Las consecuencias de la invasión de Rusia a Ucrania tensan el eje franco-alemán, sostén vital de Europa

Los daños colaterales están debilitando al tándem Emmanuel Macron y Olaf Scholz. Los equilibrios en juego entre los dos países ponen en riesgo el proyecto europeo y una posición común frente a las amenazas de Vladimir Putin

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En Kiev, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky saluda al canciller alemán, Olaf Scholz, junto al presidente francés, Emmanuel Macron (Ludovic Marin/via REUTERS)
En Kiev, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky saluda al canciller alemán, Olaf Scholz, junto al presidente francés, Emmanuel Macron (Ludovic Marin/via REUTERS)

La guerra en Ucrania está reorganizando las bases en Europa. La brutal agresión rusa, no sólo en el campo de batalla, hace peligrar la relación franco-alemana, las dos principales economias de la Unión Europea. La reprogramación reiterada del próximo Consejo de Ministros de ambas naciones confirma la existencia de diferencias cada vez más notables.

Los dos grandes países fundadores que siempre han dominado la Unión ven multiplicar las disensiones y los malentendidos desde el inicio de la guerra en febrero pasado. Pero el cúmulo de desencuentros estalló en el marco de la cumbre del Consejo Europeo, en Bruselas: el viernes pasado, Emmanuel Macron y Olaf Scholz decidieron postergar la próxima reunión de ministros franco-alemán, agendada para el 26 de octubre en Fontainebleau. De esta forma, ya son tres las postergaciones de esta importante bilateral que originalmente estaba prevista para julio. En Berlín, aseguran que tendrá lugar en enero de 2023. Pero en París nadie se anima a confirmar una fecha.

El binomio ha visto pasar distintas crisis desde el Tratado del Elíseo firmado por De Gaulle y Adenauer, hace casi 60 años, aunque en esta oportunidad la tensión tiene aristas complicadas.

Scholz recibe a Macron en Berlín (REUTERS/Michele Tantussi)
Scholz recibe a Macron en Berlín (REUTERS/Michele Tantussi)

La lista de disputas que sacude a esta “pareja” se disparó con la decisión de Berlín de anunciar, sin consulta, un plan de apoyo a sus ciudadanos de 200.000 millones de euros. En contraste, el Palacio del Elíseo postula una respuesta comunitaria a la crisis energética y Macron sostuvo que “no es bueno” para Europa que Alemania se “aísle” , mostrando su voluntad de trabajar en estrecha colaboración con el canciller, pero reconociendo los chispazos.

Alemania cree que Francia no dimensiona el revés histórico en el que está sumergido el país por culpa de la guerra. Del otro lado del Rhin, la encrucijada en la que los ha puesto Putin se exterioriza brutalmente. Un aumento significativo del presupuesto de defensa, un delicado dilema de entregar armamento pesado a Ucrania y una ruptura energética con Rusia confluyen para erosionar las bases del sólido modelo aleman.

Las grietas son aún más agudas en materia de defensa europea. Los estados de Europa central, los países bálticos, pero también Suecia y Finlandia cuestionan un eje de Francia y Alemania. Según entienden, no dimensionan la amenaza de Vladimir Putin. Varsovia o Helsinki creen que Macron y Scholz tienen un miedo visceral de romper con el Kremlin.

A pesar de que el presidente francés, el canciller alemán y el ex primer ministro italiano, Mario Draghi, fueron juntos a Kiev en junio, no lograron despejar las diferencias por los proyectos de defensa. El avión Scaf y el tanque del futuro no avanzan, aunque sí un escudo antimisiles europeo que asocie a 14 países de la OTAN pero del que Francia no se monta.

La cumbre franco-alemana no tiene una clara fecha (Reuters)
La cumbre franco-alemana no tiene una clara fecha (Reuters)

En el Palacio del Elíseo admiten que las fricciones de la alianza que co-gobierna Berlín traba aún más las negociaciones. Olaf Scholz ha tenido que demorar decisiones para no romper los acuerdos internos. Por eso, Macron y Scholz intentaron limar asperezas antes de la cumbre en Bruselas, en especial sobre cómo bajar los precios del gas y la electricidad.

Las dos capitales son tambien contrarias, en el terreno energético, por el relanzamiento de un proyecto de gasoducto entre España y Alemania, al que se opone Emmanuel Macron. “MidCat” es un proyecto que Berlín empuja desesperadamente para obtener nuevas formas de suministros de gas para no depender del chantaje ruso desde principios de la década de 2000, aunque fue acelerado por la guerra de Ucrania.

Olaf Scholz guarda silencio como contracara a la locuacidad de Emmanuel Macron. Y aunque el centro de gravedad de Europa se ha desplazado hacia el este y el norte del continente, países que siempre han denunciado la amenaza de Putin, se espera una palabra sólida de la dupla. Otro encuentro esta previsto entre ambos. La Comunidad Política Europea, un proyecto que empuja Macron pero que Scholz ya abraza, puede ser un espacio que restablezca una apariencia de equilibrios tan necesario para la dinámica intraeuropea.

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