En el primer Consejo de Ministros, el nuevo gobierno de Giorgia Meloni avanzó con una serie de normas que puede comenzar a imprimir un estilo para la nueva administración de Italia. El gobierno de centro-derecha ha generado varios debates sobre el tono político que ha decidido encarar.
Los organizadores de fiestas “raves” o “electrónicas” que no estén debidamente informadas pueden terminar con hasta 6 años de cárcel y multas hasta de 10 mil euros. Desde ahora, los eventos o reuniones ilegales serán perseguidas y penadas.
En segundo lugar, durante el estreno operativo del gobierno, el gabinete de Meloni decidió reintegrar de inmediato a los médicos que se negaron a ser vacunados sin esperar la fecha límite del 31 de diciembre. La medida, que trata de reincorporar a 4.000 médicos y trabajadores de la salud, ha generado un fuerte debate en el país.
Para algunos un “premio” para los no vacunados, como escribió Enrico Letta, secretario del Partido Demócrata. Mientras, el gobernador de Campania, Vincenzo De Luca calificó a la misma como “una decisión muy grave e irresponsable, una ofensa a la gran mayoría de los médicos responsables y una ofensa a los pacientes”.
Si bien, sostienen los que se oponen a estas decisiones, pueden considerarse temas menores, involucran una esfera de actuación sobre las libertades individuales. Con el nuevo gobierno ha habido una aceleración de algunas cuestiones pendientes de regularse. En el caso de las fiestas raves, se establece un nuevo tipo de delito: “Invasión de terrenos o edificios para reuniones peligrosas para el orden público o la seguridad pública o la salud pública”. Quien organice o promueva la “invasión” - cometida por más de 50 personas - será castigado con prisión de tres a seis años y una multa de entre 1.000 y 10.000 euros.
La jornada en la que se dispusieron las medidas merecieron la evaluación de la propia Meloni. “Espero solidez y lealtad de mi equipo de gobierno. En Consejo de Ministros se respira un clima de gran entusiasmo, incluso con la conciencia de las dificultades que encontramos. Gobiernan la nación en el período más difícil de la historia de Italia, se dejan de lado formas de individualismo, y cuando hay diferentes puntos de vista, el objetivo de todos ha sido llegar a una solución”, dijo la primera ministra, para muchos respondiendo a cortocircuitos en el nuevo equipo gubernamental.
Meloni debió referirse en una conferencia de prensa al debate que generó la decisión de reincorporar a los médicos no inmunizados. En defensa de la calidad académica y científica de sus ministros, en especial el de Salud, Orazio Schillaci, precisó que las posturas de su gobierno no estaban basadas en un “enfoque ideológico”.
Como antecedente, la líder de Hermanos de Italia había tenido que soportar los cuestionamientos por nombrar a Schillaci en la cartera sanitaria. Algunos vieron como Meloni debió capitular promoviendo a un europeísta y un Ministro de Sanidad a favor de mantener el Pase Sanitario, una medida que el nuevo gobierno había amenazado con levantar.
Explicando los fundamentos del levantamiento de las restricciones para no vacunados, el ministro Schillaci indicó que los motivó un cuadro epidemiológico mucho menos alarmante que en los últimos meses y la escasez de personal que obliga a “garantizar el derecho a la salud”.
En el caso de las “restricciones” a las fiestas electrónicas, muchos creen que el caso de “Módena” -una fiesta rave que debió ser disuadida por la policía que se organizó en un almacén en desuso en vía Marino- fue un disparador, un pretexto para que el Gobierno acelerara una decisión que probablemente ya tenía en agenda. “Confiamos en el efecto disuasorio de la sanción accesoria del decomiso obligatorio de los medios que se utilicen para organizar estos actos”, ha explicado en rueda de prensa el ministro del Interior, Matteo Piantedosi.
Un ministro con brazalete nazi
La presidenta ultraderechista nombró a Galeazzo Bignami como responsable delegado encargado de Infraestructuras. Este miembro del partido Hermanos de Italia desató la indignación en 2016 después de que un diario publicara una foto suya luciendo un brazalete con una esvástica en el brazo izquierdo.
Bignami, de 47 años, retuvo su mandato como diputado durante las elecciones legislativas últimas. Antes de incorporarse al partido de Meloni, también pasó por el partido Fuerza Italia creado por Silvio Berlusconi y parte de la coalición que llevó al poder a la actual primera Ministra.
Su designación es “una ofensa, una indecencia frente a la Constitución, la memoria, la historia y las víctimas de la esvástica”, emblema de los nazis, reaccionó el diputado del Partido Demócrata Marco Furfaro. “Qué vergüenza, Giorgia Meloni”, escribió en Twitter.
Bignami tuvo que responder a las críticas: dijo en un comunicado que sentía “profunda vergüenza” por las imágenes y condenó enérgicamente “cualquier forma de totalitarismo”, calificando al nazismo y a cualquier movimiento vinculado a él de “absoluta maldad”.
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