Los países del G7 y Australia acordaron el viernes limitar el precio del petróleo ruso a 60 dólares por barril, tras el acuerdo alcanzado más temprano por los 27 países de la Unión Europea, según un comunicado conjunto.
El acuerdo aguardaba la decisión de Varsovia, que el viernes dio luz verde al precio, permitiendo un pacto primero dentro de la UE y luego con los demás países del G7 y Australia.
La medida entrará en vigencia el próximo lunes y buscará limitar los ingresos de Rusia, que le permiten abastecerse de armas y demás recursos que despliega en su ofensiva sobre Ucrania. Moscú es el segundo exportador mundial de petróleo gracias a sus envíos a China e India.
El tope, sin embargo, no afecta directamente al bloque comunitario ya que, junto con él, regirá un embargo total al crudo que importa de Rusia con la excepción de aquel que compra Hungría por oleoducto. Esto es ya que uno de los principales objetivos es tratar de mantener el flujo del petróleo hacia los mercados globales.
Para aquellos buques en el mar que se abastezcan antes del lunes, se estableció un precio de gracia por 45 días, dándoles hasta el 19 de enero para descargar el petróleo, así como una transición de 90 días para cualquier cambio futuro en el nivel de precios.
También, se prohibirá a las navieras europeas transportar el petróleo ruso a terceros países si se vendiera a un precio superior al fijado.
Asimismo, el acuerdo estableció que, de darse una baja en el precio del mercado por debajo de los 60 dólares el barril, el tope se actualizará de forma tal que se sitúe al menos un 5% por debajo del nuevo precio. Igualmente, la tasa será reevaluada cada dos meses para poder alinearse con las cifras del momento.
La presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aseguró que la medida sobre el crudo ruso “reforzará el efecto de las sanciones” contra el Kremlin que tanto el bloque como Estados Unidos y Canadá han adoptado desde el pasado 24 de febrero -cuando inició el conflicto- y “reducirá aún más los ingresos de Rusia”.
Von der Leyen señaló, a su vez, que “estabilizará los mercados energéticos globales” porque “permitirá que parte del petróleo ruso sea comerciado y transportado por mar por operadores de la UE siempre que se venda a un precio inferior al tope”.
Este límite beneficiará “directamente a las economías emergentes y en desarrollo y será ajustable en el tiempo para que podamos reaccionar a los acontecimientos de los mercados”, concluyó la jefa del Ejecutivo comunitario.
Con este acuerdo, Polonia dio por concluido el veto que había fijado diez días atrás, ya que pretendía que el tope pactado entre los Veintisiete fuera considerablemente inferior al acordado por el G7, de USD 65.
A cambio de ello, Varsovia solicitó el compromiso de sus socios europeos para acelerar el noveno paquete de sanciones contra Vladimir Putin.
En cambio, Grecia, Malta y Chipre defendían un precio superior, lo que evitaría dañar el negocio de sus navieras que transportan gran parte del crudo que Moscú envía a otros países.
Además, el nuevo tope prohibirá el seguro y reaseguro, y los servicios financieros de aquellos barcos que carguen crudo adquirido a un precio superior al acordado, que dificultaría las propias compras o su posterior transporte.
La reacción de Rusia
La atención está puesta, ahora, sobre el Kremlin y su respuesta ante la medida. Los diplomáticos se han esforzado por conseguir un nivel que sea lo suficientemente atractivo para Moscú, para que continúe vendiendo. Este jueves, el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov aseguró que el nivel del precio máximo es irrelevante.
Entonces, si la tasa está por encima de la del mercado, Rusia y sus compradores argumentarían que no se han dado cambios; sin embargo, si el tope se establece demasiado bajo, Moscú podría avanzar con sus amenazas de cerrar la producción, lo que elevaría los precios mundiales y pondría en riesgo a los mercados petroleros.
(Con información de EFE, AFP y Bloomberg)
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