A 40 días de la muerte de Mahsa Amini, los jóvenes impulsan la continuidad de las protestas en Irán

Este miércoles se llevó a cabo una ceremonia por el día 40 tras la muerte de Mahsa Amini en el cementerio de Aichi, en la ciudad de Saez, en el Kurdistán iraní -de donde era originaria-. Sin embargo, lejos de ser una señal de cierre, los manifestantes aprovecharon esta ocasión para reforzar sus reclamos y salir nuevamente a las calles.

Ese mismo día, la concentración de personas que se acercó a rendir honor a la joven fue fuertemente reprimida con gases lacrimógenos, munición real y perdigones. Desde entonces, se calcula que la ola de violencia solo fue en escalada y ya se han registrado al menos ocho muertos en manos de las fuerzas policiales en cuatro provincias.

La muerte más reciente se dio este viernes en la ciudad de Zahedan -al sureste del país- donde, según el medio local IRNA, una persona perdió la vida tras ser baleada y al menos otras 14 personas resultaron heridas por los enfrentamientos.

Estas cifras elevan a 144 el conteo de fallecidos que lleva la ONG Amnistía Internacional, desde el inicio de las manifestaciones el pasado 16 de septiembre. Por su parte, Iran Human Rights registra cifras muy similares, con 108 muertes.

A lo largo de la semana, Irán registró múltiples choques en diversas ciudades. Entre ellos, uno en la ciudad de Mahabad, en la provincia iraní de Azerbaiyán Occidental, que se cobró la vida de Ismail Mauludi, de 35 años.

También se intensificaron las protestas en la localidad de Khorramabad, donde se organizó la ceremonia de luto de Nika Shakarami quien murió a los 17 años durante la represión de una de las manifestaciones.

Tras conocerse este hecho el pasado 30 de septiembre, cientos de personas tomaron las calles de la ciudad hacia la comisaría 16, lo que desencadenó en la sustitución del jefe de la Policía de la región y otros altos mandos policiales por “malas prácticas” ocurridos en los sucesos del último mes.

Sin embargo, estas medidas no han sido suficientes para quienes reclaman justicia por los cientos de fallecidos y el fin de medidas arcaicas y misóginas.

A más de un mes de iniciados los disturbios, las movilizaciones han ido evolucionando. Ahora, el eje parece recaer, principalmente, sobre los jóvenes y las universidades.

Tal es el caso de la elitista escuela de tecnología Sharif, imán para las mentes más brillantes de todo el país y con un largo historial de estudiantes que conforman los más altos grupos de la sociedad.

Sin embargo, tras el estallido de las revueltas, la Universidad ha emergido -sorpresivamente- como un centro para los jóvenes que buscan expresar su repudio y sede para uno de los mayores movimientos anti gobierno en el país.

Las nuevas generaciones ven este momento como clave para ventilar su indignación por la represión social, la desesperación económica y el aislamiento global, que han obligado a estos grupos instruidos y preparados a recortar sus ambiciones.

“Nos hemos vuelto activos políticamente porque no hay nada que perder”, dijo un estudiante de ingeniería eléctrica y activista en la asociación estudiantil en la Universidad que habló con la agencia AP bajo condición de anonimato.

Al igual que este joven, muchos otros han brindado su testimonio sin su nombre, por miedo a las represalias que sus familias puedan sufrir. “Como están las cosas ahora en Irán, uno tiene que emigrar y dejar a familiares y amigos, o quedarse y pelear por sus derechos”, explicó el estudiante.

“Los estudiantes se han dado cuenta de que no conseguirán sus derechos en esta estructura”, agregó por su parte Mohammad Alí Kadivar, un estudioso de Irán en el Boston College. Además, explicó que uno de los principales objetivos es conseguir el fin del régimen, que permita al país ponerse en sintonía con el mundo. “Están demandando el fin de la República Islámica”, resaltó.

Semanas atrás, un grupo de activistas propuso un manifiesto con los lineamientos para establecer la República de Irán, en el que se plantea el respeto a los derechos de las mujeres, la igualdad ante la ley, el cese de los métodos violentos y respeto por las minorías, entre otros.

(Con información de AFP, Associated Press y EFE)

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