La conferencia del clima de la ONU (COP27) aprobó este domingo de madrugada la creación de un fondo de pérdidas y daños para los países “particularmente vulnerables” al cambio climático, una demanda histórica de las naciones del Sur.
Tras más de un día de retraso sobre la agenda prevista, los casi 200 miembros de la COP27 aprobaron por consenso la decisión al inicio de una sesión plenaria en plena noche en Egipto.
Una salva de aplausos celebró la aprobación de este punto de la agenda, tras una larga negociación que se prolongó hasta la madrugada.
La conferencia del clima de la ONU aún no ha concluido sus trabajos oficialmente.
En una de las sesiones más largas y fuera de plazo que se recuerdan, los delegados de la COP27 se volvieron a retirar para seguir negociando, a petición de la presidencia egipcia.
La idea de ese fondo empezó a gestarse hace tres décadas, cuando los países del Sur empezaron a exigir reparaciones por el calentamiento del planeta, del cual no han sido responsables históricamente.
El fondo, que no será inmediatamente operativo, proporcionará financiación “predecible y adecuada” a “los países en desarrollo especialmente vulnerables”, según el texto.
Un comité de transición compuesto por 24 países, entre ellos tres de América Latina y el Caribe, elaborará durante un año los detalles sobre el funcionamiento y la financiación de esta iniciativa, con vistas a una adopción en la COP28 a fines de 2023, un año antes del plazo previsto hasta ahora.
La financiación recaerá básicamente sobre los países ricos, los que más han contribuido al calentamiento global.
Pero una de las pistas de trabajo acordadas este domingo llama a “expandir las fuentes de financiación”, lo que dejaría la ventana abierta para que países como China participe como donante de ese fondo, una demanda expresada por la Unión Europea y Canadá, entre otros.
El representante chino, Xie Zhenhua, advirtió previamente que la participación de los países en desarrollo a ese fondo debía ser “voluntaria”.
El acuerdo de la COP27 invita también al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional a aportar “soluciones de financiación”.
Pero no menciona la posibilidad de condonar deuda exterior como una medida de alivio, como defendían países como Colombia.
Las cifras que se barajan de daños directos e indirectos a causa del cambio climático son astronómicas.
Según el Instituto Grantham, las pérdidas y daños podrían llegar a oscilar entre 290.000 y 580.000 millones de dólares anuales en 2030.
En la COP27 todas las decisiones deben ser tomadas por consenso. Y entre las delegaciones persistía una gran división sobre otros temas, por ejemplo dirimir el futuro de las energías de origen fósil, emisoras de CO2 y metano, dos gases causantes del efecto invernadero.
Numerosos países en desarrollo y también europeos desean que la COP27 establezca que hay que abandonar progresivamente el uso de energías fósiles, un extremo al que se oponen naciones productoras de petróleo como Arabia Saudita, según las fuentes consultadas.
“Tenemos que empezar a trabajar en la salida de los combustibles fósiles, porque es la única manera de mantener el objetivo de un calentamiento de 1,5 ºC” respecto a la era preindustrial, había afirmado en la madrugada a los periodistas Malcolm Stufkens, subsecretario de Ambiente de Honduras.
La mitigación es imprescindible para mantener en pie el objetivo de limitar el calentamiento del planeta en +1,5 ºC, planteado en el Acuerdo de París de 2015.
Otro de los puntos a debate en Sharm el Sheij es el futuro de la financiación a largo plazo para adaptarse al cambio climático, y mitigar la emisión de gases.
En 2009, los países desarrollados prometieron que a partir de 2020 se desembolsarían 100.000 millones de dólares anuales para ayudar a los países pobres a adaptarse al cambio climático y a disminuir sus emisiones, y al mismo tiempo emprender la transición energética.
Y ese monto de 100.000 millones de dólares, que no ha sido completado, debe ser aumentado en principio a partir de 2025.
(Con información de AFP)
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