El domingo por la mañana, cuentas de Telegram cercanas al Grupo Wagner comenzaron a difundir un estremecedor video en el que se ve cómo un hombre, con la cabeza pegada a un bloque de piedra, es asesinado de un mazazo.
Los canales, conocidos por brindar información del ejército de mercenarios del Kremlin, confirmaban que el ejecutado era el soldado ruso Evgeny Nuzhin.
Las brutales imágenes causaron conmoción y, en un principio, sembraron dudas sobre su veracidad. Sin embargo, el propio jefe del Grupo Wagner, el empresario Yevgeny Prigozhin, confirmó el escalofriante crimen con un macabro comentario: “En este espectáculo, se ve cómo este hombre no encontró la felicidad en Ucrania, pero encontró a personas poco amables pero justas”.
“Es un trabajo magnífico de dirección, se mira de un tirón. Espero que ningún animal resultara herido en el rodaje”, agregó con siniestra ironía.
La víctima de la crueldad del ejército mercenario de Vladimir Putin fue Evgeny Nuzhin un soldado del grupo que se rindió deliberadamente al ejército ucraniano y que luego fue capturado por los rusos.
Lo que aún no trascendió es dónde cayó en manos de los mercenarios. Hay versiones que indican que llegó a territorio rsuo como parte de un intercambio de prisioneros el último viernes y que rápidamente fue identificado por el ejército clandestino del Kremlin, pero también hay fuentes que señalan que fue capturado en territorios ocupados.
“Mazo y traidores tienen una estrecha relación para el Grupo Wagner”, aseguró el canal de telegram Grey Zone afiliado de los mercenarios rusos junto a las escalofriantes imágenes de la ejecución.
El video también indica que el destino de Nuzhi podría ser el de muchos prisioneros de guerra. Para el ejército de mercenarios de Putin, cualquiera que haya caído en manos ucranianas se convierte en un potencial enemigo y las brutales imágenes son deliberadamente difundidas para crear terror en las propias filas, muy desanimadas por el fracaso y la falta de apoyo... Así, este cruel asesinato es una advertencia para todos los soldados rusos.
Prigozhin, un oligarca ruso que se ganó su apodo de “chef de Putin” debido a sus negocios de catering, admitió en septiembre por primera vez que fundó el grupo Wagner en 2014 y reconoció su presencia en África, Oriente Medio y América Latina.
Estos últimos meses, el grupo opera activamente en el frente ucraniano, en apoyo al ejército ruso. Está acusado de haber reclutado a detenidos en las cárceles de Rusia, a cambio de reducciones de pena y, de hecho, meses atrás Prigozhin recorrió personalmente distintas prisiones rusas para reclutar a 1.000 convictos para luchar para Moscú.
Según las comunicaciones interceptadas por la inteligencia alemana, los mercenarios del grupo podrían haber participado en atrocidades en la ciudad ucraniana de Bucha poco después de la invasión del 24 de febrero. E investigadores de las Naciones Unidas y asociaciones a favor de los derechos afirman que elementos Wagner han atacado a civiles, realizado ejecuciones masivas y saqueado propiedad privada en zonas de conflicto.
El grupo paramilitar está también sospechado de haber ejecutado en las sombras el trabajo sucio para el Kremlin durante años en varios frentes en el extranjero.
Mijail Jodorkovski, antiguo oligarca convertido en crítico de Putin, declaró ante autoridades británicas que la influencia de Prigozhin está a la altura de la de otros altos ministros del Kremlin debido a su relación personal con el presidente ruso.
“La influencia de Prigozhin es aproximadamente igual a la de Sergei Shoigu, ministro de Defensa, o a la de Sergei Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores”, dijo.
Prigozhin, agregó, es lo suficientemente cercano a Putin como para que se le permita incluso firmar indultos en nombre del presidente para reclutar criminales de las cárceles “independientemente de la gravedad de los delitos”. “Se trata de un nivel de influencia muy alto”, advirtió.
El FBI tiene una orden de arresto contra Prigozhin, de 61 años, acusado de buscar influir en las elecciones de EEUU entre 2014 y 2018 manipulando varios canales de redes sociales a través de su Agencia de Investigación de Internet, también conocida como la “fabrica de trolls”, con sede en San Petersburgo.
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