La primera Copa del Mundo organizada por un país árabe es cada vez más controvertida en vez de ser un puente entre las distintas culturas. Desde la elección del país como sede hasta el trato a los trabajadores migrantes, las restricciones a la libertad de expresión o la prohibición de demostraciones LGBTQ+, Qatar enfrenta una serie de acusaciones que empañan cada vez más el mundial a menos de una semana de su inicio.
La cuenta atrás de una semana para el Mundial comenzó el lunes, mientras los principales futbolistas del mundo centraban su atención en uno de los torneos más controvertidos de la historia. Culmina la extraordinaria campaña de Qatar para, primero, ganar la votación para conseguir el torneo y, después, embarcarse en un gasto de decenas de miles de millones de dólares para construir estadios e infraestructuras.
Las peticiones de la FIFA de “centrarse en el fútbol” no han sido escuchadas, ya que la cuenta atrás para el inicio de la competición no ha hecho más que aumentar el escrutinio sobre el trato que el Estado del Golfo da a los trabajadores inmigrantes, a las mujeres y a la comunidad LGBTQ.
Los trabajadores del sur de Asia han estado en el centro de una disputa, a menudo enconada, sobre las muertes, las lesiones y sus condiciones de trabajo desde que a Qatar se le concedió la Copa del Mundo en 2010.
Qatar ha rechazado airadamente la mayoría de los ataques y los medios de comunicación locales han denunciado la “arrogancia” de algunos países occidentales.
El diario británico The Guardian comentó que en un discurso ante el consejo Shura, el órgano legislativo del estado, el 25 de octubre, el gobernante de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, expresó cierto grado de amargura por lo que vio como una década de ataques implacables. El emir no dijo del todo que deseaba que su país quedara fuera de toda la juerga, pero ciertamente sonó como si hubiera terminado de disculparse con los occidentales.
“Desde que obtuvimos el honor de albergar la Copa del Mundo, Qatar se ha visto sometido a una campaña sin precedentes que ningún país anfitrión ha enfrentado nunca”, dijo.
“Inicialmente tratamos el asunto de buena fe, e incluso consideramos que algunas críticas fueron positivas y útiles, ayudándonos a desarrollar aspectos que necesitan ser desarrollados. Pero pronto nos quedó claro que la campaña continuaba, ampliándose e incluyendo la fabricación y el doble rasero, hasta que alcanzó un nivel de ferocidad que hizo que muchos cuestionaran, lamentablemente, [sus] razones y motivos”.
El jeque Tamim insistió en que la Copa del Mundo seguiría siendo un gran anuncio para Qatar, pero a medida que el reloj avanza hacia el partido inaugural del 20 de noviembre, aumentan los desafíos para la narrativa de Qatar de un estado del Golfo diestro y en proceso de modernización, dijo el medio en su nota.
Pero las críticas no solo provienen de grupos activistas.
Dinamarca usará camisetas con el logo del fabricante atenuado, porque la empresa Hummel “no quiere ser visible en torneos que cuestan vidas”. Jugadores de Australia grabaron un video en el que mostraron su preocupación por el sufrimiento de los trabajadores inmigrantes y por la incapacidad de las personas LGBTQ+ de Qatar de “amar a la persona que elijan”. Además, 8 de los 32 equipos tienen previsto llevar algún tipo de brazalete arco iris en apoyo de los derechos LGBTQ+.
Londres declaró que no albergaría zonas de aficionados ni proyecciones públicas de los partidos. París, sede del París Saint-Germain, patrocinado por Qatar, y otras ciudades francesas hicieron lo mismo. La BBC citó al alcalde de Lille calificando el torneo de este año como “un sinsentido en términos de derechos humanos, medio ambiente y deporte”. En Gran Bretaña, el partido laborista dijo que boicotearía la Copa del Mundo, y los diputados que han visitado Qatar en viajes gratuitos han sido denunciados en la prensa.
TRABAJADORES
La explotación laboral es uno de los grandes temas que rodean este Mundial. Miles de personas migrantes en Qatar que trabajan en proyectos vinculados al Mundial o trabajaron en la construcción de los estadios siguen enfrentándose a problemas como salarios impagos, negación de días de descanso, condiciones de trabajo inseguras, obstáculos para cambiar de trabajo y acceso limitado a la justicia, mientras que la muerte de miles de trabajadores sigue sin investigarse.
En agosto al menos 60 obreros fueron detenidos por participar en una manifestación que se llevó a cabo frente a las oficinas de Al Bandary International Group, una importante empresa constructora, según apuntó Equidem, una organización de derechos laborales con sede en Londres. La mayoría de los trabajadores fueron enviados a casa.
Desde el Washington Post informaron que un funcionario del gobierno de Qatar dijo en un comunicado que los manifestantes habían sido detenidos por violar las leyes de seguridad pública y que el incidente estaba bajo investigación.
Las condiciones laborales de estos trabajadores inmigrantes en los países del Golfo Pérsico ha estado en el ojo de la tormenta durante muchos años. La protesta en cuestión se llevó a cabo el 14 de agosto, mientras continuan los llamados de atención a la FIFA para compensar a los trabajadores por supuestos abusos laborales en los que se incurrió en vísperas de la preparación para el torneo.
El viernes, Amnistía Internacional hizo una petición urgente al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, para que se comprometa a ofrecer un paquete de compensaciones a los trabajadores que construyeron los relucientes estadios del torneo.
