Cada vez son más los países que encienden las alarmas ante los preocupantes reportes sobre el incremento de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. El mayor foco está puesto sobre China, uno de los mayores depredadores que desde hace tiempo viene poniendo en peligro la soberanía marítima a nivel global. Ante este panorama, Estados Unidos busca encabezar una sólida alianza internacional con otras naciones para hacer frente a esta amenaza.
Este martes el Comando Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM), junto con la Universidad Internacional de la Florida (FIU), realizaron una conferencia para la que convocaron a altos líderes del Gobierno, expertos en la materia, organizaciones sin fines de lucro, la sociedad civil, la academia y la industria privada.
El objetivo principal del encuentro era analizar cómo entender mejor “las iniciativas de intercambio de información y los desafíos”, y aprovechar las tecnologías emergentes para contrarrestar la pesca ilegal, y mejorar el monitoreo del dominio marítimo.
En representación del Comando Sur estuvo la embajadora norteamericana Jean Manes, adjunta civil del Comandante; Maxine Burkett, Subsecretaria de Estado Adjunta para Océanos, Pesca y Asuntos Polares; y Shlomi Dinar, decano interino de la Escuela de Relaciones Internacionales y Públicas de la FIU.
Durante su pronunciamiento, Burkett indicó que esta amenaza se puede contrarrestar eficazmente mediante la creación de normas estrictas, el intercambio de datos y la exigencia de responsabilidades: “Trabajando juntos podemos dar vuelta la tortilla a quienes practican la pesca ilegal, para garantizar un océano seguro y sostenible”.
“Al reunir a nuestros socios que lideran la lucha contra la pesca ilegal, organismos, organizaciones (y) partes interesadas, estamos aumentando la ambición, el impulso y, lo que es más importante, la acción en la lucha contra” esta amenaza, agregó.
La funcionaria del Comando Sur sostuvo que la pesca ilegal “está dañando nuestro océano, nuestro planeta, nuestra gente y el medioambiente”. Para combatirla, consideró que “hay que trabajar con los socios de forma bilateral y multilateral para adoptar y aplicar normas más sólidas y crear regímenes de aplicación que garanticen la responsabilidad, con el fin de proteger nuestra diversidad, mejorar la seguridad marítima, y combatir el trabajo forzoso en esta disminuida cadena de suministro”.
Manes, por su parte, valoró que varios países del hemisferio occidental ubicaron a la pesca ilegal entre sus tres principales amenazas a combatir, junto con las redes criminales transnacionales y la ciberseguridad. “Ahora es el momento de tomar medidas audaces juntos (...) Tenemos una directiva del presidente de los Estados Unidos”.
En esa línea, recordó que el secretario de Estado, Antony Blinken, recientemente estuvo en Perú discutiendo la importancia de este tema, y destacó que durante la Cumbre de las Américas el gobierno de Joe Biden se comprometió a apoyar el corredor marítimo del Pacífico Tropical Oriental con Colombia, Ecuador, Costa Rica y Panamá.
“La Guardia Costa de los Estados Unidos tiene la pesca ilegal como la amenaza marítima número uno; y el Gobierno acaba de publicar el plan de cinco años para combatirla”, señaló la representante del Comando Sur, quien consideró que, como parte de los esfuerzos globales, será fundamental aumentar la inteligencia, compartir información y aprovechar la tecnología.
Advirtió, además, que los países del hemisferio no deben permitir que suceda lo que ocurrió en las costas de África: “No podemos mirar dentro de cinco o diez años y que salgan informes de Ecuador o Panamá que digan que las poblaciones de peces son irrecuperables”.
El pasado mes de agosto, mientras China lanzaba misiles frente a Taiwán en protesta por la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, pesqueros chinos desafiaron a la Guardia Costera norteamericana, en un enfrentamiento que significó una peligrosa violación del protocolo marítimo internacional.
A miles de kilómetros, un buque de la Guardia se acercó a una flota de cientos de pesqueros chinos de calamares cerca de las islas Galápagos, con el objetivo de buscar señales de pesca ilegal. A diferencia de lo que suele suceder, capitanes de varios pesqueros chinos hicieron algo inesperado: tres huyeron y uno viró 90 grados hacia la goleta guardacostas James, obligándola a efectuar una maniobra evasiva para evitar chocar.
Desde 2009, el número de buques de bandera china avistados pescando en el Pacífico sur, en ocasiones durante meses, se ha multiplicado por ocho, a 476 el año pasado. La pesca de calamares ha aumentado de 70.000 a 422.000 toneladas, un nivel que los científicos consideran insostenible incluso por tratarse de una especie resistente.
Dinar aportó durante la conferencia de este martes que uno de cada cinco peces capturados en el mundo procede de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. La pesca comercial estadounidense, apuntó, está valorada en 5.600 millones de dólares.
Un estudio difundido el mes pasado por la Financial Transparency Coalition (FTC) revela que la pesca ilegal causa miles de millones de dólares en pérdidas para los países en desarrollo.
Según el informe, más de la mitad (54,7%) de la pesca ilegal la realizan barcos industriales y semi industriales “con bandera asiática”, en particular China, mientras que el 16,1, el 13,5 y el 12,8 % recurren a pabellones de países de América Latina, África y Europa, respectivamente.
“La pesca ilegal es una industria masiva que amenaza directamente la subsistencia de millones de personas en América Latina y el resto del mundo, especialmente quienes viven en comunidades costeras en países en desarrollo ya de por sí afectados por la pandemia de Covid-19, el costo de vida y el impacto del cambio climático”, señaló en un comunicado Matti Kohonen, director ejecutivo de la FTC.
De acuerdo a otras investigaciones, con casi 3.000 barcos, China construyó en 20 años la flota pesquera más grande del mundo. Los numerosos buques del gigante asiático viajan a lo largo y ancho del planeta en busca de peces, ya que en sus propias aguas agotó sus recursos.
En general, las pérdidas globales debido a la pesca INDNR se estiman en hasta 50 mil millones de dólares, según un estudio citado por el informe. África es el continente más afectado, con pérdidas de unos 11.200 millones de dólares. En tanto, Indonesia y Argentina son países que pierden importantes sumas con unos 4.000 y 2.000 millones de dólares, respectivamente.
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