A pesar de que las autoridades del régimen chino no han reportado muertes por el COVID-19 en las últimas semanas, la evidencia de que el número de fallecidos ha incrementado es cada vez más notoria, debido a las altas cifras de cremaciones y a los cuerpos que se han visto en los hospitales del Beijing.
Lo trabajadores de un crematorio en la capital china dijo al medio británico Financial Times, que incineraron los cuerpos de al menos 30 víctimas de coronavirus este miércoles.
“Cremamos 150 cuerpos (el miércoles), muchas veces más que en un día normal del invierno pasado”, dijo un empleado de la funeraria estatal Beijing Dongjiao al Financial Times, el cual pidió no ser identificado. “Treinta o 40 tenían covid”.
“Lo estamos haciendo lo más rápido posible, priorizando las muertes por covid”, agregó el empleado. “Los vamos a incinerar el mismo día que los traen”.
Las voceros chinos no han informado sobre muertes relacionadas con el covid en todo el país desde el 4 de diciembre. Pero el personal de dos crematorios de Beijing dijo que las muertes en general fueron mucho más altas de lo normal.
Las autoridades de Beijing ordenaron este viernes a los hospitales de las zonas rurales del país que se preparen para lidiar con un aumento de contagios de covid durante las vacaciones por el Año Nuevo Lunar, la mayor migración anual del mundo, que en 2023 caerán entre el 21 y el 27 de enero.
El Mecanismo Conjunto de Prevención y Control del Consejo de Estado (Ejecutivo) pidió a los gobiernos locales que den prioridad a los servicios de salud en las zonas rurales “para proteger a la población”, señalando “su relativa escasez de recursos de atención médica”, la alta movilidad durante las vacaciones y los viajes de los trabajadores migrantes que regresan a sus lugares de origen, recoge la prensa local.
El organismo también pidió a las autoridades pertinentes que proporcionen medicamentos y test de antígenos a las zonas rurales.
China informó este viernes de 2.157 nuevos casos de covid detectados en la víspera, según la Comisión Nacional de Sanidad, que en los últimos días había registrado un descenso del número de infecciones pese a que numerosas ciudades lidian con rebrotes.
En las últimas fechas, las ciudades chinas han cancelado las campañas de pruebas PCR constantes a todos sus residentes que eran habituales desde hacía meses, lo que se traduce en la detección de menos infectados.
En los últimos días, la prensa oficial ha comenzado a minimizar el riesgo de la variante Ómicron a través de numerosos artículos y entrevistas a expertos, un giro de argumento que acompaña a la relajación de algunas de las medidas más estrictas de la política de “cero covid” vigente desde hace casi tres años.
Las autoridades ya han afirmado que se dan las “condiciones” para que el país “ajuste” sus medidas en esta “nueva situación” en la que el virus provoca menos muertes, aunque también han anunciado un plan para acelerar la vacunación de los ancianos, uno de los grupos más vulnerables pero a la vez más reticentes a inocularse.
Asimismo, el régimen chino anunció este mes que permitirá aislarse en sus casas a los infectados asintomáticos o con síntomas leves -hasta ahora era obligatorio el traslado a un centro de cuarentena- e indicó que ya no será necesario tener una prueba negativa de covid para entrar en la mayoría de lugares y establecimientos, con excepción de hospitales o escuelas.
Los cambios llegaron después de que el hartazgo ante las restricciones cristalizase en protestas en diversas partes del país tras la muerte de diez personas en un edificio aparentemente confinado en Urumqi (noroeste), con consignas como “no quiero PCR, quiero comer” o “devolvedme mi libertad”.
El régimen defiende que ha salvado millones de vidas mediante la política de “cero covid”, que consiste en el aislamiento de todos los contagiados y sus contactos cercanos, estrictos controles fronterizos, confinamientos parciales o totales en los lugares donde se detectan casos y pruebas PCR constantes a la población urbana.
(Con información de EFE)
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