El cardenal Angelo Becciu enfrenta un proceso judicial por irregularidades sobre las finanzas vaticanas durante los años en los que estuvo en la Secretaría de Estado -entre 2011 y 2018-. Ahora, la aparición de dos mujeres en la causa podrían cambiar el rumbo de la investigación.
El juicio que se está llevando a cabo en la corte vaticana busca esclarecer las irregularidades sobre los fondos del organismo, que incluyen la compraventa de un edificio en el centro de Londres y una importante suma de dinero destinada para el rescate de una monja secuestrada en el 2017.
Este proceso es inédito ya que ha logrado sentar en el banquillo tanto a Becciu como a varios financieros y a Cecilia Marogna, quien fue presentada ante el Vaticano como una asesora en asuntos diplomáticos que gestionaría el rescate de la religiosa en manos de Al Qaeda.
Sin embargo, este viernes la causa dio un importante giro con el nombre de dos mujeres que ingresaron en la investigación. Se trata de Francesca Chaoqui, quien ya había protagonizado otro histórico juicio en la Santa Sede -Vatileaks 2-, y quien se entrometió en las pesquisas.
En las últimas audiencias, el fiscal a cargo, Alessandro Diddi, informó que había recibido más de un centenar de mensajes de Whatsapp de Genoveffa Ciferri, una amiga de monseñor Alberto Perlasca, un antiguo trabajador de la Secretaría de Estado y el principal testigo de las acusaciones contra el cardenal.
En los mensajes, Ciferri aseguraba haber sido ella quien sugirió el contenido que conforma el documento acusatorio, ayudada por Chaouqui.
Monseñor Perlasca, por su parte, aseguró que desconocía la participación de Chaouqui en el caso y que confiaba en que los temas del testimonio habían sido sugeridos por “un anciano magistrado jubilado, involucrado en la investigación”. Sin embargo, durante el interrogatorio confesó que, luego de la audiencia, se comunicó con Ciferri y le pidió que le confesara el nombre de aquel ‘magistrado anciano’, a lo que ella respondió que se trataba de Francesca Chaouqui.
A raíz de esta nueva información, a principios del año entrante Ciferri y Chaouqui serán citadas para aclarar los recientes testimonios, determinar cuál fue realmente su papel en las acusaciones de Perlasca a Becciu y descartar que hayan orquestrado las acusaciones.
Días atrás, la escucha de una llamada telefónica grabada en secreto entre el Papa y el cardenal había expuesto una conversación en la que, según periodistas que pudieron conversar con los abogados que permanecieron en la sala durante la escucha, Becciu buscaba que el pontífice admitiese que había autorizado pagos a través de Marogna a una empresa a fin de gestionar la liberación de la monja colombiana secuestrada en el 2017.
Según confirmaron, el Papa habría recordado “vagamente” la transacción de dinero que incluyó primero USD 350.000 y, posteriormente, otros USD 500.000. Sin embargo, ante la solicitud de Becciu por un documento sobre el tema, Francisco habría sugerido que sea él quien pusiera por escrito la solicitud.
Esta grabación fue presentada por los fiscales, tras obtenerla de la policía financiera italiana, que se encuentra investigando una organización benéfica en Cerdeña también vinculada a Becciu.
Según apuntó la investigación, Marogna había utilizado esta suma para ropa de lujo, visitas a centros de salud y demás cuestiones de índole personal. Es por ello que está acusada de desfalco junto con Becciu, quien también enfrenta cargos por corrupción y abuso de poder.
(Con información de EFE)
Seguir leyendo: