En medio de las intensas protestas que se registran en Irán desde el pasado 16 de septiembre, otra mujer de ese país cobró protagonismo al desafiar las leyes sobre el uso de la hiyab en público.
La atleta, Elnaz Rekabi, decidió representar a Irán en las finales de las Competiciones Asiáticas de Escalada en Seúl sin hiyab.
Con esta decisión, Rekabi desobedeció las restricciones de la República Islámica para las atletas femeninas.
El uso del velo es obligatorio para las mujeres iraníes desde 1983, poco después de la revolución liderada por el ayatolá Ruholá Jomeiní en 1979, quien declaró que sin esta prenda las mujeres estaban “desnudas”.
De acuerdo con el Código Penal iraní, las mujeres que no se tapan en público se enfrentan a penas de prisión y multas.
La joven iraní Mahsa Amini falleció el pasado 16 de septiembre a consecuencia del infarto y el coma que sufrió en una comisaría, donde estaba detenida por la Policía de la moral por no llevar bien el velo, informaron medios del país persa.
“Mahsa Amini, que entró en coma tras ser detenida por una patrulla de la moral, ha muerto”, informó en una breve noticia el diario reformista Etemad, que citó como fuente a un tío de la joven.
Desde entonces, se desató una ola de protestas en contra de las restricciones impuestas a las libertades de las mujeres en ese país.
“Mujeres, vida y libertad” y “muerte al dictador” fueron los cánticos que se comenzaron a escuchar en las protestas y que dieron cuenta de que estos acontecimientos, los primeros en mucho tiempo, buscaban poner fin a una larga lista de exigencias hacia las mujeres y de leyes arcaicas que rigen sobre todos los ciudadanos.
Las protestas están protagonizadas sobre todo por jóvenes y mujeres al grito de “mujer, vida libertad” y en ellas se han llevado a cabo gestos de desafío impensables no hace mucho, como quemar velos.
Todo ello a pesar de la represión de las fuerzas de seguridad, que han recurrido a munición real, según la ONU.
La ONG Irán Human Rights, con base en Oslo, ha registrado 108 muertos, entre ellas 23 menores, y miles de personas han sido detenidas.
Mientras los jóvenes reclaman más libertades y el fin de la República Islámica, las autoridades iraníes acusan a países extranjeros de fomentar las protestas, enseñar a hacer cócteles molotov o de pagar a los manifestantes.
“La única solución es permanecer firmes”, aseguró recientemente Jameneí al hablar de los “pequeños disturbios”.
Pero los jóvenes insisten en que seguirán protestando.
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