Estados Unidos venció este martes ante Irán en la copa del mundo que se está jugando en Qatar. Sin embargo, a pesar de la gran ilusión que los iraníes tenían por seguir disputando su lugar en el camino hacia la final de este mundial, las calles del país se colmaron de manifestantes que festejaron la victoria del adversario.
Muchos iraníes entendieron esta derrota en la cancha también como una derrota del régimen, que en las últimas semanas ha sido terriblemente cuestionado y sobre el cual piden el fin inmediato. Es por ello que, esta madrugada, se podían oír gritos y cierto clima de festejo en Teherán.
Inclusive, se escucharon bocinazos, vuvuzelas, silbidos y hasta algunos petardos.
Otros, sin embargo, se mantuvieron fieles a los cánticos que aún se escuchan en las protestas que estallaron el pasado 16 de septiembre con la muerte de Mahsa Amini en manos de la policía de la moral por llevar mal colocado el velo reglamentario. “Muerte al dictador, muerte al dictador” se oyó desde numerosas ventanas, en referencia al líder supremo Ali Jamenei.
Sin embargo, por más festiva que esta escena pudiera parecer, lo que realmente refleja es una nueva demostración del descontento social ante la situación política del país y el fin de las medidas arcaicas y misóginas que aún rigen en la sociedad.
Inclusive, en un intento de calmar el tenso clima que desde hace meses se vive, miembros del Parlamento habían planteado establecer una jornada festiva para este miércoles en caso de que se diera una victoria ante Estados Unidos, aunque la medida no fue exitosa.
Sin embargo, los medios locales procuraron poner el énfasis en la cuestión deportiva a la hora de titular en sus portadas.
“Un amargo final para lo que podría haber sido un viaje alucinante”, escribió Iran Daily mientras que la agencia Mehr sentenció: “Irán fracasa a la hora de pasar a la siguiente fase otra vez”.
Si el encuentro de este martes hubiera terminado en una victoria de Irán habría sido especialmente satisfactorio para el régimen, que considera a Estados Unidos como su mayor enemigo geopolítico desde 1979, cuando venció y se instauró en el país la Revolución Islámica.
Es por ello que los medios locales se aseguraron de remarcarlo, aunque haciendo completo caso omiso a las repercusiones de la gente.
Por otro lado, los partidos disputados en Qatar también estuvieron cargados de presiones políticas. Durante el primer encuentro, los jugadores de la selección tomaron la decisión de no cantar el himno nacional en señal de apoyo a las protestas en casa. Sin embargo, este hecho que fue muy festejado por la gente, no se repitió en el segundo partido, cuando sí entonaron las palabras.
Las críticas no tardaron en llegar. La cadena CNN fue la encargada de aclarar el repentino cambio del seleccionado y explicó que, horas antes del partido, habían recibido amenazas contra sus familiares para que cesaran sus muestras de apoyo hacia las protestas.
Con el antecedente del arresto del ex jugador de la selección nacional Voria Ghafouri y conociendo la suerte que corrieron otras figuras públicas que desobedecieron las órdenes del régimen, los futbolistas se vieron obligados a acatar con la exigencia, a pesar de ser considerados traidores.
Hasta el momento, las protestas en Irán -que son violentamente reprimidas por la Guardia Revolucionaria- han dejado más de 300 muertos y cerca de 2.000 detenidos -de ellos, seis condenados con la pena de muerte-.
(Con información de EFE)
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