Rafael Grossi, director del OIEA: “Todavía no estamos cerca del fin de la guerra”

El diplomático argentino, máxima autoridad del Organismo Internacional de Energía Atómica, contó a Infobae detalles de su visita a la central atómica de Zaporizhzhia en el frente de batalla en Ucrania y sus reuniones privadas con Volodimir Zelensky y Vladimir Putin

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Rafael Grossi explica cómo es visitar hoy la planta nuclear de Zaporizhzhia y cuál es su principal temor

Rafael Grossi, argentino, diplomático, 61 años, es desde 2019 el director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), mucho menos conocido por el público que otras organizaciones especializadas de la ONU como la UNESCO, la OIT, la OMS o el Banco Mundial, pero de una importancia vital en la coyuntura actual. El OIEA tiene dos misiones centrales complementarias: promover el desarrollo de los usos pacíficos de la energía atómica y evitar la proliferación de armas letales. La paradoja es que una instalación provechosa se puede transformar en una trampa mortal al quedar atravesada por un conflicto bélico: eso es precisamemente lo que ocurrió con la planta nuclear más grande de Europa ubicada en Zaporizhzhia, Ucrania.

Esa situación llevó a Grossi en los últimos meses a delicadas misiones de inspección en el teatro mismo de operaciones y a convertirse en una de las pocas personas del mundo que dialogó cara a cara este año con Volodimir Zelensky y Vladimir Putin, buscando prevenir que al baño de sangre de la guerra se sume un desastre nuclear de dimensiones incalculables.

Pocos días después de esas reuniones privadas en Kiev y San Petersburgo, realizó una breve gira por Argentina y antes de regresar a la sede de la OIEA en Viena brindó una entrevista a Infobae.

-Asumió hace casi 3 años al frente del OIEA pero los dos primeros fueron muy distintos a este. ¿Cuál era su tarea de rutina antes de 2022?

-El Organismo Internacional de Energía Atómica fue creado en el año 1957 y tiene varias misiones. En términos genéricos es el organismo que vela por los usos pacíficos de la energía nuclear, un abanico que va desde la no proliferación, es decir evitar que los países que tienen programas nucleares desvíen material para hacer armas nucleares hasta asegurar que los que tienen energía nuclear, que son muchos, hay más de 400 reactores nucleares en el mundo, funcionen de manera segura. Y también hay toda un área bastísima que tiene que ver con lo que se llaman las aplicaciones nucleares: la medicina nuclear, el uso de las tecnologías nucleares contra las enfermedades, para la protección de los alimentos, para la protección del medio ambiente, es un menú amplísimo que va de lo muy político y estratégico hasta lo que tiene que ver con el desarrollo sustentable y humano.

-Pero cuando Rusia invade Ucrania y se desata una guerra allí, usted pasa a ser no un mediador, porque no es esa su función, pero quizás pueda compararse con un árbitro de boxeo que indica a los contrincantes “bueno, ustedes van a pelearse, pero lo tienen que hacer con ciertas reglas, sin golpes por debajo de la cintura, es decir, en las centrales nucleares no”

-Creo que lo describís muy bien, muy gráficamente. Es decir, la guerra en Ucrania es un episodio sumamente inédito. Además de ser trágico como toda guerra, pero en este caso el teatro de operaciones tiene 15 reactores nucleares, más el sitio de Chernobyl. Entonces ya eso encendía alarmas y mucho más cuando se produce la toma de la planta de Zaporizhzhia y en particular por el hecho de que esta central se encuentra en el frente de guerra. Es decir, no es que esté en un país en guerra. Está en el frente de guerra. Yo cuando fui ahí pasé por el frente, del lado controlado por Ucrania, al lado controlado por Rusia. Es un teatro de operaciones activo y ahí está el riesgo. Y lo que muy gráficamente describías como una pelea en donde es necesario tener algunos parámetros para evitar que se produzca un accidente nuclear, que es una posibilidad muy concreta en este momento.

-La primera alarma, apenas comenzó la invasión en febrero, fue justamente Chernobyl, que es una central nuclear inactiva, pero ¿qué es lo que hay hoy en Chernobyl, por qué es un riesgo y por qué viajó allí?

