Bielorrusia, aliado estratégico de Rusia, declaró este miércoles que comenzó a desplazar tropas y material militar para contrarrestar lo que calificó de amenaza terrorista, en medio de indicios de que Moscú podría estar presionando al Minsk para que abra un nuevo frente en la guerra contra Ucrania.
El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, que recurrió a las tropas rusas para sofocar una revuelta popular hace dos años, ha permitido que su país sirva de base para la invasión de Rusia a su vecino.
Hasta ahora ha evitado que su propio Ejército se una a ella, pero en las últimas semanas se han visto cada vez más señales de implicación de Moscú en Bielorrusia. El sábado, el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, voló sin previo aviso a la capital, Minsk. El ministro y su homólogo bielorruso, Viktor Khrenin, firmaron enmiendas al acuerdo de cooperación en materia de seguridad entre ambos países, sin revelar los nuevos términos.
Miles de tropas rusas se han desplegado en Bielorrusia desde octubre, según Ucrania, y las autoridades bielorrusas hablan cada vez más de una amenaza de “terrorismo” por parte de “guerrillas” que operan desde el otro lado de la frontera. Lukashenko ha ordenado a sus militares que recopilen información sobre los reservistas para finales de este año.
El miércoles, el Consejo de Seguridad de Bielorrusia, citado por la agencia estatal de noticias Belta, declaró que en los próximos dos días se trasladarían al país tropas y material, con armas de imitación para el entrenamiento.
No dio detalles sobre el número de tropas o el tipo de materiales que se desplazarían, ni a qué lugares, ni sobre la naturaleza de los ejercicios de entrenamiento. En Minsk, los residentes dijeron que no había signos externos de actividad inusual.
Estrategias
En el pasado, algunos diplomáticos occidentales se mostraron escépticos ante la posibilidad de que Bielorrusia se una a la guerra, señalando que su ejército era relativamente pequeño y que Moscú no quería reavivar una oposición pública contra Lukashenko, que le debilitaría a cambio de pocos beneficios, dos años después de protestas masivas que sofocó violentamente.
Franak Viacorka, asesor de la líder de la oposición bielorrusa en el exilio, Sviatlana Tsikhanouskaya, declaró a Reuters que, en su opinión, sería un “suicidio político” para Lukashenko enviar tropas bielorrusas a Ucrania.
"Los soldados no obedecerán, las élites se dividirán, comenzarán nuevas protestas. Él (Lukashenko) lo sabe. Los bielorrusos no se lo tragarán y todo el sistema se desmoronará", afirmó.
Funcionarios ucranianos también han dicho que dudan de que Rusia tenga aún suficientes tropas en Bielorrusia para atacar desde allí, y que la acción cerca de la frontera podría tener más bien la intención de servir de señuelo.
El grupo de expertos Instituto para el Estudio de la Guerra dijo este mes que cree que Bielorrusia está llevando a cabo una “operación de información destinada a fijar las fuerzas ucranianas en la frontera”.
Pero algunos analistas afirman que la oleada de actividad de las últimas semanas también podría ser una señal genuina de que Bielorrusia podría enviar tropas.
“En realidad, Bielorrusia lleva unos meses preparándose para unirse a la guerra en el lado ruso. Se han puesto a prueba todas las capacidades necesarias para entrar en guerra”, declaró a Reuters Konrad Muzyka, experto en Bielorrusia del grupo de expertos en defensa Rochan Consulting, con sede en Polonia.
“No podemos excluir la posibilidad de que se haya tomado la decisión de que Bielorrusia se una a la guerra (...) Desde el punto de vista de los indicadores militares, todo apunta a que las fuerzas armadas bielorrusas adoptarán una postura más beligerante”.
(Con información de Reuters)
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