Un controvertido acuerdo que finalmente llega pero no disminuye los riesgos. Los ministros de energía de la Unión Europea lograron un pacto que revisa a la baja el precio del gas, un herramienta que busca que el fluido no descarrile la golpeada economía del bloque. Resistida por Alemania y Países Bajos, esta iniciativa llega desde los países del sur que buscan controlar la disparada de costos. Un acuerdo que no disipa los roces internos.
El debate llevó meses de negociaciones dado que las diferencias eran marcadas entre los socios. Sin embargo, los Veintisiete finalmente cerraron este costo de referencia, un entendimiento en el momento que las derivaciones de la guerra en Ucrania, por el chantaje de Vladimir Putin al suministro de gas, pone en emergencia al continente que ha visto el regreso de la inflación y el descontento social.
Reunidos en Bruselas, los responsables de la Energía decidieron un umbral máximo más bajo que el altamente controvertido propuesto originalmente por la Comisión Europea. El “mecanismo de corrección del mercado” prevé activarse cuando el precio de los contratos de un mes supere, durante tres días consecutivos, los 180 euros por megavatio hora y se produzca una diferencia entre el precio de los mercados europeos y mundiales de 35 euros.
Hasta hoy parecía inalcanzable la coordinación de una politica común al respecto. Se requirieron tres consejos de Energía y hasta un Consejo Europeo, para tener esta idea conjunta para el gas. Pasaron tres meses para el anuncio de la ministra checa, Jozef Sikela, cuyo país ocupa la presidencia rotatoria de la UE. Junto a sus colegas informó que “han llegado a un importante acuerdo que protegerá a los ciudadanos de las subidas de los precios de la energía, con un mecanismo realista y eficaz, que incluye las garantías necesarias para la seguridad del suministro y la estabilidad de los mercados financieros”.
El gesto de fraternidad, para muchos en Bruselas, era necesario luego de la erosión sobre la credibilidad de las instituciones comunitarias que ha provocado la investigación abierta sobre eurodiputados sobornados por lobistas qataríes y marroquíes. Sin embargo, los Estados miembros estaban tan divididos sobre el tema que hubo que presionar el compromiso. Por eso, se alcanzó la medida por mayoría cualificada y no por unanimidad, como esperaba originalmente la presidencia checa de la Unión Europea.
Una docena de países socios, incluidos Francia, Bélgica, Polonia, Italia y Grecia se inclinaron por un techo por debajo de los 200 euros. Del otro lado, los mas reacios, Alemania, Austria, Dinamarca y los Países Bajos se opusieron a cualquier límite, por temor a que los proveedores de gas natural licuado (GNL) se alejaran de Europa en favor de otros mercados más lucrativos como Asia.
El contexto es complejo y había que tenerlo en cuenta. Rondaba entre los funcionarios una pregunta: ¿podría Qatar, que tiene acuerdos de suministro de gas con Alemania, Italia, Francia y muchos países de la Unión Europea (UE), cerrar el grifo? Se calcula que el 40% de los arribos del gas comprimido se cierran con Doha. El domingo, a pocas horas de que Qatar organice la final de su Mundial de Fútbol, que debía ver la coronación de Argentina contra Francia, su diplomacia lanzaba un mensaje luego de las primeras medidas tomadas por la Unión Europea por el caso “QatarGate”.
Directa o indirectamente en el tablero presionan las revelaciones de corrupción vinculadas al emirato y concernientes en particular a la ex vicepresidenta de la asamblea, la griega Eva Kaili. Esto podría tener un “efecto negativo” en las discusiones en curso sobre “seguridad energética global”, advirtió un diplomático qatarí en un comunicado. En este texto, los eurodiputados exigen que se suspendan todos los trabajos relacionados con Qatar, en particular el de la liberalización de visados y el acuerdo aéreo entre la UE y el emirato. Además, que se pospongan las visitas allí y que las insignias de los representantes de los intereses qataríes ya no se les permita visitar el Parlamento hasta que se aclare judicialmente lo sucedido.
Volviendo a la medida, los Veintisiete, que han deambulado debido a los riesgos que puede traer este techo, esperan que este umbral no los deje fuera del mercado, terminando en compras mas caras que otros países asiáticos. Por eso, definieron herramientas para el caso de ponerse en riesgo el abastecimiento. Como si fuera poco, Europa ya había planteado los altos precios a los que vende el gas licuado los Estados Unidos. Todos estos riesgos alejaban posiciones.
Con todo este escenario vertiginoso, igual nadie asegura que la factura hogareña se vea rápidamente beneficiada. Incluso cuando los fríos gélidos comienzan a amenazar el suministro, con cortes que pueden llegar tarde o temprano. Los ministros de energía se adelantaron. Explicaron que el acuerdo está destinado a ser implementado en caso de un aumento radical de los precios, como se observó el verano pasado.
En síntesis, una decisión, digerida frente a las múltiples amenazas y con el objetivo de gestionar una mayor volatilidad del mercado energético. A todo esto, el Kremlin podría cerrar totalmente el grifo del suministro, lo que seria una bomba energética con derivaciones impensadas sobre Europa.
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