El 15 de mayo de 2018, cuatro años después de anexar ilegalmente la península ucraniana de Crimea, un sonriente Vladimir Putin llegaba hasta el lugar donde una imponente construcción iba a ser inaugurada. Feliz, el jefe del Kremlin estaba a punto de cruzar el puente del estrecho del estrecho de Kerch, que une su país con los territorios ocupados, un símbolo del expansionismo ruso.
Hoy, cuatro años después, embarcado en una invasión a gran escala contra el país vecino, Putin vio cómo explotaba -literalmente- su joya.
El puente que atraviesa el estrecho de Kerch es la conexión terrestre de Rusia con Crimea y, como tal, está cargado de simbolismo, ya que el Kremlin lo presenta como una afirmación física de la anexión de la región a Rusia.
Ese 15 de mayo de 2018, el ruso condujo un camión naranja e hizo el cruce inaugural. La televisión estatal mostró a Putin reuniéndose primero con un grupo de trabajadores antes de subir al camión Kamaz de fabricación rusa y dirigir una columna de otros camiones a través del puente. Una cámara situada en la cabina del camión mostró a un Putin con aspecto satisfecho que se movía en su asiento mientras conducía y conversaba con dos trabajadores.
De otro lado, lo esperaba un concierto de celebración, en el que actuaron algunas estrellas de la música rusa. Luego de cruzar, Putin elogió a los ingenieros y les dijo que la finalización del proyecto era “un milagro”. “Los felicito sinceramente por este día extraordinario, festivo e histórico en el pleno sentido de la palabra”, decía ese día Putin, según la agencia estatal de noticias TASS.
“Histórico porque en diferentes épocas históricas, siempre bajo el zar-batushka, la gente soñaba con construir este puente”, añadía Putin, comparándose con los zares que gobernaron el imperio ruso hasta el periodo soviético.
Para su construcción, el mandatario confío en Arkady Rotenberg, uno de sus oligarcas más próximos y fundador de Stroygazmontazh, una constructora especializada en la creación de sistemas de transporte de petróleo y gas. El magnate ruso y Putin guardan una estrecha relación. Se conocieron de pequeños, cuando eran compañeros de judo y sambo (un arte marcial ruso). Según Forbes, su fortuna oscila los 2.300 millones de dólares.
La anexión de Crimea es una de las banderas de Putin por lo que el puente ha sido tratado por los medios de comunicación estatales rusos como una hazaña nacional y ha sido promocionado durante meses en brillantes presentaciones en los principales canales de televisión estatales.
Por la misma razón, la explosión este sábado que destruyó gran parte del puente es un fuerte revés para Putin. Golpea la logística de Moscú en su invasión, pero también la moral... De símbolo del expansionismo ruso, el puente de Crimea podría transformarse en el símbolo de su fracaso.
JÚBLIO EN UCRANIA
“Crimea, el puente, el comienzo. Todo lo ilegal debe ser destruido, todo lo robado debe ser devuelto a Ucrania, todo lo ocupado por Rusia debe ser expulsado”, tuiteó Mykhailo Podolyak, asesor del presidente ucraniano.
El Ministerio de Defensa puso el dedo en la llaga al afirmar que primero se hundió en abril el buque insignia de la Flota rusa del mar Negro, el “Moskvá”, y ahora está destruido el puente.
“Dos símbolos notorios del poder ruso en la Crimea ucraniana han caído ¿Qué será lo próximo, rusos?” preguntó con sorna en un tuit.
Ukrposhta, el servicio postal nacional, lanzará un nuevo sello con el puente de Crimea en llamas, al igual que ya hizo con el “Moskvá”.
Las autoridades ucranianas han amenazado en los últimos siete meses de guerra en repetidas ocasiones con destruir el puente.
SEGUIR LEYENDO: