Irán inculpó a más de 100 personas en dos provincias por la ola de protestas desencadenada por la muerte en prisión de Mahsa Amini el mes pasado, informó este miércoles el poder judicial.
Las protestas estallaron en todo Irán el 16 de septiembre, cuando Amini murió tres días después de caer en coma tras su detención en Teherán por la policía de la moral por una supuesta infracción del estricto código de vestimenta de las mujeres de la república islámica.
La policía ha efectuado cientos de detenciones y los fiscales han prometido una justicia rápida para los “alborotadores”.
En la provincia de Teherán se produjeron 60 de los procesamientos, mientras que 65 personas han sido acusadas por los “recientes disturbios” en la provincia meridional de Hormozgán, según informó el sitio web de noticias Mizan Online de la judicatura.
“Dado que los alborotadores desempeñaron un papel central en la organización de reuniones ilegales, incendios y ataques a la propiedad pública y privada, y sembraron el terror entre la población, el fiscal ha llevado a cabo rápidas investigaciones en estos casos”, dijo el presidente del tribunal de Hormozgan, Mojtaba Ghahremani, a Mizan Online.
El 25 de septiembre, los medios de comunicación iraníes informaron de que 88 manifestantes habían sido detenidos en Hormozgan y casi 1.200 más, 60 de ellos mujeres, en las provincias del norte.
“A partir de ahora, aquellos que ataquen la vida o los bienes de las personas, a la policía, a los soldados o a las infraestructuras urbanas, o que inciten o alienten a la gente a los disturbios, serán tratados con decisión”, declaró el fiscal de Teherán, Ali Salehi, a Mizan Online.
Más de 200 muertos
Al menos 108 personas murieron en la represión iraní de más de tres semanas de protestas en todo el país, desencadenadas por la muerte de Mahsa Amini, dijo la ONG Iran Human Rights (IHR), con sede en Oslo.
También, las fuerzas de seguridad iraníes mataron a al menos otras 93 personas durante otros enfrentamientos ocurridos en la ciudad de Zahedán, en la provincia suroriental de Sistán Baluchistán, detalló IHR en un comunicado. La violencia en Zahedán estalló el 30 de septiembre durante unas protestas que surgieron después de que una adolescente denunciara que un comandante de la policía de la región la había violado.
Los grupos de defensa de los derechos humanos también expresaron su preocupación el martes por el alcance de la represión en Sanandaj, la capital de la provincia del Kurdistán, en el oeste de Irán, de donde era oriunda Amini. El IHR indicó que su investigación sobre el alcance de la “represión” en el Kurdistán iraní se había visto obstaculizada por las restricciones de internet y advirtió de una “inminente represión sangrienta” contra los manifestantes en esa provincia del oeste del país.
“La ciudad de Sanandaj ha sido testigo de protestas generalizadas y de una sangrienta represión en los últimos tres días”, subrayó IHR, añadiendo que su cifra actual de muertos en la provincia excluía a los fallecidos en ese periodo.
El grupo dijo que las fuerzas de seguridad iraníes habían detenido a muchos niños que protestaban en las calles y en las escuelas en la última semana.
Asimismo, IHR destacó que su cifra también excluía las seis muertes que supuestamente se produjeron durante las protestas dentro de la prisión central de Rasht, en el norte de Irán, el domingo, ya que todavía estaba investigando el caso.
Corte de internet y nuevas protestas
Irán sufrió el miércoles una “importante interrupción” de su conexión a internet, según un grupo activista. NetBlocks dijo que el tráfico había caído en torno a un 25% en comparación con su pico, incluso en un día laboral en el que los estudiantes asistían a clase. “Es probable que el incidente limite más el libre flujo de información durante las protestas”, señaló el grupo.
Pese a todo, los testigos dijeron haber visto al menos una manifestación en Teherán de unas 30 mujeres que se quitaron el hiyab y corearon “¡Muerte al dictador!”. Los autos que pasaban hacían sonar la bocina en gesto de apoyo, pese a las amenazas de las fuerzas de seguridad. Otras mujeres simplemente continuaban con su rutina diaria sin ponerse el hiyab en una forma de protesta silenciosa, según los testigos.
Las convocatorias de protestas a partir del mediodía provocaron un enorme despliegue de policías antimotines y agentes de civil por toda Teherán, según testigos, que también describieron problemas en la conexión a internet de sus celulares.
Las manifestaciones por la muerte de Mahsa Aminni se han convertido en uno de los mayores desafíos a la teocracia iraní desde las protestas del Movimiento Verde en 2009. En las marchas han participado trabajadores petroleros, estudiantes de secundaria y mujeres que se quitaron el hiyab, un pañuelo que cubre el cabello y que es obligatorio en Irán.
(Con información de AFP y AP)
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