“El partido chino confirmará que la dictadura, y no la cooperación global y los derechos humanos, son sus pilares”, afirmó The Washington Post en su duro editorial como previa del Congreso del Partido Comunista Chino que durarará hasta el 22 de octubre.
El prestigioso periódico norteamericano recuerda que el domingo, 2.296 de los 96,7 millones de miembros del Partido Comunista Chino se reunirán en un congreso del partido de una semana de duración en Pekín y que su resultado es casi seguro: un tercer mandato consecutivo de cinco años para Xi Jinping como gobernante de 1.400 millones de chinos.
Lo primero que hay que señalar -advierte el editorial- es que “Xi ha reprimido la disidencia, ha vuelto a imponer el adoctrinamiento marxista-leninista, ha sometido a la población a una vigilancia sistemática, ha purgado al propio partido de posibles opositores y ha subyugado al Tíbet, Hong Kong y Xinjiang, este último mediante una campaña genocida de trabajos forzados y encarcelamiento masivo de la población musulmana uigur”.
Además, alerta, “ominosamente, ha ampliado las capacidades militares de China, al tiempo que ha reafirmado la reivindicación de Pekín sobre Taiwán, más recientemente mediante ejercicios militares masivos para mostrar su descontento con la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taipei en agosto”.
El editorial de The Washington Post advierte que Xi ha obstaculizado las investigaciones mundiales sobre los orígenes del coronavirus y se ha reunido más veces con el presidente ruso Vladimir Putin que con cualquier otro líder mundial. Ha descrito al autor de la guerra de agresión en Ucrania como su “mejor amigo y colega”, con quien tiene “un carácter similar”.
“China consintió la invasión rusa desde su inicio en febrero y no ha hecho nada sustancial para frenarla desde entonces”, denuncia.
Sin embargo, también advierte que Xi se enfrenta a una tarea difícil: mantener el ascenso de China al tiempo que sofoca el sector privado y frena el libre flujo de ideas del que depende en última instancia el progreso material. “Un líder que adiestra a su pueblo para que siga el Pensamiento Xi Jinping -y le prohíbe cuestionarlo- es probable que dirija el desarrollo de forma tan errática como lo hizo Mao en su día. El crecimiento económico de China, la fuente de su poder, está decayendo”.
Esto se debe, explica, en parte a factores estructurales, como la ralentización del crecimiento de la población activa, que es a su vez consecuencia de un error histórico del comunismo: la antigua política de “un solo hijo”. Pero, enumera, las decisiones políticas más recientes de Xi también están perjudicando a la economía. Una de ellas es su ataque al exitoso comercio electrónico y a otras empresas, en nombre de la igualdad socialista. La otra es su política de “COVID cero”, que se parece cada vez más a un proyecto favorito que Xi se niega obstinadamente a reconsiderar que a una medida de salud pública.
“Teniendo en cuenta estos problemas y el control de los medios de comunicación por parte del partido, es imposible calibrar la verdadera popularidad de Xi. Pero es probable que ponga a prueba la paciencia de su pueblo”, asegura The Washington Post.
Cuando sus economías se estancan y el descontento aumenta, los autócratas a veces intentan distraer a su pueblo con aventuras en el extranjero. Esto es una razón para preocuparse de que Xi pueda actuar en su ambición de apoderarse de Taiwán, más pronto que tarde. “Hasta ahora, es el éxito de Xi el que ha creado riesgos para Estados Unidos y sus aliados. Deben prepararse para la posibilidad de que sus fracasos creen aún más”, advierte el WAPO.
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