Puede que la inflación se haya desacelerado en el continente, sin embargo, diciembre, un mes esencialmente festivo, no logrará amainar el descontento general. Europa padecerá huelgas, reclamos y hasta posibles cortes eléctricos. Y además, el regreso del Covid-19.
La economía sigue estando en el podio de preocupaciones, si bien los datos dicen que la inflación se tomó un respiro en noviembre en la zona euro. La suba de los precios alcanzó el 10% en noviembre en un año, frente al 10,6% de octubre. Los precios de la energía se están calmando y dan esperanzas de que el pico de aumentos esté a la vista.
Y aunque las noticias de Estados Unidos deberían sumar para calmar los ánimos y generar un rebote de cierto optimismo del otro lado del Atlántico, ese ”aterrizaje suave” para la economía estadounidense, “altamente plausible”, para el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, no parece un cóctel suficiente.
Este tono más positivo, que podría frenar el ritmo de las subidas de tipos de interés y de la inflación, no será impedimento para huelgas o movilizaciones que buscarán interrumpir trenes, correos, autobuses, consultorios, exámenes o retiro de efectivo de los bancos o cajeros automáticos.
Los alemanes mostrarán su enfado por lo que no recuerdan desde hace décadas: una caída real del poder de compra. Un estudio elaborado por la oficina de estadísticas del país confirma que los salarios cayeron un 5,7% en el tercer trimestre en comparación con el mismo periodo del año pasado. Todo esto en la economía más robusta del continente.
Mientras los ingresos nominales aumentaron un 2,3%, la inflación subió en el mismo periodo un 8,4%, erosionando los bolsillos germanos. Destatis, encargada de las cifras gubernamentales, remarca que es el cuarto trimestre consecutivo con una pérdida de salario real.
Cuando esto pasa, las autoridades hospitalarias dan la voz de alarma: “Los niños mueren porque no podemos cuidarlos”. Covid-19, bronquiolitis y gripe, es decir la tripledemia, completa el malestar para el país gobernado por el canciller, Olaf Scholz.
Por otro lado, Reino Unido vive la peor crisis económica que se recuerde en 40 años. El país se verá interrumpido por huelgas todos los días hasta Navidad. Los trabajadores ferroviarios, incluido el personal de Eurostar, las enfermeras, los maestros, los guardias de seguridad que manejan efectivo, los examinadores de conducción y los oficiales de pagos rurales están planeando una acción industrial que afectará todos los días después del advenimiento, hace el recuento la prensa británica en las primeras horas del último mes del año.
El gobierno de Londres ha impartido una fase de “austeridad 2.0″, como se la definió,, en referencia a los recortes presupuestarios tras la crisis financiera que atraviesa el reino. Ahora la meta es detener huelgas con “tregua festiva”.
Los ministros han pedido al sindicato ferroviario más grande de Reino Unido que sea “altruista” y suspenda la huelga durante Navidad y Año Nuevo en medio de advertencias de que le costará a la economía más de 1.700 millones de libras esterlinas, revela The Times.
El marco social para los británicos es delicado. El ministro de Hacienda, Jeremy Hunt, anunció aumentos de impuestos y congelación del gasto público, asumiendo el riesgo de acentuar una recesión que ya promete ser larga y dolorosa. Dado que el PBI del Reino Unido cayó un 0,2% en el tercer trimestre , es probable que la recesión haya comenzado y podría durar dos años, estima el Banco de Inglaterra.
Mientras esto sucede, el sistema público de salud (NHS) está en “estrés”. El Brexit ha provocado una salida de personal sanitario que llegó desde la Unión Europea. Los cambios para mantener las residencias provocó una estampida que se calcula en 4.000 médicos y enfermeros menos. Tal es la situación que la prensa ha denunciado que una ambulancia de emergencia para una persona que sufre un infarto puede demorar hasta una hora.
Del otro lado del Canal de la Mancha el panorama no es muy distinto. En Francia, una huelga de controladores obligará a la ferroviaria SNCF a cancelar el 60% de sus trenes de alta velocidad “TGV” e “Intercités” del viernes 2 al domingo 4 de diciembre. No circularán trenes nocturnos. Otro movimiento social por los salarios a instancias del sindicato CGT se renovó este jueves en Marsella, en la región de Clermont y el Departamento Var.
Para los franceses, no obstante, lo más preocupante es un invierno sin luz. El gobierno del presidente Emmanuel Macron prepara las mentes de los ciudadanos para cortes programados. En una circular enviada a los prefectos, el Gobierno pide a empresarios y vecinos estar preparados ante el cese del suministro que se pueda producir en enero, ante la falta de producción nuclear.
De aplicarse, la medida no será aislada ya que involucra al 60% de los habitantes del hexágono. Hasta las escuelas estarán comprometidas en los cortes. “No se puede garantizar la recepción de los niños en las escuelas por la mañana, si estos últimos se ven afectados por el desprendimiento de carga. Abrir una escuela sin alarma, calefacción o electricidad cuando está oscuro por la mañana no cumple con los requisitos de seguridad”, explican las autoridades públicas.
España sigue la misma “suerte”. La huelga sanitaria se ha extendido por todo el pais tras el estallido del sector ocurrido en Madrid a principios de noviembre por las medidas implementadas por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de aumentar el número de puntos de Atención Continuada (PAC) en la autonomía.
Miles de sanitarios en toda la península se han unido a las huelgas por la mejora de las condiciones en la Sanidad Pública en toda España, empezando por la huelga organizada por Amyts en Madrid que sigue en activa y pasando por Cataluña, Andalucía, Extremadura, Navarra y Canarias.
Para cerrar el panorama, con la temporada de fríos, llega el aumento en el número de contagios por coronavirus en toda Europa y las hospitalizaciones crecen. Es posible que produzcan el restablecimiento de ciertos gestos de barrera. Francia ya ha dicho que puede ser obligatorio el uso de máscaras, como mínimo en el transporte público.
Todo esto sin descontar un recrudecimiento de las derivaciones que pueda tener la invasión rusa a Ucrania.
Va a ser un invierno difícil para Europa.
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