-En Chernobyl está el reactor que tuvo el accidente puesto dentro de un sarcófago muy grande y allí nuestros técnicos están trabajando desde hace muchos años en el desmantelamiento y en el tratamiento de los restos del mismo que todavía tienen radioactividad. Es una tarea muy delicada, muy meticulosa. Inclusive Chernobyl tiene una zona circundante que también fue muy afectada cuando el reactor explotó y se produjo una gran dispersión de material nuclear en el medio ambiente que llegó a Europa... Tropas militares rusas tomaron la central, hubo movimiento del terreno, lo que sucitó una gran preocupación hasta que las mismas fuerzas rusas decidieron unilateralmente, sin combate, evacuar la zona, en el momento en el que cambió el frente de guerra y se concentró toda la acción en el este de Ucrania, y allí inmediatamente fui personalmente y establecimos una misión de asistencia para determinar como estaban las cosas y después empezamos a trabajar con los ucranianos para tratar de reparar todo eso y volver a estabilizar la zona.

-Y entonces el foco de procupación se trasladó al este, a Zaporizhzhia, primero con la sorpresa para muchos que desconocíamos que la central atómica más grande de Europa esté en ese rincón de Ucrania.

-Bueno, era una central de la Unión Soviética originalmente, son seis reactores. Hay muchas centrales nucleares en Europa, en Francia, Bélgica, Alemania, España, todos los países de Europa del Este... Hay incluso reactores más grandes individualmente, pero no como en este sitio donde hay seis reactores, cada uno tiene 1.000 megavatios de potencia y entonces son 6.000 megavatios en total, con lo que esa central produce aproximadamente el 20% de la energía de todo el país y el 50% de la energía que consume Ucrania es energía nuclear, para que tengamos una dimensión de la magnitud.

Grossi cuenta cómo fue su reunión con Vladimir Putin y su impresión de cuánto falta para el fin de la guerra en Ucrania

-Impresionante. Y usted estuvo visitando este lugar hace pocas semanas, ¿Qué es lo que encuentra, que es lo que uno ve cuando llega allí hoy?

-Es un gran sitio industrial que tiene los reactores propiamente dichos y una cantidad de instalaciones asociadas, el edificio de la turbina que genera la electricidad, lugares donde están los combustibles, laboratorios, edificios administrativos, el comedor, un gran sitio donde trabajan miles de personas. En el caso de Zaporizhzhia, en tiempos de paz, en tiempos normales, trabajaban aproximadamente unas 15.000 personas. Entonces lo que uno ve ahí es muchísima gente que va, que circula. Ahora un poco menos de gente y algunos policías y gendarmes rusos.

-Todavía los operarios ucranianos trabajan allí, pero supervisados por militares rusos...

-Claro, hay una policía militar que vigila la planta, como en todos los países, por ejemplo en Argentina es la gendarmería nacional la que brinda seguridad a las plantas nucleares, porque tiene que ser una policía especializada y con más medios.

-Pero los directores de la planta siguen siendo los mismos, los ucranianos que estaban allí...

-Sí

-¿Y la planta sigue operando en este momento?

-Sigue operando, no está conectada a la red por una decisión, pero eso no significa que vos apagas una central nuclear, la central nuclear trabaja a baja potencia, hay una cantidad de elementos de estabilización, o sea que los operarios siguen trabajando y sigue habiendo mucho trabajo.

-¿A qué distancia de esa central se ha combatido y han caído bombas?

-En la central.

-¡En la central! ¿Y está dañada?

-Lo reactores no. Pero yo tuve la oportunidad de subir al techo de un depósito de combustible en el cual pude ver orificios de medio metro motivados por artillería pesada

-Es escalofriante escuchar eso. ¿Cuál es la dimensión del riesgo si esta misma artillería hubiese caído sobre uno de los redactores?

