La premier británica Liz Truss cerró este miércoles el tumultuoso congreso anual del Partido Conservador y defendió su polémico plan económico, en un intento de afianzar entre sus filas su autoridad cada vez más cuestionada.
“En estos tiempos difíciles debemos actuar”, afirmó durante su discurso que se vio interrumpido por activistas de Greenpeace con una pancarta en la que se leía: “¿Quién ha votado por esto?”. Esta frase apuntó contra la elección de la Primera Ministra, quien solo contó con el apoyo de 80.000 adherentes al partido, en un país de 67 millones de habitantes.
Truss lleva un mes en el cargo que le dejó Boris Johnson, tiempo suficiente para ponerse en contra a los mercados financieros, los votantes y destacadas personalidades en su propio partido a raíz de su programa de recortes fiscales que incrementará la deuda pública -y que brinda pocas precisiones sobre cómo se hará para lidiar con ella-.
Sin embargo, la líder del partido conservador aprovechó este congreso para, nuevamente, defender su plan de choque ultraliberal con el que sostiene que se reactivará la economía, amenazada por una recesión y sumida en una inflación galopante -que dificulta la vida de las familias-.
“Siempre que hay un cambio, hay un trastorno. No todo el mundo estará a favor”, reconoció. “Pero todo el mundo se beneficiará del resultado: una economía en crecimiento”, prometió, presentándose como una mujer que lucha por la igualdad y una hija de la clase trabajadora que acudió a una escuela pública antes de estudiar en Oxford.
El ex ministro Grant Shapps se refirió a la rápida pérdida de credibilidad de Truss y afirmó que podría enfrentarse a un voto censura de sus propios diputados de no mejorar su posición en las encuestas -que al presente es muy mala-.
A pesar de la falta del carisma y la capacidad de oratoria de Johnson, con el discurso de hoy, la Primera Ministra pareció tranquilizar a los presentes en Birmingham. El discurso fue “mejor de lo que esperaba”, dijo a la agencia AFP Debbie Richard, de 66 años, concejal de Suffolk -en el este de Inglaterra-, que reconocía haber estado “preocupada”.
Ahora, resta ver si este mismo resultado se trasladará al público general. Por su parte, hasta el momento, los mercados reaccionaron de manera negativa, con una brusca caída de la libra que perdió casi 2 por ciento frente al dólar.
Liz Truss asumió en el cargo tras el mandato interrumpido de Boris Johnosn, quien consiguió una victoria electoral con la más amplia mayoría conservadora en 40 años.
En julio de este año fue empujado a la dimisión a raíz de una serie de escándalos que evidenciaron que ya no podía liderar al partido hacia las próximas elecciones legislativas, que tendrán lugar a más tardar en enero de 2025.
Sin embargo, incluso durante el peor momento de Johnson, su popularidad era superior a la que actualmente tiene Truss, según un sondeo de YouGov.
“No creo que los diputados conservadores, si ven que las encuestas siguen así, se vayan a quedar de brazos cruzados”, declaró Shapps a Times Radio.
Este lunes, presionados por el partido, Truss y su ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, tuvieron que dar marcha atrás sobre la abolición del tramo máximo impositivo del 45 por ciento para las rentas superiores a las 150.000 libras anuales. Esta medida era muy criticada por favorecer a los ricos mientras muchos británicos se hunden en la pobreza.
Otra muestra de las presiones al interior del partido fue la que protagonizó la secretaria de Estado de Relaciones Parlamentarias, Penny Mordaunt, quien apoyó públicamente que las ayudas sociales suban al mismo ritmo que la inflación, algo a lo que tanto Truss como Kwarteng analizan sustituir por el incremento medio de los salarios.
La Primera Ministra niega haber perdido el control sobre el ejecutivo y el partido, a pesar de que la ministra del Interior, Suella Braverman, acusara a sus detractores de querer dar un “golpe de Estado”.
Michael Gove fue otro de los críticos hacia la gestión de Truss y afirmó que la aplastante mayoría parlamentaria conservadora se debe al programa electoral de Johnson que la actual primera ministra empieza a desmontar.
“No tenemos ningún mandato de la gente para hacer esto”, tuiteó en esta línea la también exministra Nadine Dorries, subrayando que “el gobierno conservador fue elegido en base a un programa, así es como funciona la democracia”.
“La gente votó en 2019 por las promesas políticas que hicimos (y por Boris). Si no queremos cumplir el acuerdo, las promesas, necesitamos un nuevo mandato”, agregó.
No obstante, se descarta la idea de una convocatoria anticipada a elecciones legislativas ya que esto sería un suicidio político para los conservadores. El Partido Laborista, principal fuerza de oposición, tiene 33 puntos de ventaja en los sondeos frente a una derecha que lleva 12 años en el poder.
(Con información de AFP)
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