es más, de acuerdo al análisis de Foreign Affairs, “Washington debe adoptar cambios generales para comprender y aprovechar las tecnologías emergentes. Debe, en particular, tomarse en serio la creación de una nueva agencia dedicada a la inteligencia de fuente abierta. De lo contrario, la comunidad de inteligencia de EEUU se quedará atrás, dejando a los estadounidenses más vulnerables a sorpresas catastróficas”.
Un mundo nuevo
Cuando EEUU creó la CIA en 1947, los Aliados recién habían ganado la Segunda Guerra Mundial, pero la URSS ya estaba amenazando a Europa. EEUU fue llamado a liderar un nuevo orden mundial y centralizar las tareas de inteligencia fue una decisión para intentar evitar un nuevo Pearl Harbor y lograr vencer en la Guerra Fría.
EEUU y sus aliados están sumidos en una pelea con otra súper potencia: China. Y hasta el marxismo está de regreso, con un Xi Jinping que insiste que en su país es más importante seguir la línea que marca el Partido Comunista antes que mantener un libre mercado.
Sin embargo, las apariencias engañan. Gracias a las innovaciones tecnológicas, los retos son distintos a los de la Guerra Fría. Para la CIA y otras agencias de inteligencia, entender las dinámicas geopolíticas del siglo XXI será más complejo que en el XX.
La masificación de Internet es uno de los grandes retos. No solo permite que movimientos sociales y políticos puedan hacer correr su voz. La otra cara de la moneda son los estados represivos que aprovechan la tecnología para orquestar mecanismos de vigilancia masivos o los regímenes que sacan jugo del alcance de las redes sociales para propagar desinformación.
Entre otros avances tecnológicos que pueden ser disruptivos para los países son la inteligencia artificial, los cada vez más precisos satélites, la computación cuántica, la tecnología para crear organismos vivos en un laboratorio, entre muchos otros.
Entender los detalles de todos estos avances es una misión esencial para las agencias de inteligencia. El Gobierno norteamericano necesita saber quién tiene ventaja en qué apartado de la revolución tecnológica y qué efectos podría tener para su seguridad nacional. Debe resolver cómo sus adversarios van a utilizar las nuevas tecnologías, y cómo ese uso va a afectar el día a día de sus habitantes.
Pero las respuestas a esas preguntas son cada vez más difíciles porque hay nuevas tecnologías que son extremadamente complicadas de rastrear. En el pasado, inventos como el GPS e Internet fueron primero un desarrollo estatal y luego se comercializaron. Ahora es otra la historia: las innovaciones no llegan necesariamente del Estado, sino que el mundo privado tiene sus propios objetivos y logros, y eso complica cualquier intento de controlar el alcance de cualquiera de estas nuevas tecnologías.
Estos cambios en el mundo de la innovación da más poder a los líderes de las empresas privadas y trae más problemas para las agencias de inteligencia y de seguridad nacional.
Estar al día
El principal objetivo de las agencias de espionaje es proporcionar información a los líderes políticos para que éstos puedan anticiparse a futuros eventos de forma más rápida y eficiente que sus adversarios. Sin embargo, es vital corroborar y confirmar esa información, ya que los datos no siempre son correctos. Pero cuando lo son, pueden tener un valor incalculable. “Sin un análisis minucioso de los datos de inteligencia, los dirigentes pueden tomar decisiones prematuras o incluso peligrosas”.
A diferencia de épocas anteriores, en la actualidad las agencias enfrentan peligros diversos. Desde amenazas transnacionales como pandemias y el cambio climático, a terrorismo y amenazas de grandes potencias, como China y Rusia. Los ciberataques también son de especial preocupación: roban, espían, destruyen y engañan “a velocidades y escalas asombrosas”. Pero la lista de desafíos es aún más extensa. Esto, gracias a la tecnología.
Antes, los países reforzaban sus defensas con robustos ejércitos armados. Hoy en día, en cambio, “en el ciberespacio, cualquiera puede atacar desde cualquier lugar, sin necesidad de atravesar las defensas aéreas, terrestres y marítimas”. Esto hace que los países más poderosos en la actualidad sean tal vez los más vulnerables, ya que su poder depende de los sistemas digitales para los más diversos ámbitos, como los negocios, la educación, la sanidad, las operaciones militares y mucho más.
Necesidades de información
A la avalancha de datos que manejan las agencias de espionaje en la actualidad, se le suma el universo entero que se puede encontrar en Internet sobre cualquier tema de interés general. Según el Foro Económico Mundial, en 2019, los internautas publicaron 500 millones de tweets, enviaron 294 mil millones de correos electrónicos y subieron 350 millones de fotos a Facebook diariamente.
De acuerdo con Foreign Affairs, que tuvo acceso a una fuente del Departamento de Defensa de EEUU, un soldado desplegado en Oriente Medio estaba tan preocupado por el flujo aplastante de correos electrónicos de inteligencia clasificados que estaba recibiendo que decidió contarlos. El total: 10.000 correos electrónicos en 120 días.
Además de controlar todo el flujo de información que reciben, las agencias de inteligencia también deben batallar con líderes que no tienen conocimiento de cómo se maneja la información clasificada. Muchos de ellos están a cientos de kilómetros y deben tomar decisiones políticas en salas de juntas que ni se acercan a una sala situacional de Washington.
“La mayor parte de la infraestructura crítica de Estados Unidos está controlada por empresas privadas, como las compañías energéticas, y también necesitan información sobre los riesgos cibernéticos que podrían interrumpir o destruir sus sistemas”, asegura Amy Zegart en su artículo.
Y tan es así que una de las principales tareas del espionaje de gobiernos es detectar posibles amenazas extranjeras que puedan interferir en procesos electorales, como es el caso de Rusia con EEUU, y llevar a cabo operaciones de polarización en la sociedad.
Ante estos hechos, Washington ideó una estrategia para educar a su sociedad a través del FBI, la Agencia de Seguridad Nacional y otras agencias de inteligencia. Se trata de la creación de videos de servicio público donde se explica cómo fuerzas extranjeras intervienen en el día a día de los estadounidenses sin que estos se den cuenta.
En septiembre de 2022, la CIA lanzó un podcast llamado The Langley Files, cuya función es desmentir todos los mitos que rodean a la institución y advertir al público de las amenazas reales de las que deben cuidarse.
La Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial, que recopila y analiza imágenes por satélite, puso en marcha un proyecto llamado Tearline, una colaboración con grupos de reflexión, universidades y organizaciones sin ánimo de lucro para crear informes no clasificados sobre el cambio climático, los movimientos de tropas rusas y violaciones de DDHH.
Según Foreign Affairs, en 2021, la NSA empezó a publicar avisos conjuntos con el FBI y la Agencia de Ciberseguridad en los que se detallaban las principales ciberamenazas, se exponían las entidades que estaban detrás de ellas y se explicaba cómo podían reforzar la seguridad de las empresas. En octubre, estas tres agencias publicaron incluso los detalles técnicos de las 20 principales vulnerabilidades cibernéticas explotadas por el gobierno chino para piratear las redes estadounidenses.
Esta misma estrategia se aplicó en Ucrania y ayudó a que sus aliados en Occidente se reorganizaran para dar una respuesta en conjunto a las amenazas de Putin de usar armas nucleares. Declaraciones que causaron alarma entre sus propios socios como Xi Jinping.
Multitudes por doquier
Las fuentes de información y las tecnologías han permitido que los usuarios estén alerta ante nuevas amenazas y también le han abierto las puertas a las agencias de inteligencia de Washington para captar todo tipo de información sensible de enemigos o gobiernos no democráticos que amenazan su seguridad. Sin embargo, la inteligencia de fuente abierta invita a todo tipo de peligros.
Zegart asegura en su nota que tras el atentado terrorista de 2013 en el maratón de Boston, en el que murieron tres personas y más de 260 resultaron heridas, los usuarios de Reddit entraron en acción. Mediante la publicación de teorías, conversaciones no confirmadas sobre escáneres policiales y otros datos, los investigadores aficionados identificaron a dos “sospechosos” y los principales medios de comunicación publicaron sus conclusiones. Ambos resultaron ser inocentes.
“Para suavizar la crisis de los misiles cubanos, por ejemplo, Kennedy aceptó retirar en secreto las armas nucleares estadounidenses de Turquía si los soviéticos retiraban sus misiles de Cuba. Si las imágenes por satélite hubieran estado a disposición del público, Kennedy podría haber estado demasiado preocupado por la reacción de la política interna como para llegar a un acuerdo”, agrega Zegart.
Reinventarse
En la actualidad, las agencias de inteligencia saben que necesitan adaptarse a los nuevos cambios y tecnologías para tener éxito ante un mundo lleno de más amenazas, más ataques, datos sin confirmar y gobiernos extranjeros intentando interferir en la política interna.
Todas trabajan en hacerle frente a estos nuevos desafíos mediante programas de innovación tecnológica y nuevas iniciativas para reclutar a los mejores talentos de la ciencia y la ingeniería. Las agencias tendrán dificultades para atraer y retener el talento que necesitan desesperadamente para comprender y utilizar las nuevas tecnologías.
(Con información de Foreign Affairs)
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