“Todos estos abusos están en desacuerdo con la imagen de la Copa del Mundo como una brillante celebración de la humanidad”, denunció Minky Worden, directora de iniciativas globales de Human Rights Watch. “Estas son las personas que literalmente han construido la Copa del Mundo desde cero, desde el desierto hacia arriba. Ellos son los que deben recibir una compensación económica antes de patear el primer balón”, agregó.
Según The Guardian los sindicatos, así como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de la ONU, dicen que ahora no solo ha habido un compromiso con el problema sino una “transformación” en el enfoque de Qatar hacia los trabajadores migrantes.
En 2018, las reformas finalmente permitieron a los trabajadores salir del país sin obtener primero un permiso de salida, y en 2020 se permitió a los trabajadores cambiar de trabajo antes del final de un contrato sin el permiso del empleador, aboliendo de hecho el sistema de explotación kafala. En un informe publicado el 31 de octubre, la OIT dijo que se aprobaron más de 348.450 solicitudes para cambiar de trabajo entre el 1 de noviembre de 2020 y el 31 de agosto de 2022.
Sin embargo, reconoció que “varios empleadores sin escrúpulos han tomado represalias contra los trabajadores que solicitaron un cambio de trabajo”. Esta represalia puede tomar la forma de amenazas de deportación, cancelación de permisos de residencia o presentación de cargos por fuga, explicó el medio.
LGBTQ+
Qatar es uno de los setenta países del mundo que consideran delito la orientación sexual, provocando que muchos activistas busquen terminar con estas leyes homofóbicas.
Países como Nigeria, Arabia Saudita, Afganistán, Emiratos Árabes Unidos y Sudán son algunos de los que si hay una pena de muerte contra los homosexuales. En cuanto a Qatar, aunque no penaliza a los gays, si la castiga y podrían ser condenados a siete años de cárcel si tienen relaciones con otra persona de su mismo sexo.
Sep Blatter, ex presidente de la FIFA, había dicho que gays y lesbianas que asistieran al país en esa temporada se abstengan de toda actividad sexual. Este comentario generó indignación de las diferentes asociaciones internacionales de la comunidad LGBT+, ya que sienten que en vez de apoyarlos se ha aliado con los represores.
Las personas de la comunidad pueden llegar a ser encarcelados por expresar su orientación en público o incluso por hacerlo privado: es más, existen trampas para atraparlos, como es el caso de buscar jóvenes homosexuales en foros de internet en donde “conciertan citas falsas con ellos y luego les arrestan”.
Nasser Al Khater, director ejecutivo del comité organizador del evento, aseguró que “es un país tolerante. Es un país acogedor”, pero ya existen hoteles anti-LGBT+ en Qatar.
Human Rights Watch documentó seis casos de palizas severas y repetidas y cinco casos de acoso sexual bajo custodia policial entre 2019 y 2022.
El medio británico explicó que las fuerzas de seguridad ordenaron que las mujeres transgénero detenidas asistieran a las llamadas sesiones de terapia de conversión en un “cuidado de la salud conductual” patrocinado por el gobierno. centro. El activista Peter Tatchell dijo que había asesorado personalmente a un gay qatarí que estaba destrozado y humillado al asistir a un curso de conversión.
A Qatar le gusta defender su cultura conservadora, diciendo “no somos Dubái”, pero al mismo tiempo, a veces hay una brecha entre la ley y su aplicación. “Lo que la gente haga en las cuatro paredes de su hotel depende de ellos. Si dos tipos reservan una habitación de hotel juntos o muestran algún PDA [muestras públicas de afecto], aquí no hay policía moral”, dijo un funcionario.
Sophia Stone, una británica que vive en Doha, dijo que la prensa negativa era injusta. “Yo no haría caso a todo lo que se oye en las noticias”, dijo a la AFP. “Si realmente quieres tener una opinión al respecto, ven a Qatar y compruébalo por ti mismo. Por lo que estoy leyendo, no es así en absoluto. Es un país muy abierto y acogedor”.
El país de apenas tres millones de habitantes, uno de los mayores productores de gas natural del mundo, ha gastado a manos llenas.
Los nuevos estadios cuestan más de 6.500 millones de dólares y un sistema de metro sin conductor con un precio de 36.000 millones de dólares da servicio a cinco de las ocho sedes.
Según algunas estimaciones, el gasto total en infraestructuras de la última década asciende a 200.000 millones de dólares.
Los organizadores han previsto que más de un millón de aficionados viajen a Qatar y han respondido a la preocupación por la falta de alojamiento utilizando tres cruceros como hoteles flotantes. Ya están completos para las dos primeras semanas del torneo.
Los organizadores afirman que se han vendido 2,9 millones de los 3,1 millones de entradas y los aficionados han estado esperando fuera del centro de venta de entradas de la FIFA con la esperanza de que queden disponibles las escasas entradas para los partidos más importantes.
Qatar anunció el lunes sus primeras detenciones de revendedores de entradas para la Copa Mundial, con tres hombres extranjeros detenidos frente a los centros oficiales de venta de entradas en Doha. No se facilitaron detalles sobre su nacionalidad.
En Europa, el malestar por el hecho de que un país sin apenas tradición futbolística acoja el torneo se siente con fuerza.
El capitán de la selección alemana ganadora del Mundial de 2014, Philipp Lahm, dijo el domingo que nunca se debería haber permitido a Qatar organizar la Copa del Mundo por los abusos contra los derechos.
“Conceder la Copa del Mundo a Qatar fue un error”, escribió Lahm en una columna para el periódico Die Zeit. “No pertenece allí”.
Lufthansa dijo que un avión con el letrero “#DiversityWins!” llevará al equipo de Alemania a su campaña para el Mundial.
(Con información de AFP)
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