Vladimir Putin comenzó una campaña para silenciar a los funcionarios rusos que se han atrevido a criticar su invasión a Ucrania, en la que han muerto al menos 100.000 soldados rusos.
La lista negra de funcionarios que han sido críticos con la guerra ha sido entregada a los medios de comunicación estatales con la instrucción de que dejen de citarlos en sus informes, según revelaron al medio de comunicación ruso Verstka fuentes cercanas a la Duma (Parlamento)ay a la operación de los medios de comunicación.
Entre los que figuran en la lista, detalló el Daily Mail, está Andrei Kartopolov, jefe del Comité de Defensa de la Duma, que el mes pasado pidió al Kremlin que “dejara de mentir” a los rusos sobre las pérdidas en el campo de batalla en Ucrania.
Otro es Andrei Gurulev, un alto miembro de la Duma, que criticó a un comandante tras la derrota de Rusia en la ciudad ucraniana de Lyman”, dijo una fuente al medio de comunicación ruso.
Gurulev también dijo que los comandantes rusos tienen demasiado miedo de contarle a Putin las pérdidas en el campo de batalla.
Una fuente cercana a la Duma afirmó que Putin ordenó a los medios de comunicación estatales que eviten citar a los funcionarios que han sido críticos con la guerra.
Varios oficiales y blogueros militares rusos, que al principio se mostraron positivos con la invasión de Ucrania por parte de Putin, se han vuelto cada vez más críticos con los fallos de los generales de Moscú desde que Kiev reconquistó amplias zonas del noreste del país en septiembre.
Destacados funcionarios rusos también han arremetido contra el Kremlin por la rendición en Kherson, después de que el ministro de Defensa Sergei Shoigu y el general Sergei Surovikin fueran llevados a la televisión estatal anoche para anunciarla.
Las tropas ucranianas liberaron este viernes la ciudad de Kherson, en el sur del país, y reivindicaron una “importante victoria” ante Rusia, que retiró sus fuerzas de la única capital regional que habían conseguido tomar en casi nueve meses de combates.
“¡Hoy es un día histórico!”, declaró el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky. Kherson es “nuestra”, proclamó, precisando que el ejército se encontraba en la periferia de la ciudad, aunque las “unidades especiales” ya habían entrado en la urbe.
La retirada rusa, la tercera de envergadura desde el inicio de la invasión de Ucrania el 24 de febrero, representa un duro revés para el presidente Vladimir Putin, que proclamó a finales de septiembre la anexión de cuatro regiones ucranianas, entre ellas Khersón.
Putin había prometido defender “por todos los medios” esas regiones y amenazó entre líneas con recurrir al arma nuclear.
Pero ante la contraofensiva ucraniana lanzada a finales del verano boreal, el ejército ruso anunció el miércoles que abandonaba la parte norte de la región, incluida su capital homónima, para consolidar posiciones en la margen opuesta del río Dniéper, una barrera natural.
“Más de 30.000 militares rusos y cerca de 5.000 piezas de armamento y vehículos militares fueron retirados” de la margen occidental del Dniéper, indicó el viernes el Ministerio ruso de Defensa.
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