China anunció que continuará con su política de COVID cero, pero descartó “cierres y aperturas totales”

Las autoridades sanitarias del régimen se mostraron “decididamente” convencidos de seguir con su polémica estrategia de contención de la pandemia. Sin embargo, expresaron su intención de realizar algunos ajustes a sus protocolos

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Una persona se somete a una prueba para detectar la enfermedad del coronavirus (COVID-19) en un centro de pruebas de ácido nucleico, en Shanghái, China, el 15 de noviembre de 2022. REUTERS/Aly Song
Una persona se somete a una prueba para detectar la enfermedad del coronavirus (COVID-19) en un centro de pruebas de ácido nucleico, en Shanghái, China, el 15 de noviembre de 2022. REUTERS/Aly Song

China anunció hoy que mantendrá “decididamente” su política de COVID cero, pero expresó su oposición a “las tendencias de ‘confinarlo todo’ y de ‘abrirlo todo’”.

“Es necesario abolir la superposición de distintas medidas de prevención”, explicó en una rueda de prensa el portavoz de la Comisión Nacional de Sanidad Mi Feng, quien añadió que “hay que luchar contra conductas irresponsables que abogan por una apertura total”.

Ante los rebrotes que registran muchos puntos de la geografía del gigante asiático, el también funcionario de la Comisión Shen Hongbing explicó que China “continuará construyendo hospitales” y se asegurará de que estos tengan “suficientes camas”, de las cuales el 10% deberán ser de cuidados intensivos.

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Shen aseguró asimismo que “los departamentos pertinentes están formulando un plan para acelerar la vacunación”.

El país asiático ha basado toda su campaña de inoculación en vacunas de fabricación nacional. Llevan administradas más de 3.400 millones de dosis entre su población de alrededor de 1.400 millones de habitantes, aunque los ancianos han sido uno de los grupos más reticentes a recibir la inyección.

Una persona recibe una vacuna inhalada COVID-19 producida por la empresa farmacéutica china CanSino Biologics, en un centro de servicios de salud de la comunidad en Lianyungang, provincia de Jiangsu, China 3 de noviembre de 2022. China Daily vía REUTERS/Archivo
Una persona recibe una vacuna inhalada COVID-19 producida por la empresa farmacéutica china CanSino Biologics, en un centro de servicios de salud de la comunidad en Lianyungang, provincia de Jiangsu, China 3 de noviembre de 2022. China Daily vía REUTERS/Archivo

“Al elegir una vacuna, hay que tener en cuenta la seguridad, la eficacia y la accesibilidad”, aclaró Shen, respondiendo así a recientes rumores sobre si China adoptará las vacunas de empresas extranjeras como la alemana Biontech.

Medidas “más precisas”

El pasado viernes, China realizó ajustes a sus protocolos de lucha contra la pandemia, y el Ejecutivo desaconsejó llevar a cabo pruebas rutinarias PCR a toda la población de una ciudad o un distrito.

También criticó prácticas como recoger muestras de los residentes dos veces en un día, sucedidas últimamente en algunas ciudades, por “no ser científicas”.

Por su parte, Mi, citado en la prensa local, aseguró este jueves que las distintas localidades están implementando “rápidamente” los nuevos ajustes y “tomando medidas más precisas” a la hora de aislar a los contagiados y efectuar pruebas PCR.

Una mujer se somete a la prueba de la enfermedad del coronavirus (COVID-19) en un centro de pruebas de ácido nucleico, en Shanghái, China, el 15 de noviembre de 2022. REUTERS/Aly Song
Una mujer se somete a la prueba de la enfermedad del coronavirus (COVID-19) en un centro de pruebas de ácido nucleico, en Shanghái, China, el 15 de noviembre de 2022. REUTERS/Aly Song

Desde la pasada primavera boreal y ante el creciente número de casos, varias urbes decidieron implementar un sistema según el cual los residentes deben presentar, mediante una aplicación en sus teléfonos, una prueba PCR negativa realizada en las 24, 48 o 72 horas previas para usar el transporte público o entrar a oficinas, museos, escuelas, parques, tiendas u otros espacios.

Sin embargo, numerosas ciudades han cancelado esta semana las pruebas rutinarias gratuitas, optando por reservarlas para “situaciones en las que la cadena de contagio no esté clara” y para “grupos de poblaciones clave” o por hacerlas de pago.

En algunas localidades, la cancelación de las tomas rutinarias de muestras no ha ido acompañada de una relajación en los requisitos de un resultado PCR a la entrada de lugares públicos, lo que ha causado largas colas en las cabinas que permanecen abiertas y muestras de frustración entre la población.

La gente hace cola para hacerse la prueba de la enfermedad del coronavirus (COVID-19) en un sitio de pruebas de ácido nucleico, en la Plaza de la Ciudad de las Flores en Guangzhou, provincia de Guangdong, China 16 de noviembre de 2022. cnsphoto via REUTERS
La gente hace cola para hacerse la prueba de la enfermedad del coronavirus (COVID-19) en un sitio de pruebas de ácido nucleico, en la Plaza de la Ciudad de las Flores en Guangzhou, provincia de Guangdong, China 16 de noviembre de 2022. cnsphoto via REUTERS

Ciudades como Beijing, Chongqing (centro) o Cantón (sur) han registrado recientemente un fuerte aumento del número de casos de COVID, aunque han evitado confinamientos totales como el impuesto la pasada primavera boreal en Shanghái (este).

La política de COVID cero, que consiste en el aislamiento de todos los contagiados, estrictos controles fronterizos, campañas masivas de pruebas PCR y confinamientos donde se detectan casos, permanece vigente desde comienzos de 2020 en el país asiático, a pesar de síntomas de agotamiento entre la población en los últimos meses que han desembocado en disturbios recientes en ciudades como Cantón.

Según las cifras oficiales, fallecieron desde el comienzo de la pandemia 5.226 personas en China, cuyas autoridades sostienen que la estrategia de COVID cero ha salvado millones de vidas.

(Con información de EFE)

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