Decenas de manifestantes vestidos de negro se enfrentaron el martes con la policía y rompieron escaparates al margen de una manifestación en la que varios miles de personas salieron a las calles de París para pedir aumentos salariales mientras la alta inflación corroe sus ingresos y poder adquisitivo.
Once personas fueron arrestadas en París, dijo el Ministerio del Interior a primera hora de la tarde.
A medida que la marcha se volvía más tensa, los reporteros de la agencia Reuters vieron cómo la policía cargaba contra los manifestantes mientras en las redes sociales aparecían imágenes de personas encapuchadas y vestidas de negro rompiendo escaparates.
“Si no bloqueamos, no nos escuchan”. Miles de personas manifestaron este martes en Francia, donde se vive una jornada de huelga para reclamar aumentos salariales que compensen la inflación y solidarizarse con los huelguistas de refinerías que el gobierno requisó.
“Hay que resistir. Todos los derechos están siendo atacados. Si no hacemos nada, no logramos nada”, dijo a la agencia AFP Frédérique, una auxiliar de enfermería de 53 años, antes de participar en la marcha celebrada en París bajo un cielo gris.
Más medios para escuelas, hospitales y para la seguridad social, abandono de las reformas del seguro por desempleo y del atraso de la edad de jubilación de 62 a 65 años, alza salarial por la inflación: los reclamos no faltan.
Sin embargo, la gota que colmó el vaso de cuatro sindicatos y varias asociaciones juveniles fue que el gobierno requisó personal en huelga en refinerías para paliar el desabastecimiento de combustible desde hace semanas.
Casi 300.000 personas, según la CGT, y 107.000, según el ministerio del Interior, pidieron así un alza salarial y defendieron el derecho de huelga en varias ciudades. En París, se registraron disturbios y hubo 11 detenidos.
Estudiantes de liceos profesionales, empleados del sector de la energía o de los transportes, comerciantes, funcionarios, etc., estaban llamados al paro, tres días antes de dos semanas de vacaciones escolares.
Su seguimiento fue desigual. En los transportes, la región de París, por ejemplo, vivió las principales perturbaciones en el servicio de trenes, aunque moderadas, parte de las cuales continuarán miércoles.
La huelga, que rechazan un 49% de los franceses según un sondeo de Elabe, llega en un contexto social tenso y representa el preludio de un otoño e inviernos calientes para el impulso reformista del presidente Emmanuel Macron.
Cuando Francia dejaba atrás la pandemia, Rusia lanzó una ofensiva en Ucrania que, junto a la respuesta de Moscú a las sanciones occidentales, disparó los precios de la energía y de la alimentación, y el temor de los franceses por la pérdida de poder adquisitivo.
Curtido por la protesta social de los “chalecos amarillos”, cuyo detonante en 2018 fue el alza del precio del combustible, el gobierno del liberal Macron aprobó rápidamente medidas para limitar el encarecimiento de la energía.
Francia, la segunda economía de la Unión Europea (UE), registró en septiembre la tasa de inflación armonizada más baja de la zona euro, un 6,2% interanual, por debajo de otras economías como Alemania (10,9%), Italia (9,5%) y España (9,3%), según Eurostat.
Pero los huelguistas consideran necesario aumentar los sueldos. “Pedimos un salario mínimo de 2.000 euros (1.970 dólares), que equivale a un aumento de 300 euros (295 dólares)”, dijo en la radio RTL el secretario general de la CGT, Philippe Martinez.
El reclamo de un alza del 10% motivó la huelga en el gigante energético TotalEnergies iniciada a fines de septiembre y que provocó, junto a la ya desconvocada en su rival Esso-ExxonMobil, un desabastecimiento de combustible.
La primera ministra, Élisabeth Borne, aseguró ante la Asamblea Nacional (cámara baja) que menos de un 25% de las gasolineras continúan con problemas de suministro, frente a un 30% el fin de semana, y llamó a poner fin a la huelga.
El gestor de la red eléctrica RTE advirtió por su lado que si el paro que afecta desde hace semanas a parte de las centrales nucleares continúa, podría afectar a un suministro ya tenso de cara al invierno boreal.
(Con información de Reuters y AFP)
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