-Sobre los reactores, que uno intuitivamente puede parecer lo más peligroso, no lo es tanto porque los reactores son muy robustos. Los reactores tienen una estructura de contención muy grande, un domo, un recipiente que lo contiene como una vasija de acero de muchísimos milímetros... es muy difícil entrarle al reactor en sí mismo. El peligro está en todo lo que lo rodea: los lugares donde está el combustible gastado, o el combustible fresco, o mucho más peligroso aún, la red de suministro eléctrico de la planta, porque los reactores nucleares necesitan enfriamiento constante y si vos interrumpís o cortas o atacás las torres de alta tensión que alimentan la planta, te quedas sin suministro eléctrico; y si te quedas sin suministro eléctrico, te quedas sin enfriamiento, sin refrigeración, y eso es lo que te puedes llevar al derretimiento del núcleo, el famoso meltdown que sucedió por ejemplo en Fukushima.

-¿Ese es el principal temor?

-Es mi principal temor ciertamente.

-Más que un ataque directo a un reactor...

-Más que un ataque directo, exactamente, que sería aberrante y no puede excluirse, pero lo que realmente puede causar un accidente con consecuencias radiológicas muy negativas a gran escala sería eso.

-Y después de esta visita a la planta, necesita dialogar tanto con Zelensky como con Vladimir Putin...

-Fue gradual. Yo primero tenía que ir, porque como se trata de una guerra había narrativas contrapuestas y el organismo tiene un poco la figura del árbitro. Nosotros somos neutrales, técnicos, equidistantes, entonces teníamos que ir. Fui yo, habida cuenta de la importancia política de lo que estaba pasando y la peligrosidad, no puedo mandar personal mío a un lugar que yo no haya ido antes. Entonces fuimos, en una misión muy peligrosa, en particular llegar hasta allí, determinamos cuál era la situación y dejamos una misión permanente de la agencia. Tengo en este momento cuatro expertos que están ahí, que son un valor incalculable porque pueden decir lo que está pasando o no, pueden asesorar, pueden interactuar.

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-¿Ya no hay personal ucraniano de gerenciamiento de esa planta retenido por los rusos, fueron repuestos en supuestos?

-Bueno, eso sucedió. Inclusive yo tuve que intervenir en un par de ocasiones. Ese es otro problema y que tiene con que a partir del momento en que se consolida la presencia rusa allí con los cuatro referéndums que resultaron en una anexión de estos territorios a la Federación de Rusia, aunque no está reconocida por Naciones Unidas, se genera una nueva situación contractual, territorial, humana, en todas las dimensiones. Entonces en los altos niveles gerenciales hay personas que se na negado a seguir trabajando y hay una especie de flujo, se está reconfigurando el plano dirigencial.

-Reemplazando a los gerentes ucranianos por rusos

-Rmplazando sí, o en algunos se quedan...

-Hay una tensión máximo me imagino en se lugar

-Sí, muy, muy, muy, clara. Y entonces ¿qué? ¿Me voy a mi casa e informo al mundo de esto? Mi idea fue que teníamos que ir un paso más y proponer algo quer nunca se ha hecho, y por eso es tan difícil, y es que, sobre la base de mi mandato, sin excederme ya que no soy un mediador, pero mi misión es preservar las instalaciones nucleares en el mundo, entonces hice una propuesta concreta ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y a los dos países de establecer una zona de protección alrededor de la planta, cuya filosofía básica es, vuelvo a tu analogía que es muy buena: yo sé que se están peleando ustedes, pero para ganar esta pelea no hace falta bombardear una central nuclear, porque lo que va a suceder será una catástrofe que va a afectar a todos, porque una emergencia radiológica no va a frenar en la frontera de los territorios anexados, los isótopos radioactivos van a volar como quieran volar y para donde los lleve el viento. Esa es la tarea de persuadir que tiene el diplomático en este caso. Pero, aunque esto parezca obvio, cuando hay una guerra nada es obvio. Cuando hay una guerra, hay una escalada completamente distinta al sentido común. No es más el sentido común porque lo que prevalece no es más el bien común, sino que hay una lucha, un juego de suma cero.

-¿Para proponer su plan se basó en algo? ¿Hay algún antecedente de una central nuclear en el medio de un escenario bélico?

-No, no hay ninguno. Pero ante situaciones inéditas, hay que proponer soluciones inéditas.

-Usted ya conocía a Zelensky de antes de la guerra y volvió a verlo ahora, ¿A qué Zelensky encuentra hoy y cómo es reunirse con él?

-Son dos personas diferentes. Y es lógico. El primer Volodimir Zelensky lo conocí paradójicamente en 2021, en el 35 aniversario de Chernobyl. Hubo actos y ofrendas florales, discursos... tuvimos una charla sobre el programa nuclear ucraniano que es importante...ya entonces había tenciones con Rusia y conversamos sobre eso. Él es un hombre muy afable. Pero el hombre que me encuentro ahora es un hombre distinto, cuya apariencia física ha cambiado. Es un hombre en combate que te recibe en en ropa de fagina y cuya actitud psicológica obviamente ha cambiado. Está defendiendo su país y es todo completamente distinto.

El presidente de Ucrania, Volodimir
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, al recibir el 30 de agosto pasado a Rafael Grossi en Kiev. (REUTERS)

-Vamos del otro lado del frente. ¿Y cómo es esa reunión con Vladimir Putin, una persona de la que se conoce menos?

-Es una reunión intensa, es una conversación muy focalizada. Él tiene un conocimiento muy claro de toda la situación y en particular de esta planta que a mí me sorprendió porque no esperaba que conozca con el grado de detalle que él me evidenció conocer esa planta y los alrededores, sin un papel. Es un hombre que tiene una idea y yo no estoy ahí para juzgarla. Sí le dejé en claro que como hombre de las Naciones Unidas y del Organismo Internacional de Energía Atómica, no puedo reconocer anexiones por la fuerza que van en contra del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas. Entonces, como dicen los anglosajones, acordamos estar en desacuerdo. Pero lo que a mí me interesaba no era eso, yo no fui a convencerlo de que lo que hace está mal, yo fui para hablar concretamente de que hay que proteger esa central nuclear. Algunos me decían “¿cómo va a ir a hablar con Putin?”. ¡Y con quién voy a hablar para solucionar este problema! No me hace falta hablar con todos los que son simpatizantes de Ucrania, ya sé lo que piensan. Tengo que hablar con Ucrania porque es su central nuclear ocupada y tengo que hablar con quien la ocupa y tengo que tratar de ver de qué manera podemos evitar lo peor. Esa es mi misión, no es otra.

-¿Cree que lo entendió?

-Por supuesto que lo entiende. Ambos lo entienden. Pero como estamos en una guerra, ambos van a evaluar cualquier propuesta que yo les haga bajo el prisma de cómo me deja esto frente a la guerra. ¿Esto me implica hacer una concesión que me debilita? ¿El enemigo va a tomar ventaja de esto¡ Ellos hacen toda esa lectura y yo tengo que saberlo tengo que imaginarlo.

-En Putin vio una persona que percibe el estado actual de la guerra, el momento de dificultades que va teniendo en el frente de batalla Rusia o una persona que está convencida de que está ganando y que va a seguir avanzando?

-Mi análisis no fue por ese lado. Para empezar, el teatro de operaciones y la guerra en sí es un escenario fluido donde puede haber un día com el del puente de Crimea donde todo parece ir para un lado y luego el lunes estaban bombardeando Kiev. Entonces uno tiene que ponerse como anteojeras y pensar en Zaporizhzhia. Por supuesto, teniendo perfectamente una visión periférica de lo que está ocurriendo alrededor, pero sin detenerme yo por lo menos tanto en ese tipo de análisis.

-¿Su percepción personal después de haber conversado con los dos, es que está más cerca el fin de la guerra o es algo que todavía parece muy lejano?

-Todavía no estamos cerca del fin de la guerra.

-¿Esa es su percepción? Falta... Es terrible.

-Sí.

-¿En su conversación con Putin habló también del otro miedo que existe en el mundo que es el de la posible utilización de armas nucleares en este conflicto, una amenaza que ha sido explícita ya varias veces por parte de Rusia?

-Lo conversamos pero en un sentido tangencial porque Rusia, como todos los países que tienen armas nucleares, tienen una doctrina para el uso de ellas. Y creo que la situación actual de la guerra no parece configurar ese escenario. ¿En qué situsaciones se utilizaría dice el manual? Por ejemplo, al ser uno mismo atacado con armas nucleares cosa que en este caso no puede suceder porque Ucrania no tiene armas nucleares. O estar el país en una situación bajo ataque convencional que ponga en riesgo la existencia misma del Estado, y no parece ser el caso de esta guerra que tiene lugar en territorio ucraniano. No digo que sea imposible, pero es improbable.

Vladimir Putin, al recibir en
Vladimir Putin, al recibir en San Petersburgo a Rossi el 11 de octubre (Reuters)

-Lo llevo a otro tema central de su misión que no es tan lejos geográficamente de allí y es el plan nuclear iraní, otro foco de conflicto hace años. Allí había un acuerdo que quedó congelado tras la salida de Estados Unidos por la desconfianza con Irán y ahora hay un intento de reflotarlo. ¿En qué estado está la situación en este momento?

-Está en una especie de congeladora. Se avanzó mucho. Con la llegada a la Casa Blanca del presidente Biden se inició un proceso en que se avanzó bastante, y ahora hay como un impasse que depende de temas no nucleares, con sanciones, con la inclusión o la exclusión de Irán de listados de países patrocinantes del terrorismo que son legislaciones internas de Estados Unidos... están en ese tira y afloje y hacen al acuerdo nuclear un poco dependiente de obtener más incentivos. Pero mientras esto ocurre, el organismo tiene una menor visibilidad de lo que está sucediendo en Irán, que es lo que a mí me preocupa. Y el programa nuclear iraní sigue avanzando. Yo hace poco reinicie un diálogo con el vicepresidente de Irán, y presidente al mismo tiempo de la Agencia de Energía Atómica de Irán, para tratar de ir avanzando, pero creo que ahí la política prima y ellos tienen la estimación de que hasta no tener claridad acerca de las posibilidades de tener un acuerdo con los Estados Unidos van a mantenerse en una posición reticente.

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-El régimen dirán siempre sostiene que su programa nuclear es con fines pacíficos y la sospechas de Occidente son que no lo es. ¿A usted que es el observador independientemente, le despierta confianza el programa nuclear iraní?

-Yo le creo a todo el mundo pero tengo que inspeccionar todo.

-Su deber es desconfiar...

-Es una confianza muy profesional, pongámoslo así. Es decir, me dicen ellos que no tienen nada raro, perfecto. Bueno, ahora vamos a inspeccionar todo. El valor agregado en la política internacional de la OIEA es ser el cancerbero, el watchdog. Y yo asumo ese título, porque si no asustó a nadie... Bueno, asustar entre comillas, porque somos inspectores nada más y si no nos quieren ahí, pasa lo que pasó en Corea del Norte que nos dicen “ustedes se van”. Pero eso también tiene consecuencias porque te convierte en un paria internacional.

-Además de Ucrania e Irán, ¿qué otra región del mundo le preocupa especialmente en este momento como director del OIEA? ¿Corea del Norte?

-Ese es un caso problemático porque Corea del Norte pasó la línea roja, proliferó. Existe una posibilidad de regresar para nuestros inspectores pero no queda claro si sería en el marco de un desarme del país o, quizás más probable, de un congelamiento del programa nuclear. Pero va a depender de la existencia de un acuerdo político. Pero para la OIEA todo es relevante. Por supuesto que uno tiene siempre lamentablemente el Oriente Medio, en un sentido amplio, y te invito a levantar en un zoom out de Irán la vista y de hecho las crisis involucrando la posibilidad del uso de armas nucleares han sido en esa región, lo vimos en Siria, en Irak, en Libia. En esa región existen tensiones subyacentes que hace que algunos actores vean en la vía nuclear una vía válida para impulsar sus objetivos políticos. Pero hay otros focos que son importantes: el indopacífico es otro. Ahora hay todo un debate con la introducción de submarinos nucleares planeada por Australia, estamos trabajando con Australia con una fuerte oposición de China. El escenario de proliferación es un escenario en el que hay que estar muy atentos y por eso en el OIEA tenemos un tablero reverberante donde miramos todo.

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