Esta semana, dos activistas ingresaron a la National Gallery en Londres, arrojaron sopa de tomate al cuadro “Los Girasoles” de Van Gogh y se pegaron con cola a la pared de la pinacoteca. La vandalización buscaba exigir al gobierno británico que detenga todos los proyectos de petróleo y gas. Ahora, en una nueva oleada de reclamos, la ONG Animal Rebellion también inició acciones para reclamar sobre el medio ambiente.
Así, este sábado múltiples supermercados del Reino Unido e, incluso, las calles fueron escenarios de derramamiento de leche. La industria láctea, según acusó el grupo, es una de las más contaminantes y destructivas del planeta. Agregaron, también, que las cinco principales corporaciones del rubro -junto al de la carne- son responsables por emitir más gases del efecto invernadero que empresas como Exxon, Shell y BP.
Harrods, el gran almacén ubicado en Londres, fue uno de los escenarios de estas protestas, donde una mujer y un hombre abrieron y vertieron todo el contenido de unas botellas de leche sobre los mostradores de carne y en el piso.
Por su parte, en el supermercado Marks and Spencer en Manchester también se replicaron estos hechos frente a las heladeras con bandejas de carne. Junto a los activistas se veían carteles que decían “Plan based future”.
Es en base a estos datos que Animal Rebellion aboga por un futuro basado en plantas que no solo elimine el sufrimiento de miles de animales sino que, también, haga frente a una de las principales causas de contaminación en el mundo. Por otro lado, exigen que el Gobierno brinde herramientas a quienes trabajan en estas industrias para lograr una transición pacífica y sostenible y afirman que están “tomando acción ya que Liz Truss (la primera ministra) y Ranil Jayawardena (el ministro de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales) están otra vez ignorando las iniciativas para construir un mejor futuro”.
Lou Hadden, una de las activistas que participó de las acciones, afirmó a Daily Mail que “lamentablemente esto es necesario para que quienes están en el poder escuchen a los académicos en Oxford, Harvard y el IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático)”. “Los mejores científicos en el terreno están llamando a una transición hacia un sistema de alimentación basado en plantas. Necesitamos medidas decisivas, no el horror que estamos viendo”, agregó.
Según un informe de la ONG Grain, las 35 principales compañías de carne y lácteos no reportan o brindan datos menores a los reales sobre sus emisiones de gases a la atmósfera. Además, 14 de ellas se han propuesto objetivos para reducirlos, aunque sólo seis de ellas incluyen planes para la cadena de suministro. A su vez, éstas las enmarcan en un proyecto de crecimiento en el que sus emisiones aumentan considerablemente, a pesar de los esfuerzos que realicen por mantenerlos bajos.
Por su parte, en otro intento por llamar la atención del Gobierno, el pasado 5 de octubre, la primera ministra Liz Truss también formó parte de un inconveniente mientras brindaba un discurso en plena conferencia del Partido Conservador. Su ansiada alocución -en la que defendía su plan económico- se vio interrumpida por dos mujeres de Greenpeace que, con una pancarta en la que se leía “Who voted for this?” (¿quién votó por esto?) cuestionaron las políticas de fracking avaladas por el Estado.
“Este año realmente sentimos que necesitábamos hacer una intervención porque nadie votó por mucho de lo que Liz Truss y su Gobierno está tratando de hacer en este momento. Nadie votó por el fracking, nadie votó por recortar los beneficios, nadie votó por destruir la naturaleza, nadie votó por desechar los derechos de los trabajadores”, explicó entonces Rebecca Newsom, jefa de asuntos públicos de la ONG y una de las manifestantes.
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