El nuevo primer ministro de Reino Unido, Rishi Sunak, ha iniciado su mandato con una primera polémica relativa al nombramiento de su gabinete, para el que ha recuperado al frente de Interior a Suella Braverman, pese a que había dimitido de ese mismo puesto una semana antes por un supuesto error en el envío de información oficial.
Braverman abandonó el 18 de octubre el gabinete de Liz Truss, apenas dos días antes de que la jefa de Gobierno anunciase su propia salida. La ministra atribuyó entonces su dimisión a un problema de índole burocrática, pero el comunicado incluía alusiones al caos político que se vivía entonces.
Así, subrayó la importancia de asumir los errores y apartarse, sin esperar a que los problemas se resuelvan “por arte de magia”, dando a entender que la salida tenía un marcado componente de malestar hacia la gestión de Truss, algo que Braverman nunca ha llegado a reconocer de viva voz.
Con la llegada de Sunak a Downing Street, Braverman ha regresado a Interior. “Trabajaremos duro para controlar nuestras fronteras, mantener la seguridad y tener las calles seguras”, declaró en su primera reacción, “honrada” por recuperar el puesto perdido.
Fuentes de Downing Street justifican a la BBC la decisión en virtud de las capacidades de Braverman y de la intención de Sunak de anteponer criterios de índole política al conformar su equipo. Sin embargo, las dudas sobre la integridad del nombramiento han salpicado las tertulias políticas este miércoles, antes incluso del primer Consejo de Ministros.
El ministro de Exteriores, James Claverly, ha enfatizado que Braverman tiene “una experiencia muy reciente en el Ministerio del Interior” y ha querido zanjar cualquier debate, al tiempo que negó que Sunak quisiera premiarla con el nombramiento por haberlo apoyado en las recientes primarias conservadoras. Según Claverly, su compañera ya pasó página “al decir que cometió un error, disculparse por ese error y dimitir”.
La oposición, sin embargo, ha comenzado a sacar la artillería política contra Braverman y, por extensión, contra Sunak. Una portavoz laborista, Bridget Phillipson, ha sugerido que pudo haber un “pacto sucio” entre ambos por el que el primer ministro debía de alguna manera compensar a la ex ministra.
También en las filas liberaldemócratas consideran que la vuelta de Braverman pone en tela de juicio la “integridad” que prometía Sunak. El responsable de Interior de este partido, Alistair Carmichael, ha reclamado una investigación independiente sobre el nombramiento, para determinar si hubo promesas “a puerta cerrada” de por medio.
“Si se confirma que Suella Braverman violó repetidamente el código ministerial y amenazó la seguridad nacional, debe ser retirada”, subrayó Carmichael.
La portavoz de Interior laborista, Yvette Cooper, acusó a Sunak de situar los intereses del partido por encima de los país.
“Nuestra seguridad nacional y la seguridad del público es muy importante”, agregó.
Sunak fue elegido el lunes líder conservador y primer ministro por su grupo parlamentario tras la dimisión de Truss el pasado día 20 a raíz de las turbulencias que su plan económico, con recortes fiscales, provocó en los mercados financieros.
(con información de EP y EFE)
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