La jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, instó a Gran Bretaña a garantizar que sus políticas fiscales se mantengan consistentes luego de los informes de que Londres está considerando más cambios para su controvertido plan presupuestario.
La directora gerente del FMI, avisó este jueves a las autoridades de Reino Unido de que la política fiscal debería ir de la mano de la política monetaria, en referencia al controvertido anuncio de Londres de que recortará la recaudación.
“Si la política fiscal socava la monetaria, entonces el objetivo de la política monetaria se vuelve más complicado”, aseguró la economista búlgara, lo que hace más probable futuras subidas de los tipos de interés para restringir aún más las condiciones financieras.
En este sentido, Georgieva urgió a las autoridades británicas a no “prolongar el sufrimiento”, y a dejar que los datos guíen sus decisiones.
El pasado 23 de septiembre, el Gobierno de Reino Unido anunció un ambicioso “plan de crecimiento” para impulsar la economía y afrontar el aumento en el coste de la vida, sobre todo en la energía, con la mayor bajada de impuestos acometida en este país en 50 años.
El plan no incluye detalles de cómo se enjugaría la deuda, y sembró el caos en los mercados financieros, provocando un desplome de la libra.
Desde entonces, la dirigente “tory” se ha retractado en algunas medidas y Kwarteng tiene previsto dar detalles de su estrategia económica completa el 31 de octubre, pero persisten las dudas y aumenta la oposición a su gestión.
El 26 de septiembre, el Banco de Inglaterra avanzó que “no dudará” en modificar los tipos de interés “lo que sea necesario” para controlar la inflación y estabilizar la libra esterlina, dando a entender que aprobará nuevas subidas.
Las críticas a la primera ministra británica, Liz Truss, crecen dentro de su propia mayoría parlamentaria, donde algunos diputados conservadores empezaron ya a barajar nombres para sustituirla apenas un mes después de su llegada al cargo.
Truss lleva 37 días en el poder y cada vez se ve más cuestionada. Los enormes recortes fiscales que prometió a finales de septiembre sin una financiación clara hicieron cundir el pánico en los mercados financieros y fueron recibidos con escepticismo y preocupación por algunos de sus compañeros de partido.
Aunque por ahora mantiene el rumbo, los diputados conservadores le instan en privado a que dé marcha atrás en algunos de los elementos de su paquete económico, principalmente la supresión de un alza prevista en el impuesto de sociedades.
Además, algunos “diputados conservadores están sondeando posibles sustitutos para (el ministro de Finanzas) Kwasi Kwarteng y posiblemente incluso para Liz Truss”, dijo a la BBC el jueves Paul Goodman, ex diputado y redactor jefe de ConservativeHome, una web muy influyente entre la derecha británica.
“Se barajan todo tipo de nombres”, añadió, aludiendo a Rishi Sunak, el principal ex rival de Truss en la carrera a Downing Street, e incluso a Boris Johnson, el controvertido primer ministro al que ella sustituyó el mes pasado.
El congreso del Partido Conservador a principios de octubre ya estuvo marcado por la tensión y la disensión. Los llamados a la unidad dentro de la formación, para no beneficiar a una oposición laborista muy adelantada en las encuestas, tuvieron poco efecto.
“Los diputados que están haciendo circular una lista con nombres de quién debería sustituir a Truss destiman el hecho de que no pueden imponer a los británicos otro primer ministro al que no votaron”, reaccionó en Twitter la exministra Nadine Dorris.
Truss, de 47 años, fue nombrada primera ministra el 6 de septiembre tras una campaña de dos meses entre los diputados, primero, y los afiliados, después, del Partido Conservador británico en busca de un sucesor para Boris Johnson.
Es la cuarta líder de la formación conservadora desde 2016.
Volver ahora a “cambiar de líder sería una idea desastrosa desde el punto de vista político y económico”, advirtió el ministro de Relaciones Exteriores, James Cleverly, que intervino el jueves en varios programas de radio y televisión para defender la política de Truss.
Con la presención a finales de septiembre de sus controvertidas medidas económicas, en un momento en que la inflación roza el 10%, el gobierno buscó “asegurar que los impuestos bajen para 30 millones de personas y esos son mensajes muy fuertes”, defendió Cleverly en el canal Sky News. “Creo que tenemos que ceñirnos absolutamente a ellos”, agregó.
Tras el anuncio de estos recortes fiscales masivos sin una financiación clara, los mercados reaccionaron violentamente. La libra alcanzó un mínimo histórico a finales de septiembre, provocando reacciones del Fondo Monetario Internacional y del Banco de Inglaterra (BoE).
Algunos conservadores, como el ministro David Davis, denunciaron “enorme desorden” creado por estas medidas, sugiriendo que se revisen algunos de los recortes fiscales.
A pesar de la agitación en los mercados y en el seno de su partido, Downing Street afirma que Truss -que ya dio marcha atrás en una medida clave de su presupuesto- está “centrada únicamente en el objetivo de crecimiento a través de los cambios y reformas previstos”.
Otros sin embargo, no descartan que se vea próximamente obligada a dar nuevos giros a sus polémicas medidas.
(Con información de AFP y EFE